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El fosil de un ave extinta pone patas arriba el árbol evolutivo de las aves | Actualidad

El fosil de un ave extinta pone patas arriba el árbol evolutivo de las aves | Actualidad

Un fósil de un ave prehistórica que tenía dientes y que vivió hace 67 millones de años ha puesto patas arriba el árbol evolutivo de las aves. Javanis finalidens, que es como se llama esta ave, comparte rasgos fundamentales con algunos de sus primos modernos, como gallinas y patos, lo que ha obligado a replantear la evolución de todo el orden.

Hace dos décadas se extrajo de una cantera belga un fósil que estaba incrustado en una piedra. Se halló en una capa geológica que data del Cretácico Superior (hace entre 100,5 y 66 millones de años), justo antes de la extinción masiva que acabó con todos los dinosaurios no aviares. En el momento de su descubrimiento, parecía que tan solo se habían conservado un puñado de huesos de la columna vertebral, las alas, los hombros y las patas.

Daniel Field, paleontólogo de la Universidad de Cambridge, y su equipo, reexaminaron los huesos con una tomografía microcomputarizada para ver mejor la anatomía de ese animal. Gracias a esos escáneres, concluyeron que se trataba de una nueva especie de ave antigua que compartía un antepasado con las aves modernas. Janavis finalidens tenía un tamaño parecido al de una garza real. El estudio se publicó en Nature el 30 de noviembre de este año.

El equipo también descubrió que uno de los huesos, que primero creyeron que era del hombro, en realidad era un pterigoides, un hueso del cráneo. «Se encuentra en una parte muy interesante del cráneo, en el paladar óseo», señala Field. El paladar óseo posee características que son esenciales a la hora de clasificar las aves, tanto vivas como extintas, en diferentes grupos.

Una separación muy antigua

La mayoría de las 11.000 especies de aves que existen en todo el mundo pertenecen al superorden de los neognatos, o «mandíbulas nuevas». Los huesos esenciales del paladar de los neognatos son móviles, lo que les permite mover la parte superior del pico de forma independiente al cráneo. Un grupo mucho más reducido de aves, entre las que se encuentran el emú no volador, el casuario, el avestruz, el kiwi y el tinamú volador, forman el superorden de los paleognatos o «mandíbulas antiguas». En este caso, los huesos del paladar superior, incluido el pterigoides, están fusionados.

Field señala que el último antepasado común de todas las aves vivió hace unos 80 millones de años. Durante mucho tiempo se ha supuesto que, dado que sus mandíbulas son más antiguas, primero aparecieron los paleognatos, y los neognatos evolucionaron a partir de ellos. En parte, esta hipótesis se basa en que el paladar de los dinosaurios no aviares anteriores a las aves modernas también estaba fusionado.

Thomas Stidham, paleontólogo que estudia la evolución de las aves en la Academia China de Ciencias de Pekín cree que dicha suposición ha sido muy difícil de demostrar porque en los fósiles hallados no se suele conservar el pequeño y delicado pterigoides.

Es muy probable que el pterigoides de Janavis formase parte de un paladar en el que los huesos no estuviesen fusionados, lo que significa que el pico superior del ave era móvil. Según Field, su parecido con los pterigoides no fusionados de las gallinas y patos modernos parece indicar que primero evolucionaron los picos móviles de los neognatos y los picos fusionados de los paleognatos surgieron después.

Trevor Worthy, paleontólogo de vertebrados de la Universidad Flinders de Adelaida, cree que este estudio «adopta un enfoque inverso al utilizado hasta ahora».

Según Stidham, queda por saber cómo evolucionó el paladar no fusionado de especies como Janavis a partir de antepasados dinosaurios cuyo paladar estaba fusionado. Cree que, para responder esa pregunta, sería muy importante encontrar fósiles de aves de principios del Cretácico, siempre que conserven sus pterigoides.

Forma y función

Los huesos del paladar superior son esenciales para las funciones del pico de las aves, señala Gerald Mayr, paleornitólogo del Instituto de Investigación Senckenberg y del Museo de Historia Natural de Fráncfort (Alemania).  Añade que «el paladar no fusionado de los neognatos aumenta la flexibilidad del pico y mejora su uso como herramienta».

Si los paleognatos proceden de un antepasado neognato, no está muy claro por qué desarrollaron la estructura fusionada del paladar presente hoy en día en los emúes, los avestruces y los kiwis. Para Mayr, «si la otra morfología es más ventajosa, no hay ninguna explicación obvia».

Para Stidham, Los paladares fusionados no tienen por qué ser un inconveniente, y, además, darían a los picos de las aves más grandes un apoyo adicional. Aunque las estructuras difieren, «la función es básicamente la misma», y ambas versiones son capaces de flexionarse y transferir fuerza hacia la punta del pico.

Sea cual sea su función, el paladar fusionado de los paleognatos modernos podría ser un ejemplo de evolución convergente, señala Field. La incapacidad de volar evolucionó de forma independiente en emúes y avestruces (situadas en ramas distintas del árbol de los paleognatos modernos). Es posible que esos linajes también desarrollaran paladares fusionados de forma independiente.

Field y su equipo estudiarán las primeras etapas de desarrollo de los paleognatos modernos para comprobar la validez de esta hipótesis. Si existen diferentes formas de formar un paladar fusionado, es posible que el rasgo surgiera de forma independiente en varias ocasiones.

Dyani Lewis/Nature News

Artículo traducido y adaptado por Investigación y Ciencia con el permiso de Nature Research Group.

Referencia: «Cretaceous ornithurine supports a neognathous crown bird ancestor»; Juan Benito et al. en Nature, vol. 612, n.º 7938, págs. 100-105, 30 de noviembre de 2020.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.investigacionyciencia.es

Publicado el: 2022-12-15 19:00:00
En la sección: Investigación y Ciencia: Actualidad científica

Publicado en Ciencia