El país atrasado y pobre de Europa que ahora es una potencia económica y un ejemplo para el mundo

Si bien la historias sobre crisis económicas y caídas de estructuras políticas importantes suelen ser las más llamativas y las que se llevan toda la atención, a veces es bueno recordar y repasar el accionar de países que supieron levantarse tras la desgracia y crecieron para ser una nación unida y funcional.

La historia de Irlanda está marcada por siglos de lucha y resiliencia. Durante gran parte del siglo XX, Irlanda era conocida como «el pobre de los ricos«. Este apodo se debía a su situación económica desfavorable en comparación con otros países europeos. Sin embargo, una serie de cambios estructurales le devolvieron el color al país europeo.

La historia de Irlanda: por qué lo llamaban «el pobre de los ricos»

Irlanda fue una de las regiones más pobres de Europa Occidental a lo largo del siglo XIX y principios del XX. La Gran Hambruna de 1845-1852, provocada por una plaga que arrasó las cosechas de papa, dejó una marca imborrable en la isla. Millones de personas murieron de hambre y muchas otras emigraron, principalmente a Estados Unidos, Canadá y Australia, en busca de un futuro mejor. Esta tragedia no solo afectó a la población y la economía, sino que también influyó profundamente en la identidad cultural de Irlanda.

A lo largo de gran parte del siglo XX, Irlanda dependía en gran medida de la agricultura, que era su principal fuente de ingresos. Sin embargo, la falta de industrialización y la dependencia de las exportaciones agrícolas hicieron que el país fuera muy vulnerable a las fluctuaciones del mercado internacional. Además, la pobreza rural y el alto desempleo eran problemas persistentes.

La situación mejoró ligeramente después de la independencia de Irlanda en 1922, pero el país aún enfrentaba desafíos económicos significativos. A pesar de los esfuerzos del gobierno para impulsar el desarrollo industrial y la modernización, el progreso fue lento y el país seguía estando rezagado en comparación con sus vecinos europeos.

Durante las décadas de 1950 y 1960, la emigración continuó siendo una válvula de escape para muchos irlandeses que buscaban mejores oportunidades en el extranjero. Este éxodo masivo de personas jóvenes agravó aún más la situación económica del país.

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La historia de Irlanda: cómo hizo para convertirse en una potencia económica

A partir de la década de 1990, Irlanda experimentó un crecimiento económico sin precedentes, que le valió el sobrenombre de «el Tigre Celta«. Uno de los factores clave para este éxito fue la implementación de políticas económicas liberales que atrajeron inversión extranjera directa. El gobierno irlandés redujo significativamente los impuestos corporativos, convirtiendo al país en un destino atractivo para multinacionales. Muchas empresas tecnológicas y farmacéuticas, como Google, Facebook y Pfizer, establecieron sus sedes europeas en Irlanda, creando miles de empleos y generando un crecimiento económico sostenido.

Además, Irlanda invirtió en la educación y la formación de su fuerza laboral. Las universidades y centros de investigación del país se convirtieron en líderes en innovación y tecnología, produciendo una mano de obra altamente calificada que atrajo aún más inversión extranjera. El acceso al mercado único europeo también jugó un papel crucial en el auge económico de Irlanda. Como miembro de la Unión Europea, el país se benefició de la libre circulación de bienes, servicios, capital y personas, lo que facilitó el comercio y la inversión con otros países europeos.

Hoy en día, Irlanda es una de las economías más prósperas de Europa, con un alto nivel de vida y una fuerte presencia en el escenario internacional.