La leyenda del gallo que paró una guerra y hoy protege a un gran vino – Gastronomía – Cultura

Una de las cosas más agradables e interesantes del mundo del vino son sus historias. Y una de las más célebres y famosas es ‘la leyenda del gallo negro’, símbolo de la denominación de origen Chianti Classico, que en el 2016 festejó 300 años de existencia.

Sé que muchos amantes del vino la conocen, pero hoy me voy a permitir contársela a los que no, en homenaje al estreno con bombos y platillos en Florencia, hace un mes, de un espléndido cortometraje de 15 minutos que recrea esta historia con lujo de detalles y cuidando todos los elementos de la época.

Cuenta la leyenda que en el marco de una de las largas y sangrientas guerras entre las poderosas ciudades de Siena y Florencia, que en la Baja Edad Media (siglo XII al XV) luchaban por ampliar sus dominios en el corazón de la Toscana, los dos bandos, ya cansados del derramamiento de sangre y los enormes costos económicos que implicaba el conflicto, pactaron una singular forma de resolver sus disputas territoriales.

El acuerdo establecía que en cada una de las dos ciudades, un caballero esperaría el alba junto al corcel más veloz para salir a pleno galope con rumbo hacia la urbe rival en cuanto se escuchara el primer canto matutino de un gallo previamente seleccionado por cada una de las partes para ese propósito. Y que el punto donde ambos jinetes se encontraran marcaría la frontera entre ambas ciudades-Estado.

Siena eligió un gallo blanco, fuerte, sano y bien alimentado, al que además se le brindó una buena ‘cena’ para que tuviera la mejor de las energías para cantar con el primer rayo de sol; mientras que Florencia eligió un gallo negro, sin mayor gracia, al que se le restringió la comida significativamente.

Una apuesta arriesgada, pero…

Llegó el día acordado y el gallo florentino, agobiado por el hambre, comenzó a cantar mucho antes del amanecer, por lo que el jinete florentino le ganó bastante terreno a su rival. Ambos se encontraron a solo 17 kilómetros de la ciudad de Siena (en Fonterutoli), donde se estableció la frontera y con ella, la paz.

Sin embargo, no fue sino hasta 1924 cuando el gallo negro se convertiría en el emblema oficial del Chianti Classico, que dicho sea de paso, es la denominación de origen más antigua del mundo.
Data del año 1716, cuando Cosimo III de Medici, Gran Duque de Toscana, definió por decreto y con precisión el área geográfica de producción de los 
ya muy cotizados Chianti.

Lo interesante es que el gallo negro sigue jugando un papel central, pues su presencia en una botella indica al consumidor que está ante un auténtico y digno representante de ese terroir excepcional de colinas entre Florencia y Siena, con altitudes entre 250 y 500 metros, que Cosimo III de Medici ordenó proteger, y donde hoy se producen vinos de talla mundial, como los que hace Antinori.

Así, esta modesta y hoy inmortal ave de campo evita que se les confunda con los Chianti a secas, que provienen de otras zonas, a menudo más bajas y menos frescas, donde el sangiovese no alcanza ese esplendor que ha hecho del Chianti Classico un vino de referencia a nivel global. 

¡Salud por el Chianti Classico y por el ‘gallo nero’!

Aquí puede ver el cortometraje

Puede ver el cortometraje ‘La Leggenda del Gallo Nero’ (en italiano, con subtítulos en inglés), en este enlace: https://leggenda.chianticlassico.com

Víctor Manuel Vargas Silva
Editor de la Edición Domingo de EL TIEMPO y periodista de vinos.
En Instagram: @vicvar2