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yo lo que quiero es jugar con España»

Stefan soñaba con irse a Japón con sus cámaras, sus fotos y sus vídeos. Con sus sueños. Pero conoció a Inés en Londres, y el vuelo a Tokio se convirtió en la apuesta de su vida. Hoy, de su trabajo a su casa apenas hay cinco minutos, pero muchos días tarda más de media hora. Vive en Escobedo de Camargo, un pequeño pueblo cántabro de poco más de mil habitantes. Llega cargado de tomates, patatas, puerros… cosas que le da la gente por la calle. Al profesor de inglés, al papá de Mateo Joseph, el delantero de la selección sub 21 que ha hecho que la bandera de su pueblo ondee en las gradas del Europeo Sub 21. Literalmente. Porque no es una bandera de Escobedo, es la bandera. “Cuidadla y traedla de vuelta”, cuenta Inés, la madre, a MARCA.

La historia de Mateo es la de su familia, una unión que tiene en la Navidad un momento muy especial. “Es sagrada, nos juntamos y lo pasamos muy bien. Comemos, cantamos, jugamos al Monopoly…”, indica Zaloa, la hermana mayor, abogada. Ella fue la primera en nacer (1996), seguida de Deva (2000, cantante, pero la más tímida para cantar en Navidad), Sofía (2001, aspirante a policía en el Reino Unido) y Mateo (2003). Con cuatro niños pequeños, a Stefan e Inés se les caía la casa en Santander. Se mudaron a Escobedo, al campo.

.RUBÉN GIMENO

Las pistas de escobedo

Mateo era incansable. Por eso lo inscribieron en el equipo de fútbol del pueblo. “Más que nada para que se desfogara y se cansara. Y porque era algo que no suponía más gastos”, explica Inés. “¡Cómo corría! Ya desde niño se notaba que tenía algo especial”, cuenta Héctor, compañero de andanzas infantiles. Lo que lo hacía distinto era que marcaba goles con una facilidad asombrosa. “Hubo un torneo en el que jugó con equipos de tres categorías. Ganó los tres y en todos fue el máximo goleador. Un equipo de los mayores se quejó de su edad. ¡Era del equipo de los más pequeños!”, recuerdan Inés y Stefan.

Tenía mucha energía. A Mateo le apuntamos a fútbol para que se desfogara

Inés, madre de Mateo

Los equipos de la zona empezaron a llamar a su puerta, pero había que pagar para jugar. Las cuentas de la casa estaban justas, por más que la academia de inglés que montaron en Escobedo funcionara bien a base de horas y horas de clases, incluidos sábados y domingos. Hasta que apareció el Racing. “A un niño de Cantabria no se le puede decir que no si lo quiere el Racing”, explica la madre de Mateo. Ahí arrancó el verdadero camino que lo ha llevado hoy a la Eurocopa sub 21. A sus padres se les ilumina la cara de orgullo cuando miran al pasado, a todo el esfuerzo que ahora ven recompensado con sus cuatro hijos con la vida encaminada.

El siguiente paso ya fue algo serio. Lo esperaban el Barcelona y el Espanyol. “Nos sentamos con él y le explicamos todas las cosas complicadas que debería afrontar: estar solo, lejos de casa, de su familia, de sus amigos… Pero nada. Estaba convencido. Se fue a la residencia y, al principio, creíamos que no nos echaba de menos… hasta que llegó la Navidad”. La sonrisa de Inés mezcla recuerdos y emociones. Stefan, Inés y Zaloa están en Bratislava, al lado de Mateo. Al hablar de Barcelona, los tres recuerdan lo mismo: los viajes en el viejo Ford Focus, que aún hoy resiste en Mallorca en manos de Sofía. “Eran viajes larguísimos. Teníamos que evitar los peajes porque, si no, era una barbaridad. Tomábamos carreteras secundarias. Lo bueno era que se podía bajar la ventanilla cuando fallaba el aire acondicionado”, narra entre risas Stefan.

Mateo Joseph y Diego López celebran el 0-2 ante Eslovaquia.

Mateo Joseph y Diego López celebran el 0-2 ante Eslovaquia.LA PRESSE

Íbamos en el Focus de Santander a Barcelona a verlo jugar por carreteras secundarias

Stefan, padre de madre de Mateo

Honor a su pueblo

En el Espanyol hizo lo de siempre: marcar goles. Un día metió tres al Barcelona, que los celebró con una camiseta en la que se leía Escobedo. Porque su pueblo es una parada obligatoria para Mateo cuando llegan las vacaciones. A la Ciudad Condal viajó el Leeds, con el visto bueno de Bielsa, para llevárselo. Lo logró. Pero no del modo que proponía el club inglés: a la casa de una familia particular. “De eso nada, dije. Me voy con él”, interviene Inés. No había debate. Su madre vive con Mateo en un pueblo cerca de Leeds. “Es parecido a Escobedo, con la diferencia de que allí a las tres de la tarde en invierno es de noche y, aunque haya sol, no calienta”, explica Inés.

Cuando el Leeds propuso que fuera a una casa de acogida dije: De eso nada. Me voy con él

Inés

Si algo tienen los hijos de Stefan e Inés grabado en la mente es la cultura del esfuerzo. En el Leeds cuentan que Mateo es el primero en llegar cada día y el último en irse. “Eso nos lo inculcaste tú”, dice Zaloa, señalando a su padre. “De otra forma, no me habría sacado la carrera”, añade con agradecimiento.

Las raíces inglesas de su padre, le abrieron a Mateo las puertas de la selección inglesa, con la que estuvo en el Mundial sub 20 de 2023. “Estaba contento, pero le faltaba algo. Siempre lo decía. Hasta que una mañana se levantó y dijo: se acabó, quiero jugar con España”, asegura Inés. Había hablado antes con Santi Denia y la Federación. “En España, la selección es más como una familia. Está encantado”, dice el padre de Mateo.

El delantero español del Leeds atiende a MARCA tras la semana de su debut en la Premier

“En España, la selección es más como una familia. Está encantado

Stefan

La relación entre los cuatro hermanos es excelente. “Al menos una vez al año nos juntamos todos”, cuenta Zaloa. Licenciada en Derecho, la mayor de la casa encaminó su profesión por el lado del deporte. “Mi padre me decía que aprovechara los contratos de Mateo para coger experiencia y conocer ese campo. Me encontré con un mundo totalmente desconocido”, asegura.

Alrededor de la mesa de la terraza de un hotel de Bratislava, en la conversación con MARCA brotan anécdotas, recuerdos. “¡Es que estamos en la Eurocopa!”, exclama Inés. Stefan la mira y sonríe. “Es el fruto de las decisiones que hemos ido tomando. Ahora miras atrás y ves el esfuerzo, el sacrificio. Ha merecido la pena”.

Cuando aparece la posibilidad de ver a Mateo en la absoluta es su padre el que salta primero. “Eso ya son cosas mayores”. A lo que miran es al presente, al partido de mañana ante Rumanía. Y no se olvidan de que al lado de su hijo han jugado muchos chicos. No todos han llegado. Recuerdan al Racing de la cantera de los nacidos en 2003, al que un día fueron a ver medio acobardados porque el rival era el Atlético de Madrid, que llegaba con los padres de jugadores animosos y con altavoces potentes. Nada más empezar el partido, se callaron. Un chico del Racing galopaba desbocado. Su nombre: Mateo Joseph.

El español acaba de ser convocado por primera vez con la selección española sub21.

Carpe diem

Es la historia de la familia Joseph-Fernández Regatillo. La del chaval que vuelve a Escobedo, se sienta en un banco con su madre y tiene una sonrisa para todo el mundo. La del grupo de WhatsApp de los hermanos. La del viaje a Egipto pagado a sus padres. La de los micrófonos comprados para cantar en Navidad. La que también tiene historias contadas lejos de la realidad, como que Stefan tiene vínculos caribeños cercanos con Antigua y Barbuda. “Habrá algún antepasado, pero en mi vida he estado allí ni conozco a nadie”, aclara Stefan.

O como que la abuela de Mateo, la madre de Inés, era heladera en Santander. “Antes sí hubo familiares con una heladería, pero mi madre, seguro que no”, corrige Inés.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.marca.com

Publicado el: 2025-06-13 00:12:00
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