Habitaciones a 8.000 euros la noche, problemas con los visados y otros abusos en el Mundial | elmundo.es

La falta de oferta hotelera dispara los abusos en un campeonato donde varios atletas africanos llegarn justo para competir por la poltica Trump.

Prefontaine, ‘Pre’, por todos los lados en Eugene, ‘Pre’, ‘Pre’, ‘Pre’, pero… Quin era Steve Prefontaine? El Mundial de atletismo rinde homenaje con fotos, camisetas y hasta una silueta en el obelisco que acompaa al estadio Hayward Field a un corredor nico, carismtico y, al mismo tiempo, casi desconocido fuera de Estados Unidos. Steve Prefontaine. El fondista que en los aos 70 provoc el primer boom del running sin ganar ni una medalla en los Juegos. Lo hizo por su imagen, con el bigote como icono, lo hizo por su carcter y lo hizo por Nike, la empresa que inspir.

Cuenta la leyenda que su entrenador aqu, en la Universidad de Oregon, Bill Bowerman, le fabric unas zapatillas metiendo caucho en la gofrera de su mujer y as naci la marca. ‘Pre’, ‘Pre’, ‘Pre’. En 1975, a los 24 aos, muri en un accidente de trfico y eso elev su leyenda. Aqu en Eugene, donde estudiaba, los atractivos tursticos hoy son el camino donde entrenaba y la piedra donde se mat, siempre con un ttulo por delante: Prefontaine, cuatro veces ganador de la NCAA.

La NCAA, la liga universitaria, de poca importancia fuera de las fronteras, pero esencial en Estados Unidos, ms estos das. El Mundial, en realidad, parece una competicin universitaria. En el campus las estrellas se reparten entre cuatro antiguos ediciones enganchados al estadio y las coincidencias son continuas en la cantina a la hora de comer.

Ausencia de lujos

Se cruzan el velocista italiano Marcell Jacobs y el vallista noruego Karsten Warholm, por ejemplo, y todos van a la suya entre buffets de pasta, ensaladas y ramen y pantallas donde puede seguirse la Summer League de la NBA. Pese a la ausencia de lujos en las habitaciones -muchos atletas celebraban tener bao propio mientras otros se tenan que conformar con una cama individual y un armario-, es un campeonato muy cmodo para sus protagonistas por la cercana de la instalaciones y muy incmodo para los aficionados, que sern 100% locales.

Llegar a la pequea Eugene supone una odisea desde Europa o Asia e incluso desde la cercana Portland, que exige tres horas de atasco en una autopista que es una lnea recta. Y, adems, la falta de oferta hotelera ha llevado los precios a la locura. Una habitacin en uno de los pocos establecimientos de la ciudad? 8.000 euros la noche. Una tienda de campaa en el jardn de una casa? 200 euros la noche. Muchos han sido los abusos a aquellos seguidores que queran venir, por no hablar de familiares y amigos de deportistas que tambin valoraron estar en las gradas. Ser imposible. De hecho, depende de dnde sean, con suerte su atleta podr participar.

Porque, aunque el campeonato es importante para Estados Unidos -el primer Mundial-, las restricciones decretadas por el Gobierno de Donald Trump continan vigentes y han complicado de sobremanera la llegada de algunos deportistas de frica y Oriente Prximo. Tanto que ha habido crticas a la organizacin por devaluar la competicin, sobre todo, una de las pruebas estrellas, los 100 metros.

Lejos del estereotipo

En los ltimos tiempos, en el hectmetro se est dando un fenmeno curioso: varios pases africanos, como Kenia o Ghana, han comenzado a exportar de velocistas capaces de bajar de los 10 segundos, una novedad. Quiz el porvenir est en sus piernas, hay expectacin por sus aptitudes, pero en este Mundial es posible que queden silenciados. El mximo exponente de ese fenmeno, el keniano Ferdinand Omanyala, un sprinter fortsimo, lejos del estereotipo que marcan los fondistas de su pas, con una marca de 9,85 segundos este ao, recibi el visado a ultimsima hora y lleg con el tiempo justo para vestirse y correr. Su rendimiento es una incgnita.

Algo parecido les pas a saltador de altura sirio Madj Eddin Ghazal, la mejor velocista africana, la marfilea Marie Jose Ta Lou, e incluso al entrenador del espaol Asier Martnez, Franois Beoringyan, nacido en El Chad, con pasaporte francs, que lleg por los pelos a ver a su pupilo. Esto es Estados Unidos para lo bueno, esa tradicin atltica universitaria representada por Prefontaine, y para lo malo, ese racismo tan arraigado en sus calles y en sus fronteras.