La falta de compañías tecnológicas de vanguardia en la UE promete convertirse en una piedra en el zapato del futuro plan de Ursula von der Leyen para impulsar la competitividad del bloque y no quedarse atrás frente al músculo que exhiben Estados Unidos o China. El primero por liderar y el segundo por no perderle la pista, encabezan los rankings de compañías tecnológicas del mundo. Si el apelativo de Viejo Continente deja entrever algo más es la madurez de sus compañías «innovadoras» y las limitaciones de sus avances. En tanto que la UE pone la casa patas arriba para convertirse en una potencia tecnológica, debe afrontar una cruda verdad: invierte sólo un 4% en inteligencia artificial de lo que destina Washington a esta tecnología.
Los esfuerzos destinados por el bloque comunitario a las tecnologías avanzadas, como la inteligencia artificial o la computación en la nube, distan de aproximarse a los de EEUU. El principal instrumento del que dispone la UE, el Consejo Europeo de Innovación contó con un presupuesto de 256 millones de euros en 2024, mientras que EEUU destino más de 6.000 millones de dólares a tal fin, entre los 4.100 millones de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa y los 2.000 millones de dólares de otras agencias vinculadas.
La situación se repite al mirar a la inversión en capital riesgo. En 2023, invirtieron unos 8.000 millones de dólares en capital riesgo en inteligencia artificial en la UE, frente a los 68.000 millones en EEUU y los 15.000 millones en China. Las pocas empresas que están creando modelos de inteligencia artificial generativa en Europa, como Aleph Alpha y Mistral, necesitan grandes inversiones para no perder la carrera con las firmas estadounidenses. Sin embargo, los mercados europeos no cubren esta necesidad, lo que empuja a las firmas europeas a buscar financiación fuera.
No es casualidad que uno de los llamamientos esgrimidos por el exprimer ministro italiano, Mario Draghi, en su informe sobre la competitividad del bloque, fuera que la tecnología es uno de los pilares, a la par que puntos flacos, del futuro de la UE. Advertía, además, de que la falta de coordinación a nivel comunitario afecta al ecosistema de innovación en su conjunto.
Es por ello que el expresidente del BCE proponía duplicar la dotación del programa comunitario orientado a la investigación y desarrollo, Horizon Europe, hasta los 200.000 millones de euros. Su receta incluía, además, que se focalizara en innovaciones más disruptivas, como la inteligencia artificial o los semiconductores. Para la primera de las tecnologías planteaba la creación de una suerte de fábricas de inteligencia artificial que permitieran entrenar este tipo de modelos e incrementar, al tiempo, los recursos destinados a este campo. Para reducir dependencias en el suministro de microchips, abogaba por gastar cientos de miles de millones y defendía de que sería un seguro para el futuro comunitario.
Lo incipiente y vanguardista de la inteligencia artificial propicia que Europa todavía tenga margen de actuación para hacerse con una posición de liderazgo. El informe de Draghi apunta que la UE tiene una posición relativamente fuerte en robots autónomos, copando el 22% de la actividad global, y en servicios de inteligencia artificial, con un 17% de la actividad.
Sin embargo, el crecimiento y la capacidad para captar financiación se articulan como el principal escollo. Y ambas posibilidades se abren en el mercado estadounidense. Como evidencia, no hay ninguna empresa de la UE con una capitalización bursátil superior a 100.000 millones de euros que se haya creado desde cero en los últimos cincuenta años. En el mercado norteamericano, por contra, se han creado seis empresas en este periodo con una valoración superior al 1 billón de euros.
La excesiva regulación y las barreras administrativas de la UE se articulan como obstáculos para que las empresas tecnológicas decidan asentarse o sencillamente quedarse en Europa. De hecho, si entre 2008 y 2021 se fundaron en Europa 147 unicornios, es decir, compañías cuya valoración supera los 1.000 millones de dólares, 40 trasladaron su sede al extranjero, el grueso de ellas a Estados Unidos.
Otro de los motivos tras estas decisiones empresariales es la dificultad para acceder a capital riesgo. La brecha con EEUU para acceder a financiación durante la fase de crecimiento de las empresas innovadoras es abismal. De hecho, los datos muestran que si las firmas asentadas en el mercado norteamericano captan el 52% de la financiación de los fondos de capital riesgo, la cifra se reduce al 5% en el caso de las asentadas en suelo comunitario, mientras China se queda con el 40%.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.eleconomista.es
Publicado el: 2025-01-10 08:12:00
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