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Las rutas alternativas del petróleo ante un cierre cada vez más improbable del Estrecho de Ormuz

Las rutas alternativas del petróleo ante un cierre cada vez más improbable del Estrecho de Ormuz

Hay tres palabras que hacen temblar a los mercados… aunque ahora parecen desactivadas: Estrecho de Ormuz. El paso angosto entre Arabia e Irán es un trayecto necesario para que pase el 20% del crudo del planeta. Una vía totalmente clave y el cuello de botella más importante del mundo. Sin embargo, a pesar de que JP Morgan ha dicho que espera un barril disparándose a los 150 dólares si hay un bloqueo y que el propio parlamento de Irán ha dado luz verde a su gobierno para tomar esta medida… prácticamente no ha habido movimientos, y el precio del petróleo está cayendo este lunes, incluso después de que Irán haya atacado la principal base militar estadounidense en la región, la base de Al-Udeid.

La realidad es que si bien hay otros factores fundamentales para explicar esa frialdad de los mercados (como la creencia de que Irán no pulsará este botón pues les afectaría más a ellos y a China que a sus enemigos), la realidad es que también hay otro factor determinante en la ‘calma’ de los mercados. Las rutas alternativas para esquivar este estrecho ya se han engrasado y, aunque el daño sería irreparable, hoy el mundo está más preparado que hace años para una nueva logística.

Es cierto que un cierre del Estrecho de Ormuz sería tremendamente disruptivo para los flujos de petróleo y de gas en todo el mundo, pero es, precisamente por este motivo, por el que los expertos creen que es muy poco probable que el cierre se termine confirmando. Y hay un motivo principal: China, aliado de Irán, sería el país más castigado, mientras que a Estados Unidos apenas le afectaría.

«Hay mucha incertidumbre. Cuando hablan de cerrar el Estrecho, no explican cómo, y esto es muy importante», explica Tomás García-Purriños, estratega senior de Asset Allocation de Santander Asset Management. «No hay rutas alternativas viables en la región, y sus socios, especialmente China, se verían muy perjudicados», señala el experto. «El 50% de las importaciones de petróleo de China son a través del Estrecho de Ormuz, y de gas supone el 40%», confirma.

Para el experto, es evidente que la posibilidad de que se produzca un cierre total del Estrecho de Ormuz, como está amenazando Irán, son muy bajas. Este movimiento, con el paso de las horas, cada vez se está asumiendo que no va a producirse, después del ataque de Irán a las bases estadounidenses en la región y, sin embargo, sin cerrar el tránsito por el paso comercial. «Lo más probable es que se mantenga la situación actual, de tensión latente», explica García-Purriños, pero advierte de que «en cuestiones de política nunca se sabe lo que puede ocurrir». Para el analista de Santander AM, otro escenario, menos probable, es que haya una escalada, pero a la posibilidad de un cierre total le doy en torno a un 5% de probabilidad», señala.

Las principales rutas alternativas

Entre las opciones alternativas al Estrecho de Ormuz, en caso de que finalmente terminase cerrándose, destacan tres rutas que facilitan todo este problema, pero que tampoco lo resuelven del todo. En primer lugar, está el enorme gasoducto de 1.200 kilómetros cuadrados en Arabia Saudí, que une el Golfo Pérsico con el puerto de Yanbu en el Mar Rojo. De este modo, este camino no solo evitaría el estrecho de Ormuz sino, de cara al suministro a Europa y al Atlántico, también el de Adén, atacado por rebeldes hutíes estos últimos años y limitando el tránsito al canal de Suez.

Desde Energy Intelligence destacan que se trata de la ruta «más importante disponible». Pero, en cualquier caso, advierten de que esta ruta tiene un gran problema. Serviría muy bien para abastecer a Europa y el Atlántico, pero añadiría tiempo para Asia, el principal cliente de los países del Golfo. Además, el suministro estaría amenazado por los ya mencionados rebeldes hutíes. Así, se confirma el análisis de García-Purriños que advierte de que este oleoducto no arreglaría el problema para China.

El experto, además, explica cómo «este oleoducto está funcionando a plena capacidad, con 5 millones de barriles diarios, y aunque hay planes para ampliarlo a 7 millones de barriles diarios, ahora no tiene capacidad excedente».

Ese suministro a los países Orientales ahora es clave en la ecuación. China, India, Japón y Corea del Sur fueron los principales destinos del petróleo crudo que se movió a través del Estrecho de Ormuz hacia Asia, lo que representa un 69% combinado de todos los flujos de petróleo crudo y condensado de Ormuz en 2024. Según la EIA «estos mercados serían los más afectados por una interrupción de suministro», ante una escasez de rutas alternativas viables.

El suministro a Asia, en ese sentido corre a cargo del gasoducto de Fuajairah, en Emiratos Árabes Unidos. Este permite embarcar el crudo a un lado del estrecho y transportarlo al otro rápidamente y esquivando el bloqueo. El problema es que solo tiene una capacidad de 1,5 millones de barriles diarios. Eso sí, tiene una capacidad de almacenamiento subterráneo de 42 millones de barriles.

Luego, habría una ‘ruta trampa’. Pues si bien al cerrar Ormuz Irán perdería casi toda su capacidad de exportación, pues la mayoría de sus envíos salen de Goreh dentro del Golfo Pérsico y cruzan de forma marítima tiene un gasoducto clave hacia el puerto de Jask. Eso sí, este es mucho más humilde con una capacidad de 350.000 barriles diarios. Por su parte está también el oleoducto de Kirkut, que puede llevar crudo a Turquía (y posteriormente a Europa) con una capacidad de 650.000 barriles diarios, un oleoducto que, también «funciona ahora a plena capacidad», explica García-Purriños.

En cualquier caso, cabe destacar que el estrecho de Ormuz ha reducido su uso ligeramente los últimos años pasando de los 21,4 millones de barriles diarios a los 20,1 millones, según cifras de la Administración de Información Energética de EEUU.

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Fuente de TenemosNoticias.com: www.eleconomista.es

Publicado el:
En la sección: elEconomista Mercados

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