Icono del sitio Tenemos Noticias de Latinoamérica y el Mundo

este estudio arqueobotánico revela cuáles eran los productos que cultivaban los agricultores del Neolítico y la Edad del bronce en el Egeo

este estudio arqueobotánico revela cuáles eran los productos que cultivaban los agricultores del Neolítico y la Edad del bronce en el Egeo

¿Podemos saber qué sembraban (y comían) nuestros antepasados neolíticos? Un reciente estudio liderado por el arqueobotánico Tom Maltas, publicado en Environmental Archaeology en 2025, ha arrojado nueva luz sobre las estrategias agrícolas del pasado en el área del Egeo. Gracias a una amplia síntesis de restos arqueobotánicos de 181 yacimientos distribuidos entre Grecia continental, Creta, las islas del Egeo y Anatolia occidental, el trabajo ha proporcionado una panorámica sobres los cultivos que sembraban los agricultores prehistóricos entre el 6800 y el 1100 a. C., cómo se distribuían regionalmente y qué implicaciones sociales y medioambientales tuvo su elección.

Un enfoque comparativo y de larga duración

El estudio abarca desde el Neolítico inicial (c. 6800 a. C.) hasta la Edad del Bronce tardía (c. 1100 a. C.), e incluye en su análisis tanto cereales como leguminosas. Se trata de la primera síntesis que incorpora sistemáticamente los datos procedentes de Anatolia occidental —una región clave para entender la conexión entre el mundo egeo y el anatolio—, y ofrece una visión integral de las prácticas agrícolas prehistóricas a través del tiempo y del espacio.

Para garantizar la comparabilidad de los datos, Maltas utilizó un criterio riguroso de calidad en la selección de conjuntos arqueobotánicos. Solo se incluyeron aquellos yacimientos cuyos restos botánicos permitieran identificar al menos dos especies potenciales de cultivo, excluyendo especies mal conservadas, identificaciones inciertas o plantas silvestres no cultivadas.

Campo de cebada. Fuente: Pixabay

Los cultivos más comunes

El estudio identificó 17 cultivos principales entre cereales y legumbres, a partir de conjuntos arqueobotánicos de alta calidad. De estos, algunos destacan por su frecuencia y persistencia a lo largo de los milenios.

Los cereales

El trigo farro (Triticum turgidum subsp. dicoccum) fue el cereal más ubicuo en todas las regiones del Egeo. Aparece en más del 75 % de los yacimientos analizados, tanto en el Neolítico como en la Edad del Bronce. Era una especie resistente y bien adaptada al clima mediterráneo, aunque requería trabajo adicional para eliminar sus glumas.

La cebada (Hordeum vulgare) fue el segundo cereal más común. Se mantuvo estable en casi todos los periodos y regiones, excepto en la Creta de la Edad del Bronce, donde su frecuencia disminuyó. Su resistencia a la sequía la convirtió en una opción fiable para los agricultores prehistóricos. La escanda menor (T. monococcum), uno de los cultivos domesticados más antiguos, por su parte, estuvo presente sobre todo en el norte de Grecia y Anatolia. Su cultivo disminuyó a lo largo del tiempo, probablemente por su menor rendimiento frente a otras especies.

Trigo. Fuente: Pixabay

Las legumbres

La lenteja (Lens culinaris) y la veza amarga (Vicia ervilia) fueron las leguminosas más comunes y persistentes en todo el Egeo, tanto en el Neolítico como en la Edad del Bronce. Su alto contenido proteico las hacía esenciales en la dieta campesina. El guisante (Pisum sativum) y el altramuz o guisante de olor (Lathyrus sativus) también aparecen de manera recurrente, aunque con mayor variación regional. El altramuz, por ejemplo, fue más frecuente en el norte de Grecia y Anatolia.

El garbanzo (Cicer arietinum), por su parte, aparece con mayor frecuencia en Anatolia occidental. Se identifica en el 35 % de los yacimientos, frente a proporciones mucho menores en Grecia continental (entre el 5 % y el 16 %).

Por último, algunas leguminosas más raras como la veza común (Vicia sativa) y algunas variedades de almorta (Lathyrus clymenum y Lathyrus ochrus) se restringieron a regiones concretas como Creta, las Cícladas y la costa del Egeo en Anatolia. En conjunto, los cultivos identificados en el estudio reflejan una agricultura diversa, resiliente y cuidadosamente adaptada a las condiciones locales del Egeo prehistórico, influenciada por factores tanto ecológicos como culturales.

Garbanzos. Fuente: Pixabay

Cambios de los cultivos a lo largo del tiempo

Una de las conclusiones más destacadas del estudio es que la diversidad de cultivos aumentó en el norte de Grecia a lo largo del tiempo hasta alcanzar su punto máximo en la Edad del bronce media. Esta tendencia sugiere una intensificación agrícola progresiva, con un repertorio más amplio de plantas destinadas tanto al consumo humano como al forraje para animales.

En el sur de Grecia y en Anatolia occidental, en cambio, se aprecia una tendencia hacia la extensificación desde el final del Neolítico. Esto implica sistemas de cultivo menos intensivos, probablemente adaptados a condiciones más áridas o a una reorganización socioeconómica que privilegiaba el uso extensivo de la tierra.

Según el estudio, además, la presencia de especies como el trigo desnudo, el mijo y el garbanzo en etapas avanzadas del Bronce podría estar relacionada con los cambios climáticos registrados hacia el final de la Edad del bronce temprano. Este cambio habría incentivado la incorporación de plantas más resistentes o con ciclos vegetativos más breves.

Farro. Fuente: Pixabay

La aparición de nuevos cultivos y su impacto

En el estudio también se han analizado los cultivos que no estaban presentes en los inicios del Neolítico, pero que se incorporaron con posterioridad, como el mijo, el trigo espelta y el haba. En particular, el mijo aparece principalmente en el Bronce tardío del norte de Grecia y se asocia a condiciones de cultivo más secas y resilientes.

Aunque algunas identificaciones de mijo en fases anteriores podrían ser erróneas o intrusivas, los registros confiables apuntan a que su introducción fue una innovación agrícola tardía, con implicaciones tanto alimenticias como culturales. La incorporación progresiva de cultivos secundarios o “exóticos” pudo verse impulsada, adenás, por las redes de intercambio o los cambios en el gusto culinario.

Lentejas. Fuente: Pixabay

Diversidad y organización social

La diversidad de cultivos no solo refleja decisiones agrícolas, sino también aspectos más amplios de la organización social y política. En el norte de Grecia, la tendencia hacia la diversificación coincide con evidencias de agricultura intensiva y comunidades rurales densas, mientras que en otras regiones la especialización o la dependencia de cultivos concretos podría haber estado ligada a estrategias económicas extensivas o de exportación.

Maltas también sugiere que los patrones observados pueden estar relacionados con procesos sociales tanto desde arriba como desde abajo: es decir, derivados tanto de decisiones centralizadas (por ejemplo, desde centros palaciegos) como de elecciones individuales de las comunidades campesinas.

Una agricultura dinámica

Gracias a este exhaustivo análisis arqueobotánico, ahora sabemos con más precisión qué cultivaban los agricultores del Egeo en el Neolítico y la Edad del bronce, cómo cambiaron sus prácticas agrícolas a lo largo del tiempo y qué variaciones regionales se produjeron. Lejos de ser homogénea, la agricultura antigua en esta región se caracterizó por una combinación de continuidad y cambio, adaptación ecológica y decisión cultural que revelan un mundo rural dinámico, fundamental en las transformaciones sociales del Mediterráneo antiguo.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.com

Publicado el: 2025-06-18 15:00:00
En la sección: Muy Interesante

Salir de la versión móvil