Unas veces, podemos tocar el pasado, directamente visitando los yacimientos arqueológicos o las grandes obras arquitectónicas de la antigüedad. Otras, sin embargo, para reconstruir las épocas pretéritas hay que bajar a las profundidades de la tierra. Así, en el extremo norte de Wyoming, en una región fronteriza con Montana, se encuentra un sitio excepcional que está transformando nuestra comprensión de la fauna del Pleistoceno. La cueva conocida como Natural Trap Cave es un sumidero de 26 metros de profundidad con una boca de unos 6 metros de diámetro. Durante cientos de miles de años, este gran agujero capturó a innumerables animales que, perseguidos o desorientados, cayeron por él.
Este accidente geológico excepcional opera como un conservatorio natural. La temperatura estable y fría del interior, que no supera los 5,5 °C, junto con la ausencia de viento y otross fenómenos atmosféricos, creó las condiciones perfectas para la preservación de los huesos, el material genético y el polen. Así, lo que una vez fue un trágico escenario de muerte, se ha convertido en un archivo paleontológico de gran valor.
Las primeras excavaciones: un hallazgo revelador
Las excavaciones en Natural Trap Cave dieron inicio en los años setenta. En 1971, se documentaron los primeros hallazgos: herramientas líticas y restos vegetales, además de fósiles de caballos antiguos, leones norteamericanos y lobos. Las campañas, que continuaron hasta mediados de los años ochenta, permitieron extraer varios metros de sedimentos cargados de restos óseos de vertebrados y aves.
Una nueva generación de estudios paleogenéticos
Tras un paréntesis de décadas, la investigación se reactivó en 2016 bajo la dirección de Julie Meachen, con un enfoque interdisciplinar que integraba paleontología, genética, ecología, datación por isótopos y análisis de polen. En cada campaña, los investigadores descienden por cuerdas a este singular congelador natural y excavan con meticulosidad las zonas laterales. De este modo, evitan los riesgos de tener que trabajar en las estructuras inestables fruto de las excavaciones anteriores.
La tecnología aplicada en las excavaciones de Natural Trap Cave recurre a la extracción de ADN antiguo, los análisis morfométricos (por ejemplo, sobre la evolución del cráneo del lobo beríngico), la datación por isótopos estables y el análisis el polen fósil con microscopía electrónica. Todo ello requiere un trabajo meticuloso y condiciones de excavación muy controladas para evitar que el material recuperado se dañe.
El valor científico de este sitio resulta extraordinario. Gracias a la conservación de ADN antiguo, sobre todo en huesos como el petroso (que contiene la cóclea y los canales semicirculares), los investigadores están tanto reconstruyendo los árboles genealógicos como midiendo la diversidad genética de especies extintas, como el lobo beríngico, el león americano o el leopardo norteamericano.
Un registro climático escondido en dientes y polen
Los dientes de los herbívoros han permitido detectar el tipo de dieta (ponderosa, arbustiva o pastadora), así como analizar los isótopos estables que revelan las fuentes de agua y los posibles cambios estacionales. El polen, las esporas y los hidrocarburos bacterianos integran un registro climático detallado.
Así, y gracias a estos datos, los investigadores están elaborando un mapa histórico de la vegetación que integra la evolución de pinos, artemisas y plantas compuestas (Asteraceae). El registro de información permite cruzar los datos de la dieta y la morfología de los mamíferos, y correlacionar la flora, el ambiente y la fauna en función de los ciclos glaciares y postglaciares.
La megafauna atrapada
Uno de los descubrimientos más llamativos ha sido el hallazgo de un cadáver de mamut juvenil, un hallazgo de extrema rareza en estos contextos. También se han recuperado restos de caballo americano, camello, león y guepardo norteamericano, lo que confirma una fauna megacarnívora muy diversa que habitó la región durante el Pleistoceno tardío.
Los estudios genéticos muestran que muchas de estas especies eran híbridos derivados de las poblaciones animales de América del Norte y Eurasia. Los caballos y camellos, originarios de Norteamérica, emigraron luego a Eurasia; los mamuts, por el contrario, llegaron desde Asia. Las rutas migratorias se veían influenciadas por los ciclos glaciales, sobre todo por el corredor ecológico que conectaba Alaska y las grandes llanuras del interior norteamericano.
Estratigrafía y cronología: la exploración del tiempo profundo
El interés de Natural Trap Cave para la investigación se debe a que ha proporcionado una secuencia estratigráfica continua, que ofrece una línea temporal desde hace decenas de miles de años hasta épocas relativamente recientes del Pleistoceno. Un nivel que presenta ceniza volcánica, por ejemplo, se ha datado en torno a los 151000 años, lo que ha permitiso establecer cronologías muy precisas.
Este marco temporal bien definido ha permitido observar la evolución de especies y ecosistemas en función de los cambios climáticos, la migración y la presión ecológica. También ha ayudado a entender las extinciones en toda su complejidad, no como eventos súbitos, sino como procesos que combinan múltiples factores, incluyendo el clima, la competencia entre especies y la pérdida de hábitat.
Implicaciones para el presente y el futuro
Los trabajos de investigación en Natural Trap Cave pueden aportar numerosas claves para comprender la relación entre el cambio climático y la extinción. Las correlaciones entre diversidad genética, la abundancia de especies, la morfología y la alternancia de fases de aridez y humedad ofrecen lecciones importantes para una era marcada por fluctuaciones ecológicas aceleradas como la nuestra.
El sitio, además, está permitiendo documentar cambios sutiles dentro de las especies animales a lo largo del tiempo, algo crucial para comprender cómo los organismos responden a las presiones ambientales extremas. Esta perspectiva evolutiva, por tanto, podría ser esencial para prever qué especies podrían ser más vulnerables en el futuro cercano.
Un pozo natural convertido en cápsula del tiempo
Natural Trap Cave representa un punto de inflexión en el estudio de la fauna del Pleistoceno. Gracias a su excepcional conservación, su enfoque multidisciplinar y su secuencia temporal continua, está reescribiendo nuestra visión de la megafauna americana, de sus rutas migratorias, su genética y su relación con los cambios climáticos.
Más que una cueva, es un museo natural, un archivo intacto y multitemporal que ha preservado desde mamíferos megaherbívoros hasta pequeños roedores, así como el registro de parásitos y vegetación. Su riqueza está en la amplitud de escalas que cubre: ecosistemas completos, rutas migratorias, evolución genética, adaptación ecológica y extinciones a gran escala.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.com
Publicado el: 2025-07-08 15:00:00
En la sección: Muy Interesante