En 2013, un grupo de astrónomos observó una galaxia espiral inusualmente brillante que lanzaba enormes chorros de materia al espacio, tan potentes como los que normalmente se encuentran en galaxias elípticas gigantes. Este descubrimiento parecía anecdótico, una rareza cósmica que quedaría archivada como curiosidad. Pero una década más tarde, con nuevas observaciones del telescopio espacial Hubble y otras herramientas de alta precisión, esta galaxia –2MASX J23453268–0449256, también conocida como J2345–0449– se ha convertido en una anomalía que desafía las teorías más aceptadas sobre cómo crecen las galaxias y sus agujeros negros centrales.
Un nuevo estudio publicado en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society ofrece un análisis detallado de esta galaxia y revela que no solo es inusual: podría ser un espejo incómodo del futuro que le espera a la Vía Láctea. Con una estructura espiral ordenada, ausencia de grandes colisiones galácticas y un agujero negro que lanza chorros colosales a distancias de más de un millón de años luz, J2345–0449 se convierte en una advertencia silenciosa de lo que una galaxia como la nuestra podría llegar a ser.
Una espiral demasiado tranquila… y demasiado peligrosa
J2345–0449 parece una galaxia espiral “normal” al verla en imágenes del telescopio espacial Hubble. Tiene dos brazos bien definidos, un disco galáctico estable y ninguna señal de interacción reciente con otras galaxias, como colisiones o fusiones. Lo llamativo es que, en su núcleo, alberga un agujero negro supermasivo que emite jets de materia altamente energéticos que se extienden más de 1,6 millones de años luz.
Esto es muy raro. Los jets de este tipo suelen estar asociados a galaxias elípticas gigantes, que han pasado por procesos violentos y acumulado masa mediante fusiones. Pero aquí ocurre algo inesperado: una galaxia espiral, con una estructura ordenada y sin grandes alteraciones, produce uno de los chorros más extensos conocidos.
Además, los autores del estudio detectaron que la formación de nuevas estrellas en el centro está suprimida, probablemente debido al efecto del agujero negro. Como señalan en el paper: “La galaxia exhibe una formación estelar suprimida en su región central, lo que puede estar influido por la retroalimentación del agujero negro central”.

El agujero negro que contradice los modelos clásicos
Lo que ocurre en el centro de J2345–0449 pone en cuestión varias ideas sobre la evolución galáctica. En teoría, los agujeros negros supermasivos crecen junto con el bulbo central de sus galaxias, siguiendo una relación bien estudiada entre sus masas. Pero esta galaxia no tiene un bulbo clásico. En su lugar, los investigadores identificaron un pseudo-bulbo, una estructura más plana y parecida a un disco, asociada a procesos internos más tranquilos.
Eso no impide que albergue un agujero negro enorme. Según las estimaciones, podría tener una masa superior a mil millones de veces la del Sol, comparable a la de los mayores agujeros negros conocidos. Los autores aplican varias escalas empíricas y encuentran resultados consistentes con esa masa. En palabras del estudio: “Esto implicaría que J2345–0449 alberga un agujero negro supermasivo tan masivo como los encontrados en galaxias elípticas gigantes”.
Este hallazgo rompe el esquema tradicional de que solo las galaxias con bulbos prominentes y pasados turbulentos pueden alimentar agujeros negros activos de gran potencia.

Un motor galáctico en modo silencioso… pero devastador
A pesar de que J2345–0449 tiene un agujero negro extremadamente masivo y activo, no se comporta como los núcleos de galaxias con cuásares luminosos. Su energía no se manifiesta principalmente como radiación, sino como potentes chorros mecánicos. Esto se conoce como modo radio o de mantenimiento, y suele asociarse a sistemas más apagados pero con gran impacto estructural.
Los autores descartan que el núcleo esté alimentado por una gran cantidad de gas frío o que tenga un brillo típico de un cuásar. De hecho, sus observaciones espectroscópicas indican que el núcleo es de tipo LINER, una clase de núcleo galáctico débil en términos radiativos. En palabras del artículo: “El espectro de J2345–0449 es característico de una población estelar antigua, sin líneas de emisión prominentes”.
Aun así, el chorro tiene una potencia estimada en 2 × 10⁴⁴ erg/s, lo que significa que el agujero negro está inyectando una enorme cantidad de energía al medio que lo rodea. Este tipo de energía mecánica puede calentar el gas de la galaxia y evitar que se enfríe y condense en nuevas estrellas, un fenómeno conocido como retroalimentación negativa.

Una galaxia atrapada entre dos mundos
J2345–0449 no es una galaxia del todo activa, ni del todo apagada. Se encuentra en la llamada “green valley”, una zona intermedia entre las galaxias con alta formación estelar y las completamente pasivas. Su tasa específica de formación estelar (sSFR) está por debajo de lo que se espera para su masa, y sus reservas de gas molecular, aunque amplias, no están generando estrellas al ritmo normal.
Esto es clave. Tiene todo el material necesario para formar estrellas, pero algo —probablemente los jets del agujero negro— está interfiriendo en el proceso. De hecho, las observaciones con ALMA muestran que el gas molecular se organiza en un anillo, con una zona central vacía de CO, la molécula que traza el gas frío. “Esta región libre de CO en el centro corresponde al doble del diámetro efectivo del bulbo”, explican en el estudio.
La situación recuerda a lo que podría pasar en el futuro de nuestra propia galaxia. Si el agujero negro central de la Vía Láctea se activara de forma parecida, podría detener la formación de estrellas nuevas en su entorno inmediato, modificando el equilibrio de la galaxia.

¿Un aviso desde el futuro de la Vía Láctea?
Aunque nuestra galaxia no muestra señales de estar a punto de generar jets colosales, el estudio de J2345–0449 sugiere que incluso galaxias espirales estables y aparentemente tranquilas pueden ocultar mecanismos poderosos de transformación interna.
J2345–0449 ha evitado grandes colisiones, mantiene su estructura en disco y aun así alberga un agujero negro activo capaz de transformar su evolución. Su caso demuestra que la actividad nuclear y los procesos internos pueden ser suficientes para cambiar el curso de una galaxia.
Los investigadores concluyen que se trata de un laboratorio único. Como escriben en el artículo: “Esta configuración galáctica tan poco común ofrece información valiosa sobre el papel de los jets relativistas en la evolución de las galaxias”.
Más que una rareza, J2345–0449 podría ser una pista sobre lo que le espera a otras galaxias como la nuestra.
Referencias
- Joydeep Bagchi, Shankar Ray, Suraj Dhiwar et al. Unveiling the bulge–disc structure, AGN feedback, and baryon landscape in a massive spiral galaxy with Mpc-scale radio jets. Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, 538, 1628–1652 (2025). https://doi.org/10.1093/mnras/staf229.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.com
Publicado el: 2025-03-22 14:49:00
En la sección: Muy Interesante