En el departamento del Atlántico la sequía tiene un efecto más fuerte sobre los precios de la leche cruda que cuando hay exceso de precipitaciones.
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Las razones de este fenómeno se pueden dar desde el punto de vista de la oferta y particularmente por temas relacionados con la fisiología del animal: el estrés que le produce el calor y la abundancia y calidad de las pasturas.
Las explicaciones son de Andrés Mauricio Vargas, doctor en economía e investigador de la Universidad del Norte de Barranquilla, quien señala: “en Atlántico durante los periodos de escasez de precipitaciones, los precios tienden a subir, mientras que en periodos de lluvias los precios tienden a bajar”.
Las declaraciones del investigador hacen parte de los hallazgos de un estudio liderado por docentes del Departamento de Economía de la Uninorte que profundizan en la manera cómo los choques climáticos afectan los precios de la leche cruda en los mercados regulados y no regulados del Atlántico, con impactos significativos en los pequeños productores.
Profesores José Ramos y Mauricio Vargas de la Universidad del Norte.
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En este trabajo participaron los profesores investigadores José Luis Ramos, director del Departamento de Economía, y Sadan Alexander de la Cruz, egresado de la Maestría en Economía de Uninorte, quienes se plantea interrogantes sobre la eficacia de las estructuras de mercado existentes y destaca la importancia de considerar la resiliencia de los pequeños productores frente a eventos climáticos adversos.
La investigación sugiere la necesidad de repensar las políticas y estrategias comerciales para abordar los desafíos derivados de la interacción entre el clima y la economía pecuaria en el país.
De acuerdo con el estudio, mientras en el mercado regulado la fijación de precios no refleja adecuadamente los impactos climáticos, en el no regulado la respuesta a estos choques es más sensible y asimétrica.
El golpe que reciben los pequeños productores
El profesor Ramos, doctor en Economía, Sociología y Política Agraria de la Universidad Politécnica de Valencia, explica que los pequeños productores en algunos momentos destinan su leche para un producto o terminan vendiéndole a la industria. “El queso costeño se hace producto del comportamiento de la cantidad de leche que hay en el mercado. El productor primario, que puede venderlo a nivel individual o de asociación, lo hace casi de forma periódica, dependiendo del buen comprador que llegue”.
Ramos enfatiza que en el mercado informal o no regulado del Atlántico participan productores primarios rurales y procesadores artesanales urbanos – rurales, los cuales adquieren la leche líquida en las regiones cercanas, elaborando artesanalmente el “queso costeño” y otros productos como mantequilla y suero artesanal.
Según Ramos, “el procesamiento se realiza en pequeña escala y el producto final llega a los consumidores finales a través de una red de comercializadores localizados en los grandes mercados regionales”.
El queso costeño es uno de los productos tradicionales del Caribe.
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La investigación resalta la importancia de comprender cómo los pequeños productores de leche, que operan a menudo en condiciones de vulnerabilidad, pueden ser afectados de manera desproporcionada por los choques climáticos en un entorno de mercado caracterizado por la presencia de pocos compradores frente a múltiples vendedores.
Es decir, los pequeños productores de leche pueden enfrentarse a una situación de desventaja en la fijación de precios, lo que los hace más susceptibles a los efectos negativos de los choques climáticos.
El queso costeño se hace producto del comportamiento de la cantidad de leche que hay en el mercado.
De acuerdo con el docente, la variabilidad del precio es en sí mismo “un mecanismo que le ayuda, hasta cierto punto, al productor primario a sortear situaciones de escasez”. Es decir, si el precio sube durante la época de escasez, “el productor primario está produciendo menos, pero está vendiendo cada unidad que produce a un precio más alto. Luego su volumen de ingreso disminuye menos que lo que haría si el precio responde a ese fenómeno de escasez”.
La respuesta del precio al fenómeno de escasez ayuda a amortiguar lo que la situación de verano implica para los ingresos de los productores.
Al final el estudio destaca la importancia de repensar las políticas de intervención estatal en los mercados agrícolas, especialmente en un contexto de cambio climático que podría aumentar la frecuencia y la intensidad de eventos extremos, como las sequías.
Los investigadores recalcan considerar cómo estas dinámicas afectan a los actores más vulnerables de la cadena de valor láctea y trabajar en la implementación de medidas que promuevan la equidad y la sostenibilidad en el sector.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.eltiempo.com
Publicado el: 2024-07-09 18:56:59
En la sección: EL TIEMPO.COM -Colombia