El escrutinio de los votos en las cruciales elecciones legislativas que ha celebrado Estados Unidos este martes ha comenzado. Con el cierre de los primeros colegios electorales en Indiana y Kentucky a las seis de la tarde hora local (medianoche en España) y una hora después en Florida, Georgia, Nuevo Hampsihre, Carolina del Sur, Vermont y Virginia se ha entrado en la recta final y definitiva de estos comicios, rodeados de tensión e incertidumbre. Y en juego están 435 escaños en la Cámara Baja, 35 en el Senado, 36 gobernadores y decenas de legislaturas y cargos estatales, pero también la agenda del presidente Joe Biden, que hasta ahora había podido apoyarse en un exiguo control de las dos cámaras. En juego está, también, el futuro de Estados Unidos.
En los primeros resultados conocidos no ha habido demasiadas sorpresas ni resultados que puedan ser reveladores sobre la composición del Senado. Han renovado sus escaños, por ejemplo, los senadores republicanos Rand Paul, de Kentucky, y Tim Scott, en Carolina del Sur, mientras en Vermont ganaba como era esperado el demócrata Peter Welch. En la decisiva Georgia, en cambio, no se podía determinar aún si renovará el demócrata Raphael Warnock o si se impondrá el controvertido republicano Herschel Walker. Si la encarnizada pelea que auguraban las encuestas se mantiene y ninguno logra más del 50% de los votos tendrán que medirse en una segunda ronda el 6 de diciembre.
Insatisfacción y desánimo
A juzgar por las primeras encuestas a pie de urna que ha publicitado CNN, los demócratas no tenían demasiados motivos para la esperanza. Dos terceras partes de los sondeados se han mostrado insatisfechos y hasta enfadados con la situación del país. La aprobación del presidente Biden en esas consultas se quedaba, con el 45%, nueve puntos por debajo del 54% que ponía un suspenso a su gestión.
Un retrato similar del pesimismo sobre el país lo arrojaba VoteCast, un sondeo entre votantes realizado por el reputado Centro de Investigación Nacional de Opinión de la Universidad de Chicago para la agencia Associated Press, la principal referencia sobre resultados electorales en EEUU. Según esa encuesta, los estadounidenses se han desanimado profundamente sobre el estado de EEUU y su futuro.
A la hora de emitir sus votos, para los preguntados por VotCast han pesado especialmente la elevada inflación, actualmente en el 8.2%, que ha sido clave para el 50%, y las preocupaciones sobre la fragilidad de la democracia (44%). Para cerca del 25%, el factor decisivo de su voto ha sido la decisión este año del Tribunal Supremo de derogar la protección constitucional del derecho al aborto.
Tensiones y conspiraciones de Trump
La jornada de votación en persona ha estado salpicada por episodios que han recordado la tensión que rodea estos comicios, los primeros que llegan tras la derrota de Donald Trump en las presidenciales del 2020, que el republicano sigue cuestionando, y los primeros también después del asalto al Capitolio.
En la decisiva Pensilvania y en el condado que incluye Filadelfia, principal núcleo urbano y donde el voto negro es determinante, por ejemplo, la ralentización del proceso para contar entre 15.000 y 30.000 votos estaba asegurada después de que la ciudad decidiera usar un laborioso proceso de comprobación ante una demanda presentada por un grupo tras el que hay figuras como William Barr, exfiscal general de Trump, y Karl Rove el estratega que fue “arquitecto” de la presidencia de George W. Bush.
En el condado de Fulton en Georgia, otro estado donde la lucha por el escaño en el Senado está tan encarnizada como en Pensilvania y donde hubo también tensiones en 2020, una madre y un hijo que trabajaban en un centro electoral fueron retirados de sus funciones tras exponerse que habían participado en las protestas en Washington el 6 de enero de 2021 que culminaron con el asalto al Capitolio. Cientos de policías patrullaban más de la mitad de los 300 colegios electorales para tratar de proteger a los trabajadores, que tras las presidenciales vieron disparadas las amenazas, incluso de muerte, contra ellos.
Problemas que sufrieron el 20% de máquinas de tabulación de votos en Maricopa, el condado más poblado y trascendental de la crucial Arizona, fueron diagnosticados por dos de las autoridades electorales republicanas como meros fallos técnicos. Eso no impidió que medios de derecha y figuras del partido local empezaran a agitar de nuevo teorías conspiratorias y fantasmas de supuesto fraude electoral. La presidenta de los republicanos de Arizona, Kelli Ward, llegó a hablar de “actividades ilícitas” y a pedir dimisiones.
También el propio Trump volvió a agitar las aguas. “Llegan informes desde Arizona de que las máquinas de votación no están funcionando correctamente en áreas predominantemente conservadoras”, dijo.” ¿Es posible que esto sea cierto cuando la gran mayoría de los republicanos esperaron hasta hoy para votar? ¿Aquí vamos de nuevo? ¡El pueblo no lo tolerará!», dijo.
Mientras, en Florida y en Misuri, los secretarios de estado republicanos se negaron a aceptar que entraran en los colegios electorales observadores federales que el Departamento de Justicia ha repartido por todo el país para tratar de asegurar que no se infringen los derechos de voto de las minorías.
Noticias relacionadas
Fuente de TenemosNoticias.com: www.elperiodico.com
Publicado el: 2022-11-08 18:54:32
En la sección: El Periódico – internacional