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Caracas insiste sin pruebas en la teoría de la conspiración contra Maduro | elperiodico.com

El Periódico2

Un día después de anunciar el arresto de dos ciudadanos españoles, tres estadounidenses y un checo, involucrados en una supuesta conjura contra el presidente Nicolás Maduro y sus colaboradores más estrechos, el Gobierno se aferraba a una hipótesis que otra vez provoca sospechas de su carácter instrumental. Cuando en la noche del sábado el ministro de Interior, Justicia y Paz, Diosdado Cabello, explicó con elocuencia ante las cámaras de Telesur los alcances de una operación en la que convergen la CIA y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), el Palacio de Miraflores ya conocía por los canales correspondientes el desmentido procedente de Madrid. Este domingo, el Ministerio de Exteriores español negó públicamente cualquier implicación española en una «operación de desestabilización política» en Venezuela. Rechazó además «rotundamente cualquier insinuación» como la deslizada por Cabello de que se «iba a suministrar mercenarios» para una acción desestabilizadora dirigida desde Estados Unidos.

Los españoles Andrés Martínez Adasme y José María Basoa Valdovinos, de 32 y 35 años, son no obstante presentados todavía como agentes extranjeros. El ministro los vinculó al militar estadounidense en activo Wilber Joseph Castañeda, también arrestado, y a quien llamó experto en hackeo e integrante desde el año 2009 al cuerpo de los Navy Seals.  Cabello aseguró que la conspiración, que incluyó el decomiso de al menos 400 fusiles y pistolas provenientes de territorio norteamericano, ha sido «desarticulada», siempre gracias a la infalible pericia de los agentes estatales.

 El madurismo suele incurrir en esas coincidencias: a cada conflicto interno y externo, el sorprendente descubrimiento de un plan «terrorista» que ha sido derrotado. El veloz hallazgo del aparato de inteligencia, en este caso, es sincrónico con las tensiones derivadas del exilio en Madrid del candidato opositor, Edmundo González Urrutia, y las sanciones norteamericanas a 16 funcionarios electorales, judiciales y policiales involucrados, según Washington, en el «fraude electoral» que consagró a Maduro y la represión a las protestas callejeras contra los resultados. Unas 2.000 personas fueron arrestadas y todavía pertenecen detenidos 58 menores. Todos fueron acusados de actuar comprados por dinero extranjero y que accionaron bajo los efectos de la droga.

Experto en acusaciones falsas

Cabello recordó horas atrás que el grupo «delincuencial» Tren de Aragua fue uno de los que manifestó su «apoyo irrestricto» a González Urrutia y la dirigente de derechas que lidera la oposición, María Corina Machado, y participó de las acciones violentas el 29 de julio. Meses atrás, el ministro de Exteriores, Yvan Gil, había asegurado frente a su homólogo colombiano, Luis Gilberto Murillo, que esa banda criminal transnacional nacida en las prisiones de Venezuela «es una ficción creada por la mediática internacional». El Gobierno desechó de plano los reclamos del país vecino y de Chile, donde los sicarios habrían sido los responsables del asesinato de un exmilitar venezolano que se encontraba en Santiago en calidad de refugiado político. El Tren de Aragua, insistió Gil, «se demostró que no existe, que jamás ha existido». Pero de pronto cobró vida por arte de la retórica oficial en medio de la crisis política desatada tras los comicios del 28 de julio.

El ministro, una figura de peso dentro de la estructura de Gobierno, es, además, uno de los personajes más locuaces y afectos a la inventiva de tramas siempre oscuras y golpistas. Su principal tribuna es el programa televisivo ´Con el mazo dando`, en donde llegó a presentar un encuentro personal con Juan Guaidó tras su autoproclamación como «presidente encargado», a fines de enero de 2019, en el que pedía disculpas a Maduro por su osadía de querer desplazarlo del Palacio de Miraflores, empujado por Donald Trump.

Acusaciones que se desvanecen

Las denuncias de ese tipo adquieren por unos días una centralidad en los discursos oficiales y después se desvanecen. La distancia entre lo real y lo inexistente queda anulada. El dirigente opositor Juan Pablo Guanipa definió a Cabello como un «experto en acusaciones falsas e inventos mal hilados». Las fake news forman parte del estilo comunicacional. El propio Maduro llegó a decir en plena campaña electoral que la popular cantante colombiana Karol G le había dedicado una canción. El inmediato desmentido no mereció una rectificación. Lo mismo sucede con acusaciones o episodios que el discurso público machaca.

El madurismo sostiene que está probada la colaboración de González Urrutia con los escuadrones de la muerte en El Salvador durante la guerra civil de los años ochenta, cuando formaba parte de la embajada venezolana en ese país centroamericano. Se invoca como fuente WikiLeaks. Sin embargo, ninguna información proveniente de esa instancia fundada por Julian Assange divulgó una información de esa naturaleza.

En enero pasado, el fiscal general Tarek William Saab reveló la existencia de cinco planes de magnicidio: Alta Conspiración, Caso Espionaje Guasdualito, Caso La Gaviota, Caso Fortunato y Brazalete blanco por los cuales se ordenó en su momento la detención de 32 personas, entre las que se encuentran militares y civiles como la abogada y defensora de derechos humanos Tamara Suju, quien se encuentra exiliada. «Qué patético eres, Saab», dijo la letrada sobre lo que llamó «un nuevo show». Nunca más se ha hablado de esa investigación ni sobre la suerte de los arrestados con la vehemencia del día en que el fiscal dio a conocer la noticia.

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Fuente de TenemosNoticias.com: www.elperiodico.com

Publicado el: 2024-09-15 14:11:17
En la sección: El Periódico – internacional

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