Lo había anunciado ayer Estados Unidos y lo ha confirmado hoy China. Las dos macroeconomías globales han firmado un acuerdo comercial, un marco de acuerdo o un reacuerdo, según las interpretaciones, para abrir la puerta a las exportaciones críticas. Son los productos tecnológicos por un lado y las tierras raras por el otro. En ese asunto llevan embarrados durante meses, firmando compromisos una y otra vez, sin que las aduanas corroboren efectos tangibles.
No ha trascendido mucho de lo acordado en las comunicaciones de ambos gobiernos. En los detalles ha ganado China por poco; en entusiasmo, como es habitual, ha apabullado Estados Unidos: frente a los éxitos hiperbólicos de Trump, Pekín expone esa cautela confuciana acentuada tras años lidiando con el presidente estadounidense. La sucinta nota del Ministerio de Comercio chino dice que revisará y aprobara solicitudes de exportaciones a Estados Unidos para bienes sujetos a controles y que esta cancelará a cambio una serie de restricciones impuestas a China. No concreta de qué se trata pero es razonable pensar en las exportaciones ya mencionadas. El secretario de Comercio estadounidense, Howard Lutnick, había hablado en la víspera en una entrevista televisiva de “un acuerdo comercial firmado y sellado”. Trump añadió con deje victorioso que China se abriría a sus empresas.
El entusiasmo que le sobra a Trump le falta a China. Preguntado esta tarde el portavoz del Ministerio de Exteriores chino por el acuerdo, ha expuesto una rutinaria colección de vacuas obviedades sin un gramo de júbilo: “Debemos aprovechar el mecanismo de consultas económicas y comerciales entre China y Estados Unidos, mejorar el entendimiento mutuo mediante la comunicación y el diálogo, reducir los malentendidos…”. Sabe China que las negociaciones comerciales son un camino tan largo como pedregoso.
Negociaciones de Ginebra
Las conversaciones en Ginebra brindaron el presunto fin de la guerra comercial que le había declarado Trump a China semanas antes. Ambos se comprometían a derribar los muros arancelarios y retirar el resto de castigos. Fue efímero. Pronto se acusaron de deshonrar lo pactado. Estados Unidos seguía sin recibir tierras raras, el as de bastos chino en las negociaciones y artífices de la rendición de Trump. Este amenazó con rescindir los visados a los estudiantes chinos y aumentó las restricciones a las exportaciones de etanol, motores de aviones, microchips y otros productos tecnológicos. La espiral se había descontrolado cuando Trump y Xi recondujeron la situación en una llamada telefónica. Días después sus negociadores se citaron de nuevo en Londres para pactar que seguían vigentes los acuerdos de Ginebra. Y hoy han abundado en ellos.
China ha acumulado indicios de buena fe en los últimos días. Esta semana anunció que estaba agilizando la burocracia para exportar las tierras raras que necesita Estados Unidos para fabricar coches, robots, maquinaria bélica y, en general, todo lo que se enciende con un interruptor. También desveló que había incluido dos nuevos precursores con los que se elabora el fentanilo en la lista de productos químicos prohibidos.
Lucha contra el fentanilo
La medida llegó horas después de que se reuniera el embajador estadounidense, David Perdue, con el ministro de Seguridad Pública chino, Wang Xiaohong, para discutir sobre la guerra contra una droga que ha dejado casi medio millón de muertes por sobredosis en Estados Unidos. Trump acusa de tibia a Pekín y esta responde que pocos países son más duros contra el narcotráfico y que, en cualquier caso, el problema lo ha generado la industria médica estadounidense recetándolo sin tiento. Washington ha exigido que China publicite los alijos incautados en la portada del Diario del Pueblo o que instruya a los cuadros del partido en la necesidad de luchar contra el fentanilo y otras medidas que han sido rechazadas por entender que se entrometen en su política interna. Washington aún mantiene aranceles del 20% a los productos chinos en castigo a China por el fentanilo.
El reincidente acuerdo en abrir las compuertas a las exportaciones mutuas es una buena noticia para dos economías lastimadas. La estadounidense ha sufrido un retroceso del 0,5% entre enero y marzo respecto al pasado año. Los beneficios de la industria manufacturera china cayeron un 9% en mayo y el castigo fue más acusado en el sector del automóvil.
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Fuente de TenemosNoticias.com: www.elperiodico.com
Publicado el: 2025-06-27 11:47:00
En la sección: El Periódico – internacional