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Franc Cortada, director de Oxfam Intermón: «La guerra en Gaza sucede con luz y taquígrafos y completa impunidad» | elperiodico.com

El Periódico2

En Gaza, dos de cada tres familias sobreviven con una ración escasa de comida al día y un litro de agua por persona al día (los mínimos humanitarios son de 15 litros al día). Hay una letrina cada 500 personas, una ducha cada 2.000. «La situación de higiene es un polvorín«, explica Franc Cortada, director de Oxfam Intermón. No hay medicamentos, ni combustible, tampoco ningún refugio seguro. «La guerra en Gaza sucede con luz y taquígrafos y con completa impunidad. Se está vulnerando el derecho internacional y se está obstruyendo la entrada de la ayuda humanitaria», añadió Cortada en una entrevista con el director de EL PERIÓDICO, Albert Sáez, en la sesión Afterwork organizada por el diario este miércoles en la Casa Seat de Barcelona.

Con todo, Oxfam ha conseguido llegar a unas 300.000 personas en la región, no solo llevando alimentos, sino tratando de hacer lo imposible, como ‘crear’ agua potable donde no la hay, con plantas desaladoras que funcionan por energía solar, ya que tampoco hay electricidad. Y tratando de ofrecer refugio y protección donde hasta hospitales y escuelas son blanco militar. «Nos está costando muchísimo entrar y trabajar dentro. Las necesidades humanitarias son abrumadoras«, admitió Cortada, que quiere ir un paso más allá: «No sólo estamos trabajando en Gaza, sino que estamos denunciando la situación«. Piden un alto al fuego permanente e inmediato y la salida negociada del conflicto. Mientras, Oxfam ha empezado a llevar a los tribunales a países que siguen comerciando con armas con Israel. En Países Bajos, la justicia ha obligado al Gobierno a terminar esa relación comercial.

La guerras olvidadas

Además de Gaza, la organización trabaja en 30 crisis humanitarias en este momento, llegando a 12 millones de personas. En 2019, había 100 millones de personas con necesidades humanitarias. Cuatro años después, la cifra se ha triplicado hasta los 300 millones. Esto pasa, además de Ucrania, por las grandes guerras olvidadas, como las de Yemen, Siria o República Centroafricana, las hambrunas que golpean Myanmar o Afganistán, el impacto del cambio climático en Somalia, Sudán del Sur o el Chad, o la violencia cronificada en Mali y Burkina Faso. La situación empeoró con la crisis humanitaria que siguió a la pandemia del covid 19, que ha acentuado las desigualdades a nivel global y dentro de cada país.

Cortada expresó su contrariedad por «la impasibilidad y la indiferencia de los gobiernos del norte global» ante estas crisis. En Yemen, tras 10 años de guerra, el 80% de la población depende de la asistencia humanitaria. Sin embargo, Naciones Unidas sólo consiguió juntar el 16% del presupuesto necesario para una respuesta humanitaria en su llamamiento a la comunidad internacional. «Si perdemos la capacidad de empatía, de solidaridad, de justicia social, no sé cómo quedamos como sociedad«, se preguntó.

Una crisis climática desigual

«La crisis climática ya es la primera razón que fuerza a millones de personas a dejar su lugar de origen por ser inhabitable«, denunció Cortada. Las cifras hablan por sí solas. Una persona abandona su casa cada segundo: 30 millones de personas en 2023. El Sahel y el Cuerno de África llevan seis temporadas sin lluvias alternadas con lluvias torrenciales, dejando cosechadas dañadas, millones de reses muertas y deben cavar pozos cada vez más profundos para conseguir agua potable. «La ironía es que todo el continente africano es responsable de solo el 4% de las emisiones de CO2 a la atmósfera. Es un problema que han generado los países ricos», apuntó. El 10% de la población genera el 50% de las emisiones mundiales. «Quienes deben cambiar su modelo de consumo, económico y social son las sociedades acomodadas», enfatizó.

Asumir responsabilidades, para Cortada, pasa por pagar las culpas, literalmente. En la Declaración de París de 2015, los países más ricos se comprometieron a crear un fondo de 100.000 millones de dólares para mitigar el impacto del cambio climático, que se agotó rápidamente. Para poner en perspectiva esta cantidad de dinero, las inundaciones en Pakistán de 2022 obligaron a un desembolso de 33.000 millones de dólares, casi una tercera parte del importe

«No estamos invirtiendo en acompañar al sur global en la transición energética«, lo que repercute, según Cortada, en una mayor desigualdad climática y social. «La desigualdad en el acceso a derechos y oportunidades es lo que condena a millones de personas a vivir en situación de pobreza«, concluyó. En este contexto, declaró que la misión de la organización que dirige es «conseguir un mundo más justo, no desde la utopía sino desde la determinación de que es posible transformar el mundo que tenemos».

Fuente de TenemosNoticias.com: www.elperiodico.com

Publicado el: 2024-06-19 12:37:47
En la sección: El Periódico – internacional

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