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La paz imposible en Ucrania, artículo de Cristina Manzano | elperiodico.com

La paz imposible en Ucrania, artículo de Cristina Manzano

Alivio y confianza fueron los dos estados de ánimo que dominaron hace unos días una reunión de la OTAN para comunicadores especializados en seguridad. Alivio, porque el suceso en la frontera polaca que mató a dos personas no fue fruto de un ataque ruso deliberado. Confianza por el sentido del propósito recuperado y por la firmeza de la unidad de los aliados ante su principal desafío en décadas. 

Se habló mucho de cómo mantener dicha unidad, de cómo seguir alimentando el apoyo de las opiniones públicas occidentales, de cómo contrarrestar los ejércitos de desinformación rusos (también chinos), de cómo concienciar y educar a las sociedades europeas acostumbradas al derroche en el ahorro de energía. De lo que no se habló fue de paz.

Resulta imposible hablar de paz cuando los bombardeos rusos sobre ciudades e infraestructuras no cesan; cuando la población civil es el blanco de los ataques y afronta las primeras nieves sin electricidad ni calefacción. Si el propósito de Vladímir Putin es amedrentar a la sociedad ucraniana para obligar a sus autoridades a sentarse a la mesa de negociación, no parece que lo vaya a conseguir. No ahora que Ucrania sigue sumando victorias, como la reciente recuperación de Jersón

Es más, cualquier movimiento en esa línea es rápidamente acallado: una carta que 30 congresistas demócratas enviaron al presidente Biden pidiéndole intentar un alto el fuego fue retirada a las 24 horas; las observaciones del jefe del Estado Mayor del Ejército de Estados Unidos, sobre que el invierno podría ser una oportunidad para la diplomacia han llevado a varios oficiales americanos a asegurar a sus contrapartes ucranianas que no están pensando en una negociación; por no hablar de otras propuestas como las de Elon Musk o el papa Francisco. 

Un alto el fuego supondría, para algunos, poner fin a la sangría de vidas humanas; para otros, sería tan solo el modo de permitir a Rusia reorganizarse y rearmarse. Ucrania está convencida de que, con el apoyo occidental, puede ganar esta guerra militarmente, recuperando el control de las regiones orientales e incluso Crimea. De ahí el temor a cualquier fisura que pueda producirse, sobre todo en Europa, por el impacto económico y energético del conflicto. 

Aunque la retirada de las tropas rusas de enclaves importantes es un duro golpe, Putin y los suyos siguen (aparentemente) convencidos de que pueden retomar la iniciativa, reforzados por los recientes reclutamientos, mientras lanzan ataques indiscriminados a la población ucraniana. De momento, no se plantean, por cuestiones de política interna, admitir un repliegue definitivo. 

La paz, entendida como traición para Ucrania. La paz, entendida como derrota para Rusia. La perspectiva de paz convertida así en rehén de las expectativas de ambas partes

Pero hay tres cuestiones que marcarán el diseño de esa paz, cuando llegue la ocasión. 

La primera, la futura arquitectura de seguridad europea. Aunque ha sido revisada en el nuevo concepto estratégico de la OTAN, con Rusia como principal amenaza, deberá incluir garantías suficientes para Ucrania, como reclamaba el presidente Zelenski ante el G-20. Mientras, entre los expertos occidentales aumenta el debate sobre si la respuesta política tras la guerra debe ir encaminada a humillar a Rusia o no; a debilitarla tanto que no vuelva a atacar a nadie por generaciones. La historia demuestra que la humillación, como objetivo, es un error. Asistimos hoy a la revancha de antiguos imperios que se sintieron humillados por Occidente: China, Turquía, Irán, además de la propia Rusia.

La segunda es un potencial cambio de régimen en Rusia. Habrá que ver si el entramado sobre el que se sustenta el poder, en torno a Putin, se sostiene con una economía debilitada por el esfuerzo de la guerra y las sanciones, con un creciente aislamiento internacional, con una importante fuga de cerebros -ya sea por oposición política o por huir del reclutamiento- y con un Ejército cuya capacidad ha quedado seriamente en entredicho.

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La tercera será el papel de las mujeres. No solo porque las enormes pérdidas en vidas humanas de varones jóvenes causadas por el conflicto armado les darán un papel protagonista. También porque está demostrado que, si las negociaciones de un acuerdo de paz incluyen mujeres, las posibilidades de perdurar aumentan significativamente. 

Hay que ir preparando la paz, aunque parezca aún muy lejana.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.elperiodico.com

Publicado el: 2022-11-27 17:45:13
En la sección: El Periódico – internacional

Publicado en Internacionales