La espera, dice Jay, es lo más difícil de estos días. Es peor, asegura, que el cortar las vacaciones a medias, huir con todo —una familia de cinco, tres niños pequeños—, conseguir los billetes de autobús internos para salir de Teherán y llegar a la frontera turca, 30 horas de trayecto, para luego llegar a Van, la primera ciudad ya dentro de Turquía y verse atrapado aquí.
Y esperar, recuerda, Jay, iraní que vive en Canadá, lo peor es esperar. A su alrededor, en la recepción del hotel donde se hospeda en Van, cerca de una decena de compatriotas suyos estan sentados y hundidos en sus teléfonos. Todos están en la misma situación. «Solo nos toca esto… estar aquí sentados. No hay billetes de salida, ni autobuses. Los primeros billetes disponibles que he podido ver esta mañana eran para el lunes de la semana que viene. Pero hasta entonces, ¿qué hacemos? No puedo seguir con los niños encerrados en el hotel», se queja Jay, que sin embargo sí acepta estar más tranquilo que antes, ya sin el peligro de un bombardeo en el camino, una explosión desprevenida.
Como él, durante la guerra de ataques israelís y respuestas iranís —parada tras 12 días con un alto el fuego este martes por la madrugada—, cerca de un millar de iranís han salido cada día de su país hacia los países vecinos, sobre todo Turquía, Armenia e Irak.
Hasta ahora, los únicos que han salido son las clases altas persas y los que tienen otras nacionalidades y viven en Europa o Estados Unidos y Canadá: ellos son los únicos que pueden permitírselo. Todo ello, sin embargo, podría cambiar en las próximas semanas.
Una iraní con su pequeña cerca del cruce entre Armenia e Irán en el pueblo de Agarak. / ARSEN SARGSYAN / AP
«Turquía teme una nueva ola de refugiados, sin duda, porque Turquía ya tiene dentro de sus fronteras una población de cerca de tres millones de refugiados sirios. Debido a la crisis económica turca, hay una gran tensión entre los locales y los solicitantes de asilo. Puede haber un flujo hacia los demás países vecinos de Irán, como Armenia o Azerbaiyán, pero creo que la mayoría vendría a Turquía», explica el abogado especializado en migraciones y refugiados, Mahmut Kaçan, que ha trabajado, gran parte de su vida, en casos de solicitantes de asilo afganos e iranís.
«La situación es complicada, porque las posibilidades de que las salidas desde Irán aumenten son muchas. Si la guerra se retoma o recrudece, habrá más personas, no solo la gente con dinero, los que buscarán salir. Si las bombas callan finalmente, es muy probable que el régimen de Teherán busque aumentar la represión y castigar a la población, a la gente opositora, a los activistas y defensores de los derechos humanos. Entonces, las salidas también aumentarán. Es muy pronto aún, pero todo es posible», continúa el abogado, que considera que Turquía, de cualquier forma, está preparada para beneficiarse de ello.
«La migración, los refugiados pueden ser un arma en manos del Gobierno turco en contra de Europa. Así, Ankara consigue ventajas, apoyo económico, silencio ante sus violaciones de derechos a cambio del control migratorio», dice Kaçan.
Una mujer observa el estado de una ambulancia destruida por un ataque en Teherán. / ABEDIN TAHERKENAREH / EFE
Peligros de la espiral de violencia
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, de hecho, se ha referido esta misma semana a este posible nuevo flujo migratorio. Y lo hizo, más aún, en una conversación telefónica con el canciller alemán, Friedrich Merz.
«La espiral de violencia empezada por Israel puede afectar seriamente a la política migratoria europea. También sobre una posible fuga nuclear. La violencia actual ha elevado el riesgo de la seguridad regional a su punto más alto», le dijo Erdogan a Merz, según un comunicado publicado por la presidencia turca.
«Ahora mismo sería incorrecto hablar de una oleada saliendo de Irán. Pero si la situación de emergencia se acentúa, si la guerra se retoma o si, al terminar los ataques, Teherán se vuelve contra la población… entonces es muy probable que sí haya una oleada. Pero ahora aún es todo demasiado incierto», sentencia Kaçan.
Mientras tanto, Jay —poco más tiene a hacer— espera a que pasen los días, que su familia en Irán esté a salvo y, sobre todo, poder volver cuanto antes a Canadá: «Ahora mismo solo queremos volver a casa. No quiero ni pensar en lo que está ocurriendo. Pero sí diré… no sé, cuando veo al presidente [estadounidense, Donald] Trump, hablar de la guerra tan tranquilo, casi sonriendo, no me gusta. La guerra es horrible. Parece que no se dépaíses cuenta».
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Fuente de TenemosNoticias.com: www.elperiodico.com
Publicado el: 2025-06-24 04:01:00
En la sección: El Periódico – internacional