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Milei visitará China a su pesar, obligado por la deuda de 5.000 millones de dólares con Pekín | elperiodico.com

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Aunque prefiere a Donald Trump, Javier Milei abrazó a Joe Biden y se saludó de manera entusiasta con todos los protagonistas de la cumbre del G7. Se ha permitido a su vez un nuevo desaire a Vladímir Putin. Lo que no ha podido rechazar es la invitación a pisar suelo chino el próximo mes. El sentido del pragmatismo que reclama a veces las relaciones internacionales se impuso a la ideología del anarcocapitalista: Argentina es deudora crónica de Pekín y el plan de pago ha incluido su presencia oficial.

Aunque tuvo un marcado papel de reparto en la cumbre del G7, Milei se ve obligado a repetir un dato fantasioso: Argentina fue «uno de los países más importantes del mundo». El Gobierno de ultraderecha «busca recuperar el lugar protagónico» que este país «alguna vez tuvo y que nunca debió haber abandonado». Con ese espíritu participó también en Suiza de la Cumbre por la Paz en Ucrania. «Mi máximo apoyo al pueblo de Ucrania y al amigo (Volodímir) Zelenski«. El mandatario rechazó «cualquier tipo de violencia y la guerra como mecanismo ilegítimo para dirimir conflictos entre naciones». Rusia expresó de inmediato su preocupación ante la posibilidad de que Argentina envíe armamento a Ucrania. El embajador ruso en Buenos Aires, Dmitry Feoktistov, previno que una decisión de esa naturaleza constituiría una «profunda decepción» para Moscú. «Hemos comunicado claramente y con firmeza a Argentina que tales acciones serán consideradas un acto hostil«.

Rusia ha sido socio comercial de Argentina desde hace décadas, al punto de que la dictadura militar no se plegó al embargo dispuesto por Estados Unidos tras la invasión soviética a Afganistán, en 1979. Tras la invasión a Ucrania, los intercambios son insignificantes. No sucede lo mismo con China. En 2023, Argentina exportó por 8000 millones de dólares y compró productos del gigante asiático por 17.000 millones.

El viaje menos pensado

El G7 sostuvo durante su reciente cumbre que continuará tomando medidas contra «actores en China y terceros países que apoyen materialmente la maquinaria de la guerra de Rusia, incluidas instituciones financieras». Argentina no parece estar en condiciones de acompañar esa advertencia, ni siquiera de modo retórico. Milei, quien había jurado no tener vínculos con «comunistas», aterrizará en Pekin el 4 de julio, la ciudad a donde nunca habría querido estar. El anarcocapitalista se encontrará con Xi Jinping después de una serie de gestos de desdén. La ministra de Exteriores, Diana Mondino dijo semanas atrás que los chinos son fisonómicamente todos iguales y, por lo tanto, difíciles de distinguir entre sí. El Gobierno amenazó con «inspeccionar» una base científica china en la provincia patagónica de Neuquén, recelada por Estados Unidos. A su vez, dos diputados oficialistas, Alvaro Martínez y Karina Bachey, viajaron a Taiwán en abril pasado.

Pero Argentina tiene una deuda de 5.000 millones de dólares con China. El préstamo fue concedido al entonces ministro de Economía peronista, Sergio Massa. Milei lo derrotó en las elecciones de noviembre. La semana pasada se vencía el tiempo para pagar. El Banco Central habría entrado en rojo nuevamente, poniendo en peligro una de las banderas del Gobierno en materia monetaria. El miércoles, mientras el Senado discutía la Ley Bases que, entre otras cosas, le otorga al presidente facultades excepcionales para llevar adelante su plan de desguace del Estado y modificar la normativa laboral, social, financiera, económica y ambiental, la ministra Mondino recibió la noticia más deseada procedente de Pekín: China había aceptado una prórroga al pago de los vencimientos de la deuda hasta julio del 2026. A cambio, Milei pisará suelo pekinés el 4 de julio, el principal día festivo de Estados Unidos. «Una ironía china que Washington sabe siempre aceptar. Comprenden en la Casa Blanca sobre el humor curioso del Partido Comunista Chino, y saben que países necesitados al máximo como la Argentina no pueden negarse a estos culebrones diplomáticos de los orientales. Nada personal», señaló Carlos Burgueño, columnista del diario ‘Perfil’.

Una gran obra pendiente

El sesgo ideológico de la era Milei es inequívoco y aflora constantemente en la gestión de Gobierno. Un ultraliberal chileno acaba de ser designado como viceministro de Economía de Luis «Toto» Caputo. José Luis Daza trabajó con él en JP Morgan y y el Deutsche Bank. De acuerdo con ´La Política Online` es un «férreo defensor de aquellos famosos Chicago Boys que pilotearon el experimento neoliberal extremo que desplegó la dictadura de Augusto Pinochet». Las relaciones con China fijan no obstante un límite a esa predilecciones. Pekín hizo valer su condición de acreedor en otro asunto sensible a sus intereses: quiere que se reactive la construcción de una represa en la provincia patagónica de Santa Cruz.

Se trata de un proyecto de 11.000 millones de dólares que se anunció durante el último tramo del segundo Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, en 2014. Su sucesor, el derechista Mauricio Macri, lo congeló alegando un impacto ambiental negativo. El Gobierno chino entonces recordó a Buenos Aires que parte del dinero para la represa Néstor Kirchner-Jorge Cepernic, ya había sido remitido al país sudamericano. Esa suma no lo gastó en necesariamente en el proyecto y que, en caso de cancelarlo, debía ser otra vez girado a China. Macri se encontró con Xi Jinping y la obra se puso en marcha. Sin embargo, la crisis financiera de 2018 obligó al Gobierno a recurrir al dinero de China para sostener el precio del dólar que se había ido por los aires. El peronista Alberto Fernández retomó la construcción, pero no fue Massa sino Milei el que llegó a la presidencia en diciembre de 2023 y todo volvió a quedar paralizado. La obra se reactivará en breve.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.elperiodico.com

Publicado el: 2024-06-16 23:00:35
En la sección: El Periódico – internacional

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