Elon Musk quiere ser como el gato de Schrödinger, estar y no estar a la vez. El magnate tecnológico se ha despedido este viernes de su mandato formal como líder de los esfuerzos de la Casa Blanca por recortar drásticamente el gasto público en Estados Unidos, pero ha asegurado que espera seguir siendo «amigo y asesor» al servicio de Donald Trump. «Realmente, Elon no se va», ha prometido el dirigente republicano, abriendo la puerta a que el hombre más rico del mundo siga «yendo y vinendo» de Washington de vez en cuando.
A pesar de las tensiones recientes, ambos han comparecido este viernes en el Despacho Oval para celebrar la gestión de Musk del mal llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés). Este controvertido programa, aún en marcha, sigue intentando ‘adelgazar’ el Gobierno estadounidense mediante la supresión de todo tipo de programas públicos, como la ayuda internacional a países pobres, y el despido de miles de funcionarios.
Trump y Musk han celebrado los resultados de DOGE, presentándolos como un caso de éxito rotundo. Sin embargo, y aunque el empresario vaticinó que recortaría un billón de dólares del presupuesto federal para el 1 de octubre, las cifras presentadas este viernes —»infladas por errores y conjeturas», según The New York Times— suponen menos del 18% de la cantidad prometida. La propia página web de DOGE indica que el 47% de los contratos públicos cancelados no han ahorrado nada a los contribuyentes estadounidenses.
Con o sin Musk, Trump ha dejado claro que los esfuerzos de su administración por recortar la burocracia federal seguirán adelante. «DOGE es como el budismo, es una forma de vida que seguirá impregnando todo el gobierno», ha prometido el polémico empresario, que ha comparecido con un moratón cerca de su ojo derecho. «Este no es el final de DOGE, sino el principio».
Tensión por los presupuestos
El adiós de Musk se debe a una cuestión legal. Desde el 20 de enero, inicio de la nueva administración conservadora, Musk se había desempeñado como empleado especial del Gobierno estadounidense. Ese estatus especial le permitía, por ejemplo, no cumplir con la normativa sobre conflictos de interés que se aplica a los empleados públicos a tiempo completo. Sin embargo, también limita su tarea a un máximo de 130 días por año, un período que finaliza este viernes. Aun así, históricamente ha habido otros empleados con la misma clasificación que Musk que han sorteado ese límite.
Aunque el paso atrás de Musk se debe a una limitación legal, el empresario chocó la semana pasada con Trump por su proyecto de ley presupuestaria, conocida oficialmente como One Big Beautiful Bill, que aplicará un drástico recorte de impuestos y del gasto público en campos como la cobertura sanitaria, lo que perjudicará a muchos estadounidenses. Sin embargo, Musk expresó su «decepción» con el hecho de que la legislación también disparará el gasto en defensa y añadirá varios billones de dólares a la deuda nacional de EEUU. «Socava el trabajo que el equipo de DOGE está haciendo», denunció la semana pasada en un mensaje en X, la red social de su propiedad. La iniciativa fue aprobada por los pelos en el Senado y Trump espera que el Congreso también le de luz verde. «Si no nos ocupamos de ello, tendremos un país en suspensión de pagos», ha advertido.
Equilibrios de Musk
Musk se ha evitado repetir sus críticas desde el Despacho Oval. Preguntado por cuál ha sido el mayor obstáculo a los recortes presupuestarios de su equipo, se ha limitado a señalar que «simplemente, es mucho trabajo», un cambio de tono respecto a las promesas que ha repetido hasta hace, al menos, dos semanas.
El magnate se ha visto obligado a hacer equilibrios para exponer su lealtad a Trump y demostrar a los accionistas de Tesla y SpaceX que realmente volverá a centrarse en sus empresas. El paso por el Gobierno trumpista ha dañado la reputación de Musk —un 57% de los estadounidenses desaprueba su rol, según un sondeo de The Washington Post— y se ha traducido en malos resultados para el fabricante de vehículos eléctricos. Las ganancias de Tesla se hundieron un 70% durante los primeros tres meses de 2025 y, en lo que va de año, la firma arrastra una devaluación de su valor bursátil de más del 7%, una sangría que se suavizó tras anunciar que regresaba al sector privado.
Musk se ha negado a responder a la información publicada este viernes por The New York Times que señala que consumió éxtasis y ketamina mientras participaba en la campaña electoral de Trump y se ha limitado a acusar al diario neoyorquino de mentir.
«Muy decepcionado» con Putin
Trump ha aprovechado la despedida de Musk para mostrar su posición sobre algunos de los temas más candientes en política internacional. Así, ha acusado a China de «violar» el acuerdo comercial logrado para pausar la aplicación de aranceles durante 90 días —sin dar más explicaciones— y ha reiterado su malestar con el presidente ruso Vladímir Putin por los mortíferos ataques que Rusia lanzó contra Kiev. «Íbamos a resolver un problema. Y de repente, se dispararon cohetes contra un par de ciudades y hubo muertos», ha declarado. «Vi cosas que me sorprendieron, y no me gusta que me sorprendan. El dirigente también ha asegurado que EEUU está «bastante cerca» de alcanzar un acuerdo nuclear con Irán.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.elperiodico.com
Publicado el: 2025-05-30 13:54:00
En la sección: El Periódico – internacional