En aquel Pekín preolímpico, jovial y despreocupado, los tumultos acompañaban la llegada del autobús o el tren. Las autoridades, inquietas por lo que pensarían los visitantes de aquellas masas asilvestradas, instauraron el 11 de cada mes como “el día de la fila” y enviaron a voluntarios a las estaciones para explicar la relevancia del orden de llegada y otros aspectos de la nueva doctrina. Han pasado casi 15 años y ninguna ciudad muestra más y mejores filas estos días que Pekín, de prusiana disciplina y escrupulosas distancias, con el raspado de garganta como meta.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.elperiodico.com
Publicado el: 2022-04-27 08:56:18
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