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los trucos que dan a los rusos para no ir a la guerra | elperiodico.com

los trucos que dan a los rusos para no ir a la guerra

Irse de la ciudad, establecerse en otro domicilio, cambiar de trabajo… Entidades y activistas de la diáspora rusa afincada en Occidente distribuyen para sus familiares y compatriotas jóvenes una serie de consejos para dificultar que el régimen de Vladímir Putin los reclute para la guerra de Ucrania.

Activa esta iniciativa la supuesta proximidad de una nueva fase de movilizaciones forzosas de jóvenes reclutas para el frente este invierno. La previsión no es oficial, pero sí «la cree mucha gente, porque ya se ha vivido otras veces», comenta O. P. , rusa moscovita afincada en Alicante. La guerra la atrapó fuera y con parte de la familia dentro del país en febrero de 2022. Hoy es una de las remitentes de este tipo de consejos desde España.

O.P. tiene parientes en edad de ser reclutados, y estos, a su vez, amigos en iguales circunstancias. «Y todos conocen de sobra lo que les aconsejamos, pero hacerlo no es fácil», explica. Desde fuera de Rusia no es sencillo superar los controles telefónicos y bloqueos impuestos en el país a X, Facebook, Telegram o redes no foráneas, compo Vk.

Los consejos reúnen un prontuario para tratar de eludir al Ministerio de Defensa ruso. Agrupados en distintas versiones, están en circulación en Rusia, aseguran las fuentes rusas consultadas en España. Al fin y al cabo es un país históricamente acostumbrado al pase clandestino de consignas, pero no son precisamente secretas las que han aventado en esta campaña colonias rusas en países bálticos en chats pacifistas bajo el nombre «Llamada a la Consciencia», con apoyo de abogados y expertos en derechos humanos.

La clave para no verse convertido en conscripto es salirse de las bases de datos estatales; hacerse difícil de localizar por el Ejército sin por ello incurrir en delito. O cometiéndolo: «Piensa qué vas a hacer: marcharte, esconderte o resistirte. Cualquier decisión es correcta. Lo importante es no ir a la guerra«, proclama en redes sociales Ivan Zhdanov, director de la entidad rusa Fundación Anticorrupción y exiliado ruso en Lituania.

Paradero desconocido

Los consejos más repetidos para jóvenes rusos en edad militar no consisten en desobedecer a las autoridades, y menos en desertar, sino en hacer lo menos viable un mensaje personal de su Gobierno llamándolos a filas, aunque los próximos avisos de movilización vayan a ser electrónicos y no postales, como decidió la Administración rusa en abril pasado.

Para eso la primera medida es cambiar de domicilio. Y para eso, aconsejaba Zhdanov a finales de agosto, «mejor a una gran ciudad».

O esa, es más eficaz dejar una dirección en un pueblo por otra urbana. Hasta ahora las levas de rusos para la guerra de Ucrania se han llevado a cabo con más intensidad entre jóvenes varones de zonas rurales del país que entre sus coetáneos de ámbitos urbanos de la Rusia europea, según han publicado diversos observadores internacionales de la guerra y certifican a EL PERIÓDICO las fuentes consultadas. «Si eres moscovita y universitario lo tienes mejor para librarte», opina para este diario M. C., exdiplomático en Moscú.

No obstante, «mejor una ciudad media: en las grandes hay mucho riesgo de identificación a través de cámaras«, tercia en uno de estos chats E.C., que se dice también ruso en el exterior.

El cambio de vivienda ha de hacerse a una casa donde pueda refugiarse con familiares o amigos íntimos, gente a la que pueda pedir que su identidad no sea revelada, y con la suficiente distancia -no solo cambio de localidad, también de oblast o región- como para alargar y hacer más complejo el proceso.

Una vez en la nueva casa, se recomienda no dejarse ver demasiado; no ser ellos quienes abran la puerta si alguien llama, por el riesgo de que se presente una de las llamadas «comisiones de movilización», que forma el Ejército ruso en localidades sin aivso público.

Para el traslado, las diversas listas de consejos sugieren tener dispuesta «una bolsa de primera necesidad«, con productos de higiene, médicos y de alimentación para el caso de que, en el cambio, pasen un tiempo en una casa sin suficientes recursos. También tener el pasaporte preparado por si se debe -o se puede- salir del país, y entre tanto guardarlo metido en una caja aislante para que no se le pueda leer el chip…

Señal telefónica

De poco sirve cambiar de casa si no se hace lo mismo con el teléfono. «Consigue una tarjeta SIM diferente, en una zona de tránsito donde no sea necesario aportar tarjeta de identidad ni pasaporte. Usa un teléfono alternativo para esa tarjeta», propone en ruso uno de los chats a los que ha accedido este diario, movido por afines al partido Rusia del Futuro, del opositor encarcelado Alekséi Navalni.

El teléfono ha de ser totalmente nuevo, o debe tener un IMEI que no haya tenido antes relación con otra SIM que haya usado la persona que se oculta. Pero una tarjeta SIM sin identidad asociada no durará mucho en activo: se bloquea. Mejor pues utilizar la de un amigo que no sea de la región. Y, sobre todo, no colocar el teléfono nuevo junto al viejo o en lugares donde ambos aparatos puedan compartir señalización GPS.

Jalonan estos consejos otras medidas drásticas. Entre ellas, cambiar el contrato de trabajo. Desde la oposición exterior al régimen de Putin aconsejan pasar de trabajar por cuenta ajena a hacerlo para la misma empresa u otra, pero como proveedor externo «y pactando el teletrabajo».

Ni rastro

El candidato a recluta que no quiera serlo deberá moverse, pero no podrá coger avión ni tren: la compra de sus billetes deja rastro, tanto como alojarse en un hotel. Es otro de los trucos básicos.

También lo es camuflar la propiedad. Ni coches ni inmuebles han de permanecer a nombre del joven escondido, aunque los siga usando. «Transfiéralos a familiares si es posible».

En su nueva vida lejos del punto donde pudiera encontrarle el Ejército, el candidato ruso a una leva deberá disponer de dinero guardado, porque le pueden venir malos tiempos en la espera a que termine la guerra. Y deberá usar metálico: nada de tarjetas de crédito ni extracciones en cajeros.

De la misma manera, antes de pasar a la clandestinidad deberá prever cómo continuar tratamientos médicos en marcha sin tener que comparecer en una consulta u hospital.

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No presentarse a la llamada al reclutamiento implica, según la persistencia, desde una multa de 3.000 rublos a una pena de 15 años de cárcel, pasando por la retirada del permiso de conducir o la prohibición de obtener préstamos bancarios. El último informe de Amnistía Internacional y otro de la oenegé proderechos humanos OVD-Info cifran en más de 20.000 ciudadanos rusos los que han sido encarcelados en 2022 por oponerse públicamente a la invasión de Ucrania. La Oficina Europea para la Objeción de Conciencia cuenta más de 700 casos juzgados por «tribunales de guarnición», sin ninguna absolución.

No obstante, la llamada a la desobediencia está activa: si todo falla, tercia en el chat de la Fundación contra la Corrupción un emigrado a Canadá que se hace llamar Romm: «Niégate a acatar las órdenes: mejor la cárcel a que tengas que matar o que te maten».

Fuente de TenemosNoticias.com: www.elperiodico.com

Publicado el: 2023-10-02 00:00:22
En la sección: El Periódico – internacional

Publicado en Internacionales