Nicmer Evans, politólogo, profesor universitario y director de Punto de Corte, analizó en #SoloConThaelman la crisis política venezolana y las elecciones del 25 de mayo. En un país marcado por la decepción tras el fraude del 28 de julio, Evans describe un “duelo electoral” que frena la participación ciudadana. Los venezolanos, con un salario mínimo de 1,30 dólares, enfrentan un sistema electoral manipulado y una oposición dividida, mientras el gobierno consolida su poder.
Evans destacó tres ideas clave: el rechazo popular a las elecciones por la falta de transparencia, la necesidad de superar el duelo para recuperar la vía electoral y la urgencia de un liderazgo unificado que negocie una transición. Explicó que la eliminación de códigos QR en las actas electorales facilita el fraude, desincentivando la participación. Aunque apoya la lucha democrática, advierte que la apatía y la represión complican el panorama. Propone movilizaciones creativas y presión internacional efectiva, criticando sanciones que afectan más a la población que al régimen.
Crisis electoral: Un sistema bajo sospecha
El “duelo electoral” que describe Evans surge del fraude del 28 de julio, cuando actas con códigos QR probaron el triunfo de Edmundo González Urrutia. Sin embargo, el Consejo Nacional Electoral (CNE) no publicó resultados verificables, rompiendo la confianza. Para el 25 de mayo, la eliminación de códigos QR en las actas agrava la opacidad, permitiendo manipulaciones sin auditoría ciudadana. Esto, sumado a la persecución de opositores, genera una alta abstención prevista. Evans no aboga por el abstencionismo, pero reconoce que el sistema electoral enfrentará un castigo popular por su falta de legitimidad.
Desconfianza política: Oposición fragmentada
La oposición venezolana, liderada parcialmente por María Corina Machado, enfrenta un desgaste significativo. La represión, detenciones y restricciones a su movilidad han debilitado su estructura. Evans señala que falsas expectativas, como la juramentación fallida de González Urrutia, han frustrado a la población. Figuras como Henrique Capriles, Manuel Rosales y Henry Falcón, que participan en las elecciones, priorizan recursos institucionales, pero dependen del gobierno para operar, limitando su autonomía. Esta fragmentación diluye la mayoría democrática lograda en julio, dejando a la oposición sin una estrategia clara.
Lucha por la democracia: Propuestas de cambio
Evans insiste en superar el duelo electoral para revitalizar la vía democrática. Propone movilizaciones creativas, como las protestas estudiantiles recientes, para mantener la presión. Además, aboga por un liderazgo plural que unifique a la oposición bajo una dirección colectiva, evitando depender solo de Machado. Sugiere negociar la liberación de presos políticos y una transición, reconociendo que la confrontación armada no es viable. Critica las sanciones internacionales, que, lejos de debilitar al régimen, asfixian a los ciudadanos con un dólar paralelo a 120 bolívares frente a un oficial de 94.
Camino hacia la movilización ciudadana
Un referéndum constitucional podría reactivar la participación, según Evans, al conectar con la defensa de la Constitución. Sin embargo, el fraude estructural del 25 de mayo, con resultados predecibles, limitará los avances opositores. Aunque algunos candidatos buscan espacios democráticos, el gobierno controlará los resultados, asignando cuotas arbitrarias. Evans destaca la valentía de sectores que resisten, pero advoca por un discurso más sincero que reconozca la fortaleza del régimen y evite promesas vacías, como la caída inminente del gobierno, repetidas durante una década sin resultados.
Desafíos sociales y económicos en Venezuela
La apatía no solo responde al fraude electoral, sino a la crisis económica. Con un ingreso insuficiente, los venezolanos enfrentan hambre y desesperanza. Evans recoge el sentimiento popular: la gente rechaza tanto al gobierno como a la oposición, percibiendo a los políticos como desconectados de sus necesidades. Esta desconexión, agravada por la represión y la infiltración en movimientos opositores, dificulta la movilización. La reciente fuga de opositores desde la embajada argentina dio un respiro, pero el ingreso de nueve nuevos presos políticos al Helicoide refleja la intensificación del control estatal.
Presión internacional: Una estrategia revisada
Evans cuestiona las sanciones, argumentando que afectan a la población más que al régimen. La salida de Chevron, por ejemplo, disparó la brecha cambiaria, encareciendo la vida cotidiana. Propone sanciones focalizadas a figuras políticas, no al país, y una presión internacional que priorice la restauración del Estado de derecho sin dañar a los ciudadanos. Reconoce el riesgo de criticar sanciones en Venezuela, donde hacerlo convierte a los críticos en blancos del gobierno, pero mantiene su postura por convicción, buscando un enfoque que no castigue a los más vulnerables.
Hacia un futuro incierto pero esperanzado
A pesar de la complejidad, Evans permanece optimista, destacando la necesidad de resistir y seguir luchando. Elogia la valentía de comunicadores y estudiantes que desafían al régimen con protestas creativas. Propone un liderazgo que aprenda de los errores, sea empático y transparente, y conecte con las expectativas ciudadanas. Aunque el 25 de mayo será un proceso cuestionado, ve en un posible referéndum una oportunidad para movilizar al pueblo. Concluye que, sin una oposición unificada y una estrategia clara, Venezuela podría acercarse a un modelo autoritario similar al cubano, con comunas reemplazando estructuras democráticas.
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Fuente de TenemosNoticias.com: puntodecorte.net
Publicado el: 2025-05-19 14:54:00
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