Champions: Lampard, el nio bien del elitista Chelsea que dijo s a una apuesta suicida | Champions League 2022 | elmundo.es

Acept la propuesta exprs del dueo norteamericano con la intencin de eliminar al Madrid y relanzar su maltrecha carrera en los banquillos

Esto es un ‘win-win’. Frank Lampard lo tuvo claro. Un ‘win-win’ es eliminar al Madrid, cambiar el sino de una carrera fracasada hasta ahora como entrenador, todo lo contrario que como futbolista, posiblemente el mejor, dada su regularidad y ttulos, en la historia del Chelsea. Todava tiene el rcord de haber jugado 164 partidos consecutivos en la Premier, entre 2001 y 2005. Cuando el nuevo propietario, Todd Boehly, lo llam, saba que no era para lo mismo que cuando lo hizo Roman Abramovich, con quien tena un feeling especial. Nada de eso. Era para una misin circunstancial, mientras citaba a consultas a Luis Enrique y Julian Nagelsmann. Si gano al Madrid, todo puede cambiar. Si pierdo, nada lo har, se dijo. El 2-0 en el Bernabu hizo la apuesta ms difcil en un equipo que no necesita nicamente un entrenador. Urge un terapeuta. En Stamford Bridge no tiene ms remedio que redoblar su apuesta: todo al blanco, todo o nada.

En el barrio de Chelsea no hay caras de optimismo. Tampoco en el equipo, aunque la mayora coincide en que, en la situacin de inferioridad en la que jug el equipo ms de media hora en la ida, el resultado pudo ser peor. Lampard es muy ‘polite’, educado, hijo de la clase media, al contrario que los Wayne Rooney o Steven Gerrard que formaron parte de su generacin en la seleccin. La barrera social, de hecho, hizo que no conectara todo lo bien que los pross habran necesitado en el terreno de juego, especialmente con Gerrard en el centro del campo. Tambin le ocurra en su propio equipo con el central John Terry, procedente de la ‘working class’. Lampard no era slo un grandsimo futbolista, sino que estaba hecho a la medida del elitista Chelsea, entre cuyos aficionados se encuentran Michael Caine, Sebastian Coe, Matt Damon o Will Ferrell.

LA SENDA DE GUARDIOLA

Lampard era lo que Pep Guardiola y ahora Xavi Hernndez al Bara o Diego Simeone al Atltico. Sin embargo, el ingls se recost demasiado en el aura de su figura, con una escassima experiencia, en el Derby County, y poco trabajo previo. La llamada de Abramovich, en el verano de 2019, fue la llamada de un amigo, no slo la de un propietario. La relacin entre ambos haba sido estrecha, hasta el extremo de que el oligarca ruso le prestaba su yate particular durante las vacaciones. Era como un retablo de lujos en el mar. Con Boehly no tiene nada que ver. Lampard recurri, ayer, a las visitas de Abramovich al vestuario para justificar la que hizo el norteamericano tras perder en la ida: Es positivo que un dueo muestre su pasin.

En una Premier colonizada por las grandes primadonas de los banquillos, la inmensa mayora extranjeros, la apuesta por un tcnico ingls y prcticamente novel supona un riesgo altsimo. De hecho, fue un portugus, Jos Mourinho, quien consigui sacar el mejor rendimiento de Lampard como futbolista, y un italo-suizo, Roberto Di Matteo, el que le llev a levantar la Champions contra todo pronstico. Por su mente ha pasado, asimismo, aquel periodo en el que el mayor ttulo de este equipo lleg con un interino en el banco.

VESTUARIO DIFCIL

Lampard consigui clasificar al Chelsea para la Champions, despus de realizar incorporaciones como Havertz, Timo Werner o Chilwell, pero los problemas empezaron nada ms iniciarse la siguiente temporada. Fue despedido, entre quejas por no haber atendido sus peticiones de fichajes y enfrentado a Marina Gravanovskaia, la mujer de hierro de Abramovich en el club. El oligarca no pudo salvarlo ante la crisis de resultados y un distanciamiento con el vestuario que ni siquiera su ex compaero Peter Cech pudo corregir. A varios de esos futbolistas se ha vuelto ahora a encontrar.

A sus 44 aos, Lampard sabe que si sale sealado de esta etapa exprs, la Premier puede cerrarle las puertas para siempre. En su paso por el Everton, en el que sustituy a Rafa Bentez, tampoco ofreci nada distinto. Este torneo respeta a sus glorias ms que ningn otro, est en su cultura, pero slo le cede las responsabilidades si funcionan. Algo similar le ocurre a Gerrard, despus de dirigir al Aston Villa. No han logrado replicar en los banquillos lo que fueron en el terreno de juego.

Cada partido con el Chelsea es una oportunidad. Lo es tambin para m, manifest, ayer, en un tono menos custico que el utilizado con sus jugadores despus de la derrota contra el BrigHton, en Stamford Bridge, donde fue recibido con una pancarta de apoyo, a pesar del resultado del Bernabu. Sabe que la grada le quiere, una grada dura a la que apel para que empuje a sus futbolistas. Es tarde para los mecanismos colectivos, pero no lo es para que expresen la calidad individual que tienen. Si lo hacen, el resultado en su opinin, no es una losa y todo puede cambiar para este hroe o suicida, pero siempre hijo predilecto del Chelsea.