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Estos son los empresarios rusos que se ocultan detrás de Telegram con un negocio de 30.000 millones

Estos son los empresarios rusos que se ocultan detrás de Telegram con un negocio de 30.000 millones

Nikólai y Pável Dúrov. Dos empresarios rusos de 40 y 39 años de edad respectivamente. Son los creadores y propietarios de Telegram, la red social de mensajería bajo investigación ahora en la Audiencia Nacional, que opera desde Dubái y se oculta tras sociedades opacas en las Islas Vírgenes Británicas y Caimán. Movistar Plus, Atresmedia y Mediaset denunciaron a la aplicación por violar los derechos de propiedad intelectual y el uso de contenido sin autorización por parte de los usuarios. El juez Pedraz, que decretó el bloqueo ante la negativa a cooperar y facilitar información por parte de las Islas Vírgenes, acabó reculando 72 horas después.

No es la primera vez Telegram trata de esconderse para evitar ser sancionado. Nikólai, matemático y programador y Pável, licenciado en filología inglesa, al que algunos medios han apodado ya como el Mark Zuckerberg ruso, saben como manejarse entre bastidores. Fue Pável el que, tras acabar sus estudios en la Universidad de San Petersburgo y mientras se preparaba para trabajar como intérprete y traductor, creó una librería online, duroy.com, en la que se compartían apuntes y libros. Ese fue el origen de Vkrontake (VK), una red similar a Facebook creada en 2006, que en un principio estaba planteada solo para estudiantes, pero a la que se acabaron sumando familiares y amigos. En 2014, con más de 250 millones de usuarios, el Gobierno de Putin le exigió entregar datos de manifestantes ucranianos. Pável Dúrov, que ejercía como CEO se negó, y la red acabó siendo bloqueada. Distintos aliados de Putin se hicieron con el 88% del capital de forma ilícita y tomaron entonces el control. Despidieron a Dúrov y le obligaron así a vender su participación.

Pero Nikólai y Pável tenían las espaldas cubiertas. Apenas unos meses antes de la intervención estatal de VK, en octubre de 2013 crearon y segregaron Telegram. En febrero de 2014 la empresa se constituyó como empresa independiente en Londres, pero abriendo también oficina en Belice, un paraíso fiscal donde podía ocultarse de las garras de Putin. Apenas tres años después, ante el temor de un bloqueo y en pleno enfrentamiento con Putin, los Dúrov se llevaron la sede a Dubái y establecieron la empresa matriz en Islas Vírgenes Británicas.

Aunque se sospecha de que hay sociedades fantasmas en otros paraísos fiscales, la opacidad en torno a la compañía es total. Más allá de las sociedades en Dubái o Islas Vírgenes, solo se sabe que cuenta también con otra entidad, Telegram Open Network (TOM) Foundation, domiciliada en las Islas Caimán y que cuenta con solo dos administradores: Nikólai y Pável. En teoría, su objetivo es promover la tecnología blockchain, pero en la práctica su función real es una incógnita, más allá de tratar de mantener el secreto de sus operaciones.

Los usuarios

Telegram tiene, actualmente, 900 millones de usuarios al mes. Un 80% más que a principios de 2021, cuando apenas alcanzaba los 500 millones. Estas cifras, sin embargo, todavía están muy alejadas de sus principales competidores. WhatsApp cuenta a nivel mundial con 2.000 millones de usuarios mensuales; WeChat, la aplicación china de mensajería, 1.330 millones y Facebook Messenger, 980 millones. A pesar de esto, Telegram habría recibido unas valoraciones de más de 30.000 millones de dólares (alrededor de 27.700 millones de euros al cambio actual) de posibles inversores; pero Dúrov ha descartado vender la aplicación y espera a una futura salida a bolsa, según explicó en una entrevista con el Financial Times. Además, apuntó que «esperamos ser rentables el próximo año, si no este año».

La aplicación se ha convertido en muy poco tiempo en una herramienta de comunicación clave no solo para los usuarios sino también para las empresas, ya que es una herramienta segura y fiable. No obstante, desde distintos medios se acusa a Telegram de no estar regulada correctamente bajo ninguna jurisdicción, lo que hace que pueda convertirse en un coladero para la actividad criminal. Los críticos han dejado entrever, además, que el Kremlin puede tener vínculos o influencia sobre Telegram, una afirmación que Durov rechazó como «inexacta» en su entrevista. En teoría, de hecho, el enfrentamiento con el Gobierno ruso, que ha intentado varias veces el bloqueo de la aplicación, es total.

A nivel económico, Telegram soporta un gasto anual de 65 céntimos por usuario. En su esfuerzo por generar ingresos, la aplicación de mensajería ha introducido la publicidad en varias regiones, exigiendo un gasto mínimo por anunciante o agenda. De cara a este 2024, se espera que Telegram expanda la publicidad a nivel mundial.

El papel de la Audiencia Nacional

Una denuncia de Mediaset, Atresmedia y MovistarPlus a Telegram por presunto uso no autorizado de contenido audiovisual sometido a derechos de autor hizo saltar todas las alarmas el pasado viernes. El titular del Juzgado de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz, optó por bloquear la aplicación porque las autoridades de las Islas Vírgenes no cooperaban. Parecía muy firme en su decisión, pero 72 horas después reculó y anuló esta medida, pues era «desproporcionada e injusta». Además, de causar daños profesionales y económicos a los usuarios. Pedraz también pidió ayer un informe a la Comisaría General de Información para conocer más en profundidad la aplicación de mensajería, saber como funciona y que impacto podría tener.

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Fuente de TenemosNoticias.com: www.eleconomista.es

Publicado el: 2024-03-26 05:25:09
En la sección: elEconomista tecnologia

Publicado en Economía y Finanzas

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