Los mviles en Augusta y una filosofa nica: «Ojal hubiera ms torneos as» | elmundo.es

Eso que se suele decir de que el tiempo se detiene, es algo literal en el Masters de Augusta. Ya son 88 ediciones y todos los rectores del campo de golf ms exclusivo siguen teniendo una mxima: En su torneo no entra un telfono mvil.

Ya sea Tiger Woods, el presidente de la cadena CBS o un jardinero, ningn mvil es bienvenido en Augusta National en pleno siglo XXI. poca en la que no existe un solo espectculo deportivo de masas en el mundo que siga este modelo de austeridad tecnolgica.

Para muchos esto es un sinsentido y ms, si se tiene en cuenta que la empresa de telefona AT&T, lder en Estados Unidos, es uno de los patrocinadores del torneo. Las cabinas de telfono, esas que estn en extincin en todo el mundo civilizado, se prodigan en Augusta entre azaleas y magnolios. Alrededor de una treintena se pueden encontrar repartidas en diferentes puntos estratgicos del campo de golf.

WYDHAM CLARK Y JON RAHM

En el Masters se puede pasar la tarde enganchado a una conferencia con Tegucigalpa desde el mismsimo Amen Corner y todo, con cortesa de los socios de chaqueta verde.

El ganador del US Open, Wydham Clark respeta las reglas del Masters pero no entiende muy bien la medida en los tiempos actuales: «A m me parece muy positivo el uso del telfono, sobre todo cuando la gente los utiliza como cmaras. De esta forma pueden captar la esencia del torneo y llevarse el recuerdo para siempre. No es lo mismo tener una imagen recogida por tu propia mano que verlo por televisin. Hoy en da estos apartados son ms que un telfono, son un recurso muy bueno para que la gente disfrute de nuestro deporte».

Para otros, como Jon Rahm, es justo lo contrario: «Creo que debera haber ms torneos que deberan hacer lo mismo«, ha afirmado el vigente campen sobre esta restriccin. «Creo que si el ambiente aqu es tan especial es precisamente por eso. No tienes distracciones, es puro amor al deporte. Ojal hubiera ms torneos as».

Rahm tambin reconoce que, en los ltimos aos, se ha flexibilizado un poco la norma con los jugadores y que Augusta hace ‘la vista gorda‘ en das de prcticas y sobre todo en los pares tres: «Saben que los jugadores llevamos el telfono, pero ni lo sacamos. Quizs con alguna foto o un vdeo corto, pero apenas nada y solo hoy», ha sealado el de Barrika tras el concurso de pares tres.

LA CLAVE ES SER DISCRETO

Todos coinciden que la poltica del campo con los participantes es mucho ms laxa. No hay nada oficial, pero se consienten determinados usos siempre fuera de la rondas oficiales del torneo. La clave para el norteamericano, Billy Horchel es «ser discreto y no hace alarde de su uso».

Estas restricciones pueden ocasionar algn contratiempo para algunos jugadores que han adaptado la nueva tecnologa como parte de su trabajo diario. Un ejemplo es grabarse el swing en el campo de prcticas: «Con el tiempo aprend que no puedo esconder el telfono en algunos sitios. Estoy acostumbrado a golpear algunas bolas y luego mirarlo», ha apuntado Colin Morikawa.

Para el ganador del Open Championship, Brian Harman el telfono no tiene tanta importancia en la semana: «No te sirve de nada tener uno porque cualquiera con quien necesite hablar, como mi entrenador, mi manager o mi esposa, ya est en el campo y no tienen sus mviles».

«Tratamos de ser fieles a nuestra misin, a quienes somos y a lo que Bobby Jones y Clifford Roberts tenan mente cuando crearon el club», ha comentado Fred Riley, CEO del Augusta National, quien tambin ha recordado que, en sus planes, no est la idea de cambiar sus polticas con la telefona.

CUALQUIERA SE EXPONE A NO VOLVER

Al Master le da absolutamente igual las redes sociales y el espectador, periodista o jugador que desafe sus normas, se expone a no volver nunca.

Para el pblico o los patronos, as se denominan, tener un telfono es materialmente imposible ya que los frreos controles de acceso se aseguran que no haya elemento tecnolgico alguno. Muchos que lo saben, lo dejan en casa, otros pcaros y despistados, lo intentan, pero sus terminales quedan requisados en consigna.

Los periodistas, que pueden acceder al club con ellos, slo pueden usarlos en el espectacular centro de prensa, que ya quisiera para s unos Juegos Olmpicos o un Mundial de Ftbol. Al principio, no disponer de un telfono a mano y tener que coordinar cierres, envo de material o mil gestiones varias que requiere la vida de un enviado especial, parece un disparate, pero se terminan adaptando.

Eso s, la acreditacin que permanentemente tienen que llevar, y que incluye un microchip, permite a Augusta controlar donde estn en cada momento de la semana. A pesar de ello, pueden escribir reportajes desde el ordenador porttil, aunque Augusta bien podra obligarles a teclear una Olivetti, tal y como a Bobby Jones le hubiera gustado.