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‘Descubrí pasado oscuro del que conocí en Facebook y me pidió matrimonio’ – Gente – Cultura

‘Descubrí pasado oscuro del que conocí en Facebook y me pidió matrimonio’ - Gente - Cultura

Regresó #MensajeDirecto, un formato con el que EL TIEMPO busca darles un espacio a sus lectores para contar aquellas historias de amor o vivencias personales que se consideran poco comunes. Aunque usted no lo crea, alguien se identificará con su relato. No olvide que, en medio de las diferencias, todos reímos y sufrimos en el mismo idioma. Conozca esta nueva historia.

‘Descubrí pasado oscuro del amor que conocí en Facebook y me pidió matrimonio’

Esta es la versión en audio de esta historia. La voz ha sido generada con inteligencia artificial.

Le dije que ya era momento de empezar los papeles para casarnos. Con su respuesta todo se derrumbó

Salí de una relación justo cuando inició la pandemia. Con las emociones a flor de piel, en noviembre de 2020, recibí un mensaje de un chico mexicano. “Hola, ¿cómo estás?”, leí en mi Facebook. “Qué agradable te ves”. Yo llevaba algo de tiempo solo, así que le respondí.

A partir de ese momento, empezamos a hablar cada vez más seguido. Me decía que era auxiliar de vuelo y que se moría por conocer Colombia. Realmente todo lo vi muy grato, me pareció muy simpático y pensé que era un buen hombre. Ahora que lo recuerdo, siento que fui muy estúpido y caí redondito.

Estuvimos hablando todo el 2021. Entre mensaje va y mensaje viene, un día le quise dejar claro que, aunque soy de mente abierta, a mí no me gusta que me oculten información. Ahí él reveló parte de su pasado. “La verdad es que estuve casado con una chica y tengo un hijo de ese matrimonio”, me contó.

‘Realmente todo lo vi muy grato, me pareció muy simpático y pensé que era un buen hombre’.

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No le di importancia, ni me escandalicé. Valoré mucho su honestidad y le dije que no era un problema, ya que me encantaban los chiquitines.

Cada día, nos tratábamos con más amor. Él me mostraba interés, pero en un momento de racionalidad pensé: “Bueno, está en otro país. No debo quemar pólvora en gallinazos. Es una tontería”.

El inicio de la ‘hipnosis’

Insistía en que me quería. Como estábamos en países distintos, opté por no prestarle mucha atención. Me sembró dudas cuando me llamó en diciembre, estaba ebrio. Dijo que estaba cansado con la situación, que necesitaba que le aclarara si íbamos a tener algo o nos alejábamos para siempre. Al ver tanta euforia, pensé que quizás si me quería para algo serio y accedí a ser su pareja.

Todo siguió muy bien. Le propuse que, si quería algo serio, debíamos vernos en persona. Él solo decía que quería viajar a Colombia, pero no lo hacía. Yo me lancé primero y decidí ir hasta México.

‘Yo me lancé primero y decidí ir hasta México’.

Viajé en marzo de 2022, moría de susto porque no sabía qué encontraría. Aun así, me arriesgué. Al llegar a México, me sentí cómodo, era una persona agradable y simpática. Venía con un amigo que no lo dejaba solo ni para ir al baño; estaba metido en lo que hiciéramos. Pasé por alto eso y continué. Nos fuimos al hotel y tomamos algunas copas.

El primer día salimos de fiesta. Todo iba espectacular hasta que en un momento lo vi chateando en WhatsApp, parecía ocultar algo. Me molesté un poco y le dije que me respetara. Como venía de otro país a verlo, le reiteré que evitara esas situaciones tan incómodas. Inicialmente, me pidió perdón mientras seguía tomando, estaba borracho.

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Dejó su celular en un instante y vi lo que menos esperaba: una conversación altamente sexual con otro chico, en la que decían que se extrañaban y que querían hacer muchas cosas de nuevo. Me enfadé, le dije que mejor nos fuéramos del bar y así quedó la noche.

Dos días después, fuimos a una casa que dijo que era de su familia, un lugar muy lindo y ordenado. Por cómo me trataba, hasta me hizo ilusionarme de que lo nuestro tenía futuro. “Será chévere los dos luchando por todo esto”, creí.

‘¿Quieres ser mi esposo?’

Todo era color de rosa. No creía que mi vida iba a empezar a arruinarse

Aun así, tenía dudas. Pensé “disfrutaré esta semana y me iré, no importa”, pues continuaba con esa actitud de ocultarme cosas o aparentar algo que no era.
Lo enfrenté, le dije que haberme visto con él era una pésima decisión. Para mi sorpresa, se puso súper mal, aseguraba que tenía un pasado muy oscuro, pero que quería cambiar.

Estuve muy feliz cuando llegó el día de regresar a Colombia. Eso sí, él me imploraba mantener la relación, tenía un don único para manipular haciéndose el pobre, dando lástima, solo que ahí no pude notarlo.

Continuamos y para mayo de 2022 viajó a Colombia. Me había enamorado ciegamente de él, le dejaba pasar actitudes reprochables, como beber en exceso, ser agresivo cuando tenía copas encima y coquetear con otros sin importar mi presencia.

Esa semana que me visitó discutimos porque era muy coqueto y se la pasaba tomando alcohol. Justo cuando pensé que sería el final, me pidió matrimonio frente a mis papás. Todos lloramos. Como mi sueño era formar una familia, le dije que sí.

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‘Olvidé el enojo y caí otra vez en la pendejada’.

Olvidé el enojo y caí otra vez en la pendejada. La ceguera me llevó a renunciar a mi trabajo como profesional en un call center -en el que me pagaban bien-, empacar mis maletas, alistar 700 dólares e irme a vivir con él a México sin pensarlo dos veces. Todo era color de rosa. No creía que mi vida iba a empezar a arruinarse.

Hola, México

El poder de manipulación era tan grande que en ese momento yo no sabía qué hacer

Él todo el tiempo me mostró que tenía un súper trabajo, que su familia era una maravilla, que era respetuoso, que ya se había divorciado para casarnos. Yo vivía una ilusión creada por él.

“Voy a llegar, no voy a tener que pasar la vida de cualquier migrante, nos va a ir muy bien”, me imaginé. Pero los primeros días en México fueron como una cachetada. Me llevó a vivir a una casa vieja, con una entrada horrible, en un barrio inseguro, donde incluso las calles estaban llenas de basura y ratas.

Otro error mío se sumó a la pesadilla. “Amor, dame plata, mira que acabamos de llegar de Colombia y no tengo. Te la devuelvo esta semana”, me rogó. Caí. Le di los 700 dólares de mis ahorros.

‘Le dije que ya era momento de empezar los papeles para casarnos. Con su respuesta todo se derrumbó’.

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Allá de ilegal no quería estar; quería trabajar. Le dije que ya era momento de empezar los papeles para casarnos. Con su respuesta todo se derrumbó: “En realidad, yo no me he divorciado, tengo muchas deudas y no trabajo en ninguna aerolínea”.

¡Quería morirme en ese momento! Se los juro. Lo que escondía era que trabajaba en una panadería y con eso trataba de mantener a su hijo porque la verdad es que era alcohólico e irresponsable. Que trabajara como panadero en las mañanas no me preocupaba, pero sí me parecía horrible que con mentiras me llevara a otro país.

El poder de manipulación era tan grande que en ese momento yo no sabía qué hacer. Cuando le reclamaba, automáticamente lloraba, entraba en plan lastimero, reiteraba que era el amor de su vida, que podríamos salir adelante, y amenazaba con tirarse de un puente o quitarse la vida si lo dejaba… Me convencía a través del llanto.

De vuelta a Colombia

Me involucró con el cuidado de su hijo que incluso un día conocí a su exesposa. Ella fue amable, pero me contó que definitivamente era un alcohólico. Toda su relación fue traumática, pues nunca tenía dinero y no desaprovechaba para serle infiel.

Con mi ceguera, alentada por su chantaje emocional constante, creí que todo lo que me decía su ex era mentira. “Me está tratando de dañar la mente para que me aleje, tendrá envidia”, pensé. Todo eso era verdad, solo que yo estaba hipnotizado.

A los pocos días de estar en México, decidí ‘coger al toro por los cachos’. Le dije que regresaba a Colombia. Su reacción fue volver al poder de la manipulación y el llanto. “Llévame contigo, lucharemos juntos” y otra infinidad de cosas me imploró que lo hacían ver noble.

‘Su reacción fue volver al poder de la manipulación y el llanto’.

Después comprendería que el tipo creció entre tantas dificultades que había visto en mí su marrano o la gallina de los huevos de oro. Por eso, hacía todo para que yo no lo soltara.Otra vez caí manipulado. Le dije: “Listo, vámonos para Colombia”.

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Una dosis de su propia medicina

Un día amanecí que no podía verlo. No sabía cómo echarlo de mi casa y sacarlo definitivamente de mi vida

Llegamos al país a comienzos de julio de 2022. Mi familia nos recibió en su casa, preguntándome si estaba seguro de lo que hacía con el mexicano. Todo iba bien, ya que yo había conseguido trabajo. Curiosamente, el que me había pedido matrimonio comenzó a salir con frecuencia, pasó de no conocer a nadie en la ciudad a hablarse con varios. Me agradaba que, pese a todo, no se sintiera mal por estar lejos de su hogar.

Solo que, al paso de unas semanas, se fue acabando mi ilusión con él. No me gustaba que no se bañara, que se pasara de abusivo hablando con otros chicos, que se mantuviera mentiroso. Además, me pedía plata para enviarle a su hijo en México; nunca vi de él ningún aporte para los gastos.

Un día amanecí que no podía verlo. No sabía cómo echarlo de mi casa y sacarlo definitivamente de mi vida. No quiso irse y acudió a su tradicional chantaje, asegurando que gracias a mí su vida había tomado un mejor rumbo. Pero como yo ya estaba despertando, le di de su propia medicina. Le dije que parte de mi familia vivía en España y que allá nos podría ir mejor como pareja.

‘No quiso irse y acudió a su tradicional chantaje, asegurando que gracias a mí su vida había tomado un mejor rumbo’.

“Vámonos para España. Para irnos, creo que debes ir a México primero, ver a tu hijo y mirar si tienes todo en regla, así Migración no te pone problema. Pueden negarte la entrada si ven que llevas un mes en Colombia sin hacer nada”, le propuse.

El hombre se puso feliz. ¡Claro, era un vividor! Tuve que comprarle el vuelo para que se marchara a “dejar todo listo” en México.

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Adiós a la plata, sí a la tranquilidad

Al revisar mis pertenencias, descubrí que se había llevado cuatro millones de pesos en efectivo que yo tenía guardados. Le escribí una vez llegó a su país y le reclamé mi plata, pero dijo que los había tomado para un seguro de viaje. Le insistí que necesitaba esos millones para completar los vuelos a España, pero él no los devolvió.

Preferí perder plata, pero no mi tranquilidad. ¿Seguir manteniendo a ese hombre que me prometía amor para que me pusiera a sufrir cada vez más? No, llegué a mi límite y le dije no más.

‘Con todo esto que sucedió, decidí aventurarme. Viajé hace poco’.

Definitivamente, es mejor solo que mal acompañado

Yo sí tenía familia en España, quienes me habían dicho que me fuera para allá desde hacía varios años. Con todo esto que sucedió, decidí aventurarme. Viajé hace poco y aquí ando viviendo feliz, tranquilo y recuperando el dinero que me robó.

Las redes sociales engañan demasiado, allá se ven cosas maravillosas que resultan ser una mentira. Si ustedes conocen a alguien por internet, tienen que ser muy cuidadosos. A las personas nunca se les termina de conocer. No caigan en esos amores que dicen ser perfectos y en realidad son un infierno. Definitivamente, es mejor solo que mal acompañado.

El cínico continuó escribiéndome. “Me engañaste y me despachaste para México”, se atrevió a decir. Lo que me enfureció más fue que se mudó a Canadá, según vi en sus últimas publicaciones de redes. Se fue con la plata que me robó y hasta me envió un mensaje en el que decía que allá me esperaba, que cambiaría y corregiría sus errores porque ahora estaba bajo la guía de la Virgen de Guadalupe.

Lo bloqueé de todo y hasta hoy no sé nada de él.

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Fuente de TenemosNoticias.com: www.eltiempo.com

Publicado el: 2023-01-06 12:28:59
En la sección: EL TIEMPO.COM – Cultura

Publicado en Cultura