Vuelta a Espaa: Jess Herrada consigue la primera victoria espaola de la Vuelta en Laguna Negra | elmundo.es

El manchego alcanz antes que nadie la cima a pesar de que el favorito era Geraint Thomas y en el pelotn de los grandes no hubo movimientos

• Undcima etapa Clasificacin y tiempos
• Clasificacin general Kuss contina siendo lder

… Y de repente, all arriba, entre roquedales y pinares, pequea y poco profunda, pero misteriosa, la Laguna Negra. Un nombre tenebrosamente potico, territorio onrico de elfos y druidas, en las altas, fras, hermosas y despobladas tierras sorianas. Un recorrido en suave y continuo ascenso que culminaba con un puerto a 2.000 metros de altitud, de 6,5 kms. de longitud, con una pendiente mxima del 14% y una media del 6,8%.

Jess Herrada alcanz antes que nadie la cima, 300 interminables metros al 13%, y obtuvo la primera victoria espaola justamente en el ecuador de la carrera, en la undcima etapa. Un esperanzador punto de inflexin para los nuestros, aunque no una garanta de repeticin cuando la Vuelta encara, apretada en la clasificacin general, la cuenta atrs.

Herrada (Cofidis), 33 aos ya, en su tercer triunfo parcial en la Vuelta, fue la exitosa punta de lanza de la numerosa escapada de cada da, que esta vez reuna, tras escaramuzas centelleantes, a 26 hombres de 16 equipos. No estaban representados en esa multitud heterognea el Jumbo Visma, el Emirates y el Soudal Quick-Step. O sea, los grupos de los grandes favoritos. Estaba claro que las figuras y sus directores se desentendan de una pelea de orden secundario. La fuga llegara a buen y alto puerto.

El mejor clasificado era el gafado Geraint Thomas (Ineos), a ms de 13 minutos. Inofensivo, pues. Pedaleaban tambin Filippo Ganna, Jess Herrada, claro, Luis Len Snchez, Pelayo Snchez, Romain Grgoire, Jonathan Caicedo, Andreas Kron…

Ruta empinada

Nada que resear, nada que interpretar hasta el mismo momento en que la ruta empez a empinarse dolorosamente. Ganna se inmol en un esfuerzo titnico e intil en beneficio frustrado de Thomas. Mezcla reversible de purasangre en el llano y perchern en las cuestas, el italiano destroz el grupo. A base de pura potencia, de fuerza bruta, lo enflaqueci y, cuando, a un kilmetro y medio de la cumbre, exhausto, cedi, ya slo quedaban ocho hombres retorcindose sobre sus mquinas.

Caicedo hizo un ataque de fogueo. Y, cuando lo atraparon, surgi Herrada, que conservaba ms energas que nadie. Pero, seguramente, sobre todo, ms conocimiento no tanto del terreno como de s mismo. Tras l, ligeramente desperdigados, a tres, ocho, 12, 19 segundos, Grgoire, Kron, Caicedo, Thomas…

En el pelotn de los grandes no se mova nadie. Casi todos porque no podan. Unos cuantos, los ilustres, porque no queran. Daba gusto y un poco de miedo ver a Evenepoel, fresco como una lechuga, hacer ostensibles gestos de calma, como diciendo: «Quietos, quietos, no nos ataquemos entre nosotros. Ya tuvimos bastante ayer y, dentro de un par de das, llegan el Portalet, el Aubisque y el Tourmalet. Ya habr tiempo de buscarnos las cosquillas». No manda en la carrera, pero lo parece.

Pero, como es un poco exhibicionista y un mucho revoltoso, unos metros antes de la pancarta, se marc un ataquito para hacerse notar que todos siguieron sin problemas. l u otros podan haber intentado obtener unos segunditos. Terreno haba. Pero todos haban firmado un pacto de no agresin. La Vuelta sigue igual.

La duodcima etapa, plana, llevar la carrera hasta Zaragoza. Pero el viernes, lo dicho: el Tourmalet y compaa. Y el sbado, Larra Belagua, un puerto de primera. Y antes, dos de categora especial (Hourcre y Larrau) y uno de tercera. No habr dnde esconderse.