Control vecinal y apatía sustituyen al entusiasmo en comicios en Caracas

Con escasa afluencia de votantes y calles casi desiertas, Caracas vivió el inicio de una jornada electoral marcada por el desencanto este 25 de mayo. Los centros electorales lucen vacíos, mientras el CNE asegura normalidad. Vecinos de zonas del oeste de la ciudad, antiguo bastión chavista, denuncian presión para votar y grupos registran quiénes participan.

Caracas. Hasta poco después de las 2:00 p. m. de este domingo, 25 de mayo, la jornada electoral en Caracas ha transcurrido con una afluencia de votantes visiblemente baja, con la mayoría de los centros vacíos y calles inusualmente desiertas, en especial en sectores históricamente afectos al oficialismo como Catia, La Vega y Montalbán.

Pese al balance positivo ofrecido por el Consejo Nacional Electoral (CNE), tres horas después de iniciadas las elecciones regionales y parlamentarias, el panorama en el municipio Libertador del Distrito Capital ha estado marcado por denuncias de presión vecinal y un evidente desencanto ciudadano.

En contraste con otros procesos, incluida la elección presidencial del 28 de julio de 2024, en el ambiente ha primado la calma, la desmovilización ciudadana y la presencia de puntos vecinales de voceros de estructuras afines al oficialismo en los que anotan a quienes acuden a sufragar, según pudo corroborar Crónica Uno en un recorrido desde la mañana.

En la avenida Sucre de Catia, hasta el mediodía los comercios permanecían cerrados, en su mayoría, con excepción de algunos abastos, charcuterías y supermercados.

A las 12:40 p. m., en la parada de la ruta Caracas–La Guaira, muy cerca del Palacio Federal Legislativo, sede de la Asamblea Nacional (AN) que en esta jornada renovará todas sus curules, apenas tres unidades cargaban pasajeros.

En las cercanías del Parque del Oeste Alí Primera, se observaban grupos de jóvenes jugar o pasear, indiferentes al proceso electoral. La imagen distaba de la movilización típica de otras jornadas comiciales.

Voto a presión

En este contexto, surgieron testimonios que apuntan a un patrón de presión indirecta. Una vecina de las Torres de Catia, quien solicitó anonimato por temor a represalias, aseguró que votó “por la oposición” tras recibir rumores en su comunidad.

“En los pasillos se decía que quien no fuera a votar ni se anotara en los puntos rojos perdería el bono de guerra. No sé si era cierto, pero por si acaso, fui y voté”,

contó.

Mensajes similares también circularon en grupos de servicios de mensajería instantánea la noche anterior. Incluso, algunos mensajes textos fueron enviados por supuestas instituciones del Estado para confirmar la participación en horas de la tarde de este domingo.

Pese al control y despliegue oficial, el desánimo se impuso. Inclusive, factores de la oposición que decidieron participar en la cuestionada votación admitieron el clima de apatía generalizado.

“Aquí entendemos los sentimientos que hay: frustración, miedo, escepticismo. Pero decidimos canalizarlos con el voto”, declaró Stalin González, candidato a diputado por Un Nuevo Tiempo y la nueva tarjeta opositora llamada Unidad y Cambio.

En un mensaje transmitido en vivo por su cuenta en Instagram, González aseguró que el proceso es rápido y que “si hay colas, es por problemas técnicos aislados”. También reiteró que su coalición “siempre ha reconocido los resultados”, pero exigió al CNE “transparencia total, mesa por mesa”.

Desde el comando Venezuela Es La Razón, nombre de la coalición opositora en estos comicios, Ángel Medina denunció los intentos de intimidación y alertó sobre “el uso del miedo como herramienta política”. “Esta elección debe marcar el inicio del regreso institucional. El voto no puede ser una moneda de chantaje”, dijo en rueda de prensa.

Silencio masivo

Desde las 6:00 a. m., el Colegio La Consolación, en la avenida Las Palmas, abrió sus puertas con siete mesas operativas para recibir a 7500 electores registrados. Aunque se esperaba un flujo constante, el número de votantes ha sido reducido desde la mañana.

“Estoy sorprendido, pensaba que acudirían más personas”, reconoció Josué, voluntario local que orienta a adultos mayores. “Aun así, el procedimiento ha sido rápido y sin mayores complicaciones”, contó a Crónica Uno.

La Unidad Educativa Nacional Bolivariana Domingo Faustino Sarmiento, en Maripérez, también mostraba poco movimiento de votantes.

Pese a la escasa afluencia, en los alrededores se instalaron dos toldos improvisados, donde vecinos de la zona con cuadernos en mano registraban a quienes ya habían votado. Una práctica que ha sido señalada en anteriores comicios por generar presión o control social.

Una votante jubilada, de 65 años, que sí decidió participar, explicó que lo hizo “para dar la cara por el país, aunque muchos conocidos no quisieron venir. Aún creo que el voto puede servir”.

En el Complejo Educativo Fermín Toro, ubicado en la urbanización El Silencio, uno de los centros de votación más grandes del municipio Libertador, llamó la atención la fuerte presencia militar, con funcionarios uniformados apostados en los alrededores del plantel, donde están registrados más de 9000 electores.

En la avenida Universidad, una de las principales vías del centro de la ciudad, la imagen era inusual: muy pocos vehículos, transporte público casi ausente y comercios cerrados.

El bullicio típico de los domingos desapareció, para dar paso a un silencio casi absoluto, solo interrumpido por el paso esporádico de electores y disminuidas caravanas de los grupos de choque, identificados como afines gobierno, más conocidos como colectivos.

Desde el oficialismo, el actual presidente de la AN y candidato a la reelección como diputado, Jorge Rodríguez, destacó que la jornada transcurre “en paz”.

Previamente, Carlos Quintero, vicepresidente del CNE, informó que las 100 % de las mesas están instaladas y que las incidencias apenas alcanzan el 0,72 %.

Sin embargo, los reportes ciudadanos reflejan una realidad más compleja: centros con poca afluencia, control social desde la base y una creciente apatía electoral.

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