El agujero negro que está en el centro de nuestra galaxia está experimentando llamaradas, que van desde destellos hasta brillantes erupciones, según un equipo que analizó los datos de observaciones recientes del Telescopio Espacial Webb.
Las observaciones detallaron el entorno extremo en la vecindad inmediata de Sagitario A* (se pronuncia A-estrella), el agujero negro supermasivo que hay en el centro de la Vía Láctea. La masa de Sagitario A* equivale a cuatro millones la del sol, y está rodeado por un disco de material que el agujero negro atrae por su inexorable gravedad. Según un comunicado de la Universidad Northwestern, las observaciones recientes del agujero negro son las más prolongadas y detalladas hasta ahora.
Según el trabajo de este equipo, publicado hoy en The Astrophysical Journal Letters, el disco de acreción del agujero negro borbotea con llamaradas enérgicas, lo que ofrece indicios de la forma en que los agujeros negros afectan a sus entornos inmediatos. Los agujeros negros siguen contándose entre los objetos menos conocidos del universo.
El nuestro es único
“Se sabe que en casi todos los agujeros negros supermasivos hay llamaradas, pero nuestro agujero negro es único”, dijo Farhad Yusef-Zadeh, astrónomo de Northwestern y autor principal del trabajo en un comunicado de la universidad. “Siempre está activo y nunca parece alcanzar un estado de estabilidad. Observamos el agujero negro muchas veces a lo largo de 2023 y 2024, y notamos cambios en cada una de esas observaciones”.
Las llamaradas de Sagitario A* son a veces en rayos X, pero con mayor frecuencia en infrarrojo, por lo que la mirada atenta y perceptiva del infrarrojo del telescopio Webb lo tiene como objetivo importante. Las observaciones recientes se hicieron con la cámara casi infrarroja o NIRCam. El telescopio observó a Sagitario A* durante 48 horas en total a lo largo de un año. El equipo observó el agujero negro en distintos momentos del año para entender los cambios en sus llamaradas de luz.
A los astrónomos les sorprendió la frecuencia de las llamaradas del agujero negro: cinco o seis grandes llamaradas por día, con llamaradas menores cada tanto en el mismo período. Yusef-Zadeh dijo que es probable que se deban a perturbaciones del disco de acreción, que comprimen su gas sobrecalentado (plasma) y causan estallidos de radiación similares a las llamaradas solares que produce nuestro sol.
“Por supuesto que los procesos son más notorios porque el entorno que rodea al agujero negro tiene más energía y es mucho más extremo”, afirmó Yusef-Zadeh. “Pero la superficie del sol también borbotea con actividad”.
El inicio de 2025 fue espectacular. El mes pasado otro equipo de investigadores detectó llamaradas de medio infrarrojo que provenían del núcleo del agujero negro. Fue la primera vez, y lo captó el Instrumento Medio Infrarrojo del telescopio Webb. Además de las preguntas obvias que podrían responder los datos, sobre cómo interactúa nuestro agujero negro con la materia de su entorno inmediato, y cómo las llamaradas que produce afectan al disco de acreción y lo que está más allá, estas observaciones son otro gran logro del telescopio Webb.
La tarea de este telescopio consiste en estudiar todos los períodos de la historia cósmica, y su lente puede ver algo de la luz más antigua del universo. Pero además puede revelar nuevos detalles sobre los objetos de nuestro sistema solar y – como se hace evidente aquí – también sobre lo que hay en el centro de nuestra galaxia.
Este artículo ha sido traducido de Gizmodo US por Lucas Handley. Aquí podrás encontrar la versión original.
Fuente de TenemosNoticias.com: es.gizmodo.com
Publicado el: 2025-02-19 10:40:00
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