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La gira de Carlos Gardel en Colombia conquistó Barranquilla, Cartagena, Medellín y Bogotá antes de su trágico final

La gira de Carlos Gardel en Colombia conquistó Barranquilla, Cartagena, Medellín y Bogotá antes de su trágico final

Carlos Gardel, el día 31 de enero de 1935, no ocultó su satisfacción con ocasión de la llegada –por fin– de sus guitarristas Aguilar, Barbieri y Riverol a los muelles del puerto de Nueva York procedentes de Buenos Aires, quienes acudían a su llamado para acompañarlo en su gira a las Antillas, Venezuela y Colombia, en la que fincaba muchas expectativas; y en donde era conocido por sus discos y películas: “Llegaron los guitarristas y los pobres tuvieron que pasarse(…)48 horas internados en una isla(Eliis) (…)para poder sacarlos tuve que depositar 1.500 dólares de garantía”, le informó a Armando Defino, su administrador en la capital argentina.

Por esos días rodaba El día que me quieras en los estudios Astoria (Queens), el primero de dos filmes por los que fue contratado por la Paramount Pictures en condiciones ventajosas: “Como sabrás, a ningún artista se le da porcentaje y hasta las estrellas de Hollywood, como Greta Garbo, nunca tienen más de un 8 o 10 por ciento. Yo he conseguido el 20”, le dijo a Defino y, además, recibió un pago de 22.000 dólares (equivalentes a 487.000 dólares de hoy).

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En ella participó su socio y amigo el brasilero Alfredo Le Pera en el guion y las canciones, y el argentino Terig Tucci en los arreglos musicales, quien fue también el artífice de los exitosos discos que grabó con su orquesta, en simultáneo con la RCA Víctor, con una remuneración de 900 dólares (22.000 dólares actuales) por cada uno de ellos, sin contar las regalías: “La próxima estará terminada en marzo. Inmediatamente saldré para una gira por Centroamérica, la cual terminará a finales de junio, e iré a Francia a ver a mi querida mamita y darle muchos besos”, le escribió a doña Berta, su madre, el 13 de febrero de 1935.

Carlos Gardel fue un cantante, compositor y actor de cine. Foto:Archivo EL TIEMPO

En dos semanas se rodó Tango bar considerada su mejor película, en la que cantó los tangos Por una cabeza y Arrabal amargo. El 19 y 20 de marzo, a escasos ocho días de la partida, reanudó sus presentaciones en la cadena radial NBC, donde –de tiempo atrás– dio a conocer el tango en esta gran urbe que contaba ya con más de 500.000 hispanohablantes.

Ese mismo 20 de marzo regresó en las horas de la noche a los estudios de RCA Víctor a grabar las restantes trece canciones que fueron las últimas que grabó: “El día anterior a su partida lo pasó Gardel –decía Tucci– escribiendo a su administrador y amigo Armando Defino, a quien daba instrucciones referentes a negocios pendientes, cobros y otros asuntos”. Defino había reemplazado a José Razzano, su anterior duetista y representante, y este se dedicaba a enderezarle sus maltrechas finanzas con inversiones en negocios muy rentables.

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A sus 44 años, pocos artistas como Gardel podían mostrar tantos logros: seis destacadas películas realizadas en París y Nueva York en menos de cuatro años, y una producción discográfica que alcanzó la astronómica cifra de 1.026 canciones (según la sumatoria del investigador José Antonio Cárcamo) con las que inundó al mundo, quedándole por conquistar el Caribe y parte de Suramérica.

El jueves 28 de marzo de 1935, Gardel zarpó en el vapor Coamo rumbo a Puerto Rico, acompañado de Le Pera, los guitarristas José Plaja, su secretario y José Corpas, que le servía de valet.

A bordo, departió mucho con los demás pasajeros: “la gran mayoría (…) eran damas de la sociedad boricua (…) dichosas de viajar en su compañía”, añadió Le Pera, citado por el compositor Mario Battistella.

Carlos Gardel iba en el avión SACO Foto:X: @cultura_tango

Miedo al avión

Sin embargo, en su interior albergaba una gran preocupación: algunas presentaciones en Colombia, por lo escarpado de su geografía, debían realizarse por vía aérea y Gardel sentía pavor por los aviones, lo que lo llevó incluso, a jurarle a su madre que nunca se subiría a uno de estos aparatos.

En la madrugada del primero de abril, Gardel arribó a San Juan de Puerto Rico, donde miles de personas lo esperaban. Debutó en el teatro Paramount, con lleno total y 3.000 seguidores que se quedaron por fuera, lo que lo obligó a prolongar su estadía por veintitrés días más, con presentaciones en el resto de la isla: “Quiero estar –dijo– al alcance de todos”. Allí se sumó al grupo el puertorriqueño Alfonso Azzaf como relacionista público.

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Siguió a Caracas, con escala en La Guaira, adonde llegaron el 25 de abril: “El resultado fue dramático –recordaba Le Pera– hubo personas lastimadas y un tumulto que nos hizo temer por nuestra seguridad”. Del 26 al 10 de mayo, se presentó en los teatros Principal y Rialto, con lleno completo, y después por Maracay, Valencia y Maracaibo.

Luego viajaron a Curazao el 24 de mayo en el vapor Medea, con actuaciones en los teatros Roxy y Cinelandia. De allí a Aruba, sus acompañantes viajaron por vía aérea, y Gardel, fiel a su juramento, en lancha; no obstante, de regreso, lo incumplió al venirse todos en un avión de la KLM holandesa: “Estuve una semana casi varado en Curazao (…) la aproveché (…) para hacer una función doble en la isla petrolera cercana, Aruba”, en carta a Defino, el 4 de junio de 1935.

Llega a Colombia

De Curazao zarparon a Barranquilla en el buque Presidente Gómez vía Puerto Colombia. El domingo 2 de junio llegaron en tren a la Arenosa, donde realizaron un recorrido bastante ajetreado: “Gardel tuvo un día difícil, porque llegó en la madrugada (…) caminó por las calles de Barranquilla y saludó a los centenares de seguidores que lo esperaban impacientes en la Voz de Barranquilla (…) Esa misma noche, su presentación en el teatro Apolo fue todo un éxito”, recordaba el periodista Indalecio Castellanos.

Escena de ‘Tango Bar final’ que finalmente no fue incluida en la película. Foto:Gentileza Grupo Planeta

Aquí expresó por primera vez el cansancio que sentía y su deseo de ponerle fin a esta clase de presentaciones: “…yo no estoy para estos trotes de cantar todos los días (…) es demasiado trabajo (…) me limitaré a radio, discos y cine”, le confesó a Defino, en carta fechada en Barranquilla, el 4 de junio de 1935. Por razones de logística, no pudo viajar a la cercana Santa Marta. Apremiado por el tiempo, viajó a Cartagena, a regañadientes, en avión –lo hacía por segunda vez– para presentarse en el Teatro Variedades. El 10 de junio partieron a Medellín en un bimotor de Scadta. Celedonio Palacios, empresario chileno que se vinculó al grupo recordó la conversación que sostuvo con él:

“¿A la fuerza –preguntó– hay que seguir volando a todos lados?

–A la fuerza, Gardel. Los demás medios de comunicación son complicadísimos”.

Para ganar tiempo, Le Pera, Plaja, Azzaf y Palacios continuaron el viaje a Bogotá, mientras Gardel, Corpas y sus guitarristas se quedaron en la Capital de la Montaña, considerada la más tanguera del país, donde miles de personas lo aguardaban. Durante tres días se presentó en el Circo-Teatro España, con capacidad para 6.000 personas y en la emisora Ecos de la Montaña.

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El 14 de junio volaron a Bogotá en un trimotor de Scadta, donde lo aguardaban 10.000 personas. En el viaje, Corpas tomó una foto a 1.000 metros de altura por si “se viniera abajo el avión”, lo que le causó un gran enojo a Gardel: “Al llegar el avión, la gente se precipitó sobre él; y el piloto tuvo que rumbear (…) para otro campo de aterrizaje para que no se produjera una tragedia”, le contó a Defino, el 20 de junio de 1935.

Allí cumplió con su más extenuante itinerario de actuaciones en los mejores teatros de la capital colombiana, del 14 al 23 de junio, que se alternaban con la exhibición de una película.

Para completar la gira, solo le faltaba actuar en el teatro Jorge Isaacs de Cali, que tenía asegurada la venta de toda la boletería de sus 1.200 asientos, pero por decisión del empresario, ahora le tocaba viajar el 24 en otra aerolínea, con una escala técnica en Medellín para aprovisionarse de combustible: “La gira va rumbo a su fin y ya es hora. La semana que viene salgo para Panamá y en los primeros días de julio estaré en La Habana”, le escribió a Defino, el 20 de junio de 1935.

A pesar de que el primer trayecto fue impecable, el relevo de pilotos en Medellín resultó nefasto. Debido a que el propietario de la empresa Saco le había prometido llevarlo personalmente a la Sultana del Valle, y ocasionó el terrible accidente, por todos conocido, con 17 víctimas fatales al colisionar con otra aeronave de la competencia que estaba lista para el despegue hacia Bogotá, según cuentan los escritores Felipe Pigna en Gardel (2021) y Simón Collier en Carlos Gardel, su vida, su música y su época (2017).

El guitarrista José María Aguilar, uno de los tres sobrevivientes de la tragedia, registró para la posteridad el último reporte de Carlos Gardel antes del desastre, cuando el avión empezó a dar tumbos en su carreteo. Gardel pronunció su última frase: “Che, piloto, ¿qué es lo que pasa? Esto parece un tranvía de Lacroze” (se refería a un viejo medio de transporte de Buenos Aires).

Humberto Vélez Coronado – Especial para EL TIEMPO

Fuente de TenemosNoticias.com: www.eltiempo.com

Publicado el: 2025-06-25 00:53:00
En la sección: EL TIEMPO.COM -Cultura

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