duro relato de mamá de oficial asesinado en Arauca

«Le pido al gobierno nacional que se pongan la mano del corazón y que hagan un tratado de paz con esta gente porque miren las consecuencias, se están llevando personas inocentes, mi hijo era de bien, fue sobrino, fue tío, papá, hermano, de buenos sentimientos para que me lo entreguen así», dice Mariela Hernández en medio de lágrimas tras enterarse que su hijo Anderson Alberto Villar Hernández fue asesinado en Arauquita, Arauca. 

Se trata de un uniformado de la Policía que trabajaba en el CAI del Mutis en Bucaramanga y que desapareció el 18 de mayo en zona fronteriza en Cúcuta con Venezuela. 

Quería encontrarse con un tío en Villa del Rosario con el fin de cruzar la frontera y darle una sorpresa a su padre que vive en Venezuela y que desde hace un buen tiempo no lo veía, dicho encuentro nunca se pudo realizar, debido a que fue secuestrado y desde entonces no se supo nada de él hasta que apareció muerto en Arauquita este 25 de junio. 

«Que se ponga el corazón, que cese esta guerra, que cese este enfrentamiento, por favor, ¿esos son los acuerdos de paz que hacen? ¿entregando muerto a los muchachos?», sigue llorando la madre de Anderson cuestionando por qué le mataron a su hijo, quien pidió a la guerrilla del ELN que le respetaran su vida cuando supo que fue  plagiado. 

Anderson tenía 37 años y tenía dos hijos, uno de 11 y una niña de 9 años, le prestó servicio a la Policía desde hace 20 años, primero fue en Cali y actualmente lo hacía en Bucaramanga. 

Al parecer, el ELN se habría comunicado con el papá del uniformado informando que lo habían secuestrado, sin embargo, nunca hicieron alguna extorsión. 

«Él estaba de vacaciones, visitó a sus hijos en Cali y a su mujer, y luego iba a visitar a su papá», dice Mariela Hernández, quien dio a conocer que tenía dos hijos más que vivián fuera del país y que llegarán a Colombia a acompañarla en este proceso.

Recordó a Anderson como una persona soñadora, pues amaba su profesión y era fiel prestador del servicio a la patria, su meta era llegar a convertirse en general de la Policía y actualmente se desempeñaba como subintendente. 

Al momento, la policía nacional no se ha pronunciado sobre este asesinato y se desconoce las causas de su muerte. 

La petición de su madre antes de morir

Hernández a penas supo que su hijo había secuestrado por el grupo al margen de la ley pidió a la guerrilla que respetaran su vida, en su momento dijo que tenía dos hijos y padres que lo esperaban en casa. 

A pesar de esta petición, 35 días después, le entregaron a su  hijo sin vida. 

«Qué le respeten la vida, él tiene niños pequeños y mamá, papá, que lo están esperando», dijo entre lágrimas la progenitora asegurando que nunca les exigieron dinero.

Melissa Múnera Zambrano 

Corresponsal de EL TIEMPO – Bucaramanga.