La verdad oculta sobre los suplementos para mayores: realidad vs ficción

Un elevado número de personas en edad avanzada tienen serios problemas asociados al estado de ánimo o al deterioro cerebral. Esto no ha pasado desapercibido para algunas empresas del sector alimentario que han decidido comercializar complementos destinados a combatir dichos problemas. Analicemos estos productos. 

Los complementos destinados a mejorar el estado de ánimo se definen en su gran mayoría como antidepresivos naturales que prometen reducir la ansiedad, disminuir el cansancio y la fatiga, aumentar la sensación general de bienestar, rebajar el estrés y aumentar la acción tanto de la dopamina como de la serotonina, un neurotransmisor importante para nuestro organismo conocido como la hormona de la felicidad y que, entre otras funciones, actúa como regulador del estado de ánimo. 

El ingrediente estrella de la mayoría de estos complementos es el triptófano, un aminoácido esencial de naturaleza hidrofóbica que posee una cadena lateral con un grupo indol y cuyo punto isoeléctrico se sitúa a pH=5.89. 

¿Y es cierto que el triptófano presente en estos complementos alimenticios tan de moda ayude a mejorar el estado de ánimo? Pues según un informe del Panel de Expertos en Nutrición, Alergias y Dietéticos de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (el órgano oficial más importante de la UE en materia de alimentación) no se ha demostrado una relación causa/efecto entre el consumo de triptófano y el estado de ánimo. Tampoco hay evidencias de que la ingesta de este aminoácido esencial esté relacionado con la función cognitiva, la inducción del sueño o la reducción de la obesidad.

Amyad Raduan (GlóbuloAzul)

 Entonces… ¿estos complementos no cumplen la legislación vigente? Luego se lo cuento.

No se ha demostrado una relación causa/efecto entre el consumo de triptófano y el estado de ánimo.

Por otro lado, muchos de los suplementos alimenticios destinados a prevenir el deterioro cerebral tienen como ingrediente principal a la fosfatidilserina, un componente fosfolípido de las membranas celulares de las células cerebrales. Diferentes casas comerciales han aprovechado las funciones que desempeña la fosfatidilserina en nuestro organismo para introducirla en diversos complementos alimenticios y publicitar que previenen el deterioro cerebral. También anuncian que son útiles en casos de ansiedad, situaciones de estrés, depresión, etc. 

¿Están demostradas científicamente todas estas propiedades atribuidas a la fosfatidilserina presente en los suplementos? Según un contundente informe del Panel de Expertos en Nutrición, Alergias y Dietéticos de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, no existen tales evidencias.

Ha llegado el momento de desvelar el misterio. ¿Cómo es posible que si el triptófano no ayuda a mejorar el estado de ánimo y la fosfatidilserina no contribuye a prevenir el deterioro cerebral se puedan comercializar carísimos complementos alimenticios que usan dichas alegaciones saludables? Porque contienen otros ingredientes (preferentemente vitaminas y minerales) que, según la legislación vigente, permite a estos suplementos poner en su publicidad que sirven para alcanzar dichos objetivos. 

Lo que poca gente conoce es que no solo la población española no presenta carencias de estos micronutrientes autorizados sino que, además, los encontramos en los alimentos tradicionales a concentraciones más altas y a mucho menor precio. Pongamos un ejemplo. 

Dentro de las vitaminas que añaden las casas comerciales a sus suplementos para poder publicitar que ayudan a mejorar el estado de ánimo o prevenir el deterioro cerebral (o términos similares), destaca la vitamina B3 o niacina. Pero no se confundan. Una cosa es que estén reconocidas las propiedades de la vitamina B3 y otra muy diferente que necesitemos suplementarnos con ella. 

Amyad Raduan (GlóbuloAzul)

Según la Encuesta Nacional de Ingesta Dietética, el consumo observado de niacina es de 39 mg/día a 40 mg/día en hombres y de 35 mg/día a 36 mg/día en mujeres. Estas ingestas están muy por encima de las diarias recomendadas españolas (la cantidad recomendada para adultos es de 16 mg, según establece el Real Decreto 1669/2009), por lo que no tiene sentido ingerir un aporte extra de vitamina B3. Además, esta vitamina la encontramos en altas concentraciones en pescados como el salmón y el atún, vegetales de hoja verde, brócoli, tomates, zanahorias, huevos, legumbres, frutos secos y cereales integrales. 

Lo que poca gente conoce es que no solo la población española no presenta carencias de estos micronutrientes autorizados.

Estimado lectores, los complementos alimenticios destinados a mejorar el estado de ánimo o a prevenir el deterioro cerebral son seguros y su publicidad se ajusta a la (absurda) legislación vigente… Pero eso no significa que usted deba consumirlos. Hay otras opciones mucho más saludables y baratas para alcanzar dichos objetivos.