Las finanzas sostenibles, que integran criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG), además de buscar una rentabilidad económica, tienen entre sus objetivos alcanzar un impacto positivo tanto en la sociedad como en el medio ambiente. Es en el entorno actual, caracterizado por el calentamiento global y la creciente desigualdad económica, donde alcanzar estos objetivos se ha vuelto una prioridad absoluta para nuestra sociedad. Este concepto ha evolucionado significativamente en las últimas décadas, ganando tracción entre inversores e instituciones financieras. Visite el portal especializado elEconomista ESG.
Como un ejemplo claro de estas nuevas prioridades se encuentra la Alianza Bancaria para Net Zero (NZBA), iniciativa enmarcada en el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Esta iniciativa, que reúne a 43 bancos globales de todo el mundo, tiene como objetivo alinear los compromisos climáticos del sector bancario con los objetivos del Acuerdo de París. Esta y otras iniciativas promovidas por el sector financiero se deben fundamentalmente a la creciente presión que los diferentes grupos de interés ejercen sobre la banca. En concreto son los accionistas, los clientes y los empleados de banca los que cada día están más comprometidos con la sostenibilidad. Los accionistas buscan la rentabilidad financiera pero también inversiones que sean sostenibles en el largo plazo. Los clientes prefieren trabajar con compañías y entidades que estén comprometidas con la sociedad y el medio ambiente. Y por último, los empleados también buscan trabajar en instituciones financieras que sólidos valores ESG. Un 35% de la ‘tarta’ de fondos de inversión en España ya es verde o sostenible.
Esta presión social obliga en la actualidad a los bancos a ofrecer productos para financiar proyectos y actividades empresariales con un impacto positivo en términos de sostenibilidad, es decir, con un impacto medible en términos medioambientales o sociales. Entre estos nuevos productos encontramos sobre todo los bonos verdes, los bonos sociales, los préstamos sociales y los fondos de inversión sostenibles. Estos productos buscan incentivar las actividades económicas sostenibles de sus clientes de diversas formas.
Bonos Verdes: Son instrumentos de deuda estructurados como bonos tradicionales pero dedicados a financiar proyectos ambientales, tales como proyectos de energía renovable, de eficiencia energética y de gestión de residuos, por ejemplo.
Bonos Sociales: De forma paralela a los Bonos Verdes, son bonos dedicados a la financiación de proyectos orientados al bienestar social, como viviendas asequibles, infraestructura sanitaria y programas educativos.
Préstamos Sostenibles: En este caso se trata de financiación bancaria directa en forma de préstamos a empresas con el objetivo de mejorar sostenibilidad. En muchas ocasiones, estos préstamos están vinculados a indicadores ESG, cuyo cumplimiento por parte de los clientes puede llegar a ofrecer condiciones favorables en términos de tipo de interés.
Fondos de Inversión Sostenible: Productos de ahorro tradicionales que en este caso financian de forma exclusiva proyectos sostenibles, garantizando que el dinero de los inversores se utilice para iniciativas verdes. Este tipo de fondos de inversión son cada vez más populares no solamente entre inversores institucionales, sino también entre clientes privados.
Estos productos están encontrando una extraordinaria acogida en los diferentes mercados y hace tiempo que han dejado de ser una novedad, ya que son esenciales para fomentar prácticas económicas responsables y sostenibles. En todo caso, la acogida de los mismos también se enfrenta a importantes obstáculos, como puede ser la falta de estándares claros, la resistencia al cambio y, sobre todo, la percepción de que la sostenibilidad puede comprometer la rentabilidad. Por tanto, su estandarización y la creación de marcos regulatorios claros y estables son aspectos claves en el continuo desarrollo de estos productos que ofrecen un importantísimo potencial para el crecimiento de la banca. Jens Peers (Mirova): «Muchos estados de EEUU ya han aprobado leyes en contra de los programas de igualdad en la empresa».
Adicionalmente, no se debe olvidar que el importante desarrollo de la digitalización y sobre todo de la inteligencia artificial en todos los aspectos de nuestra vida están acelerando e impulsando aún más la integración de criterios ESG en las finanzas. Aquellos bancos que sean capaces de adoptar todas estas tendencias estarán mejor posicionados para competir en un mercado financiero digital cada vez más sensibilizado con la sostenibilidad.
En definitiva, los bancos empujados por sus principales «stakeholders» desempeñan un papel crucial en la promoción de las finanzas sostenibles y responsables. Es a través de la adopción de políticas y estrategias que integren criterios ESG y la oferta de instrumentos financieros sostenibles que los bancos pueden contribuir significativamente a un desarrollo económico más equilibrado y respetuoso con el medio ambiente. Económicamente, mejoran la resiliencia a largo plazo y reducen los riesgos asociados con el cambio climático y otros problemas ambientales. Socialmente, promueven el bienestar y la equidad, financiando proyectos que mejoran la calidad de vida. Ambientalmente, contribuyen a la reducción de emisiones y a la conservación de recursos naturales. Los bancos, por tanto, tienen la oportunidad y sobre todo la responsabilidad de liderar el camino hacia un futuro más sostenible y justo.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.eleconomista.es
Publicado el: 2024-07-15 15:41:06
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