¿Cómo es realmente «morir de vejez»? Descubre lo que en realidad significa

Miles de personas están actualmente dedicadas a resolver el problema de la muerte. Quizá tengan éxito y, por pura curiosidad, relea esta frase cuando tenga 900 años, reflexionando sobre mi primer siglo de vida perdido. Sin embargo, mientras eso sucede, millones de personas seguirán muriendo, algunas debido a enfermedades, otras en accidentes inesperados, y una cantidad considerable de lo que comúnmente llamamos «vejez». Este último suena como una manera más pacífica de irse, pero, ¿qué significa realmente? ¿Cómo es exactamente morir de vejez?

La «vejez» no es la causa

Elizabeth Dzeng, profesora asistente de Medicina en la Universidad de California, San Francisco, explica que nadie muere simplemente de vejez. Siempre hay enfermedades preexistentes o nuevas que llevan al desenlace final. La “vejez” en sí misma no es una causa de muerte que aparezca en un certificado de defunción; lo más probable es que sea algo como un paro cardíaco causado por una infección, un ataque al corazón o cáncer.

La edad avanzada conlleva un desgaste natural del cuerpo, lo que reduce la capacidad de respuesta ante los problemas de salud. Aunque enfermedades como ataques cardíacos o coágulos pulmonares también afectan a los jóvenes, las personas mayores reaccionan de manera distinta. Por ejemplo, alguien mayor que padezca neumonía podría no presentar síntomas evidentes de infección, pero sí alteraciones en su nivel de azúcar si es diabético o confusión si tiene demencia.

Morir mientras duermes: ¿mito o realidad?

Muchas personas expresan el deseo de morir mientras duermen, pero este fenómeno no tiene una explicación específica, señala Dzeng. Es posible que quienes fallecen durante el sueño tengan alguna afección subyacente no detectada, como cáncer o una infección que simplemente se manifestó en ese momento. En algunos casos, aquellos con enfermedades graves como insuficiencia cardíaca congestiva terminal prefieren evitar tratamientos agresivos y optar por lo que llamamos «muerte natural».

Jessica Humphreys, profesora asistente de Medicina y especializada en cuidados paliativos, también comenta que, aunque muchas personas esperan morir tranquilamente en su sueño, en la mayoría de los casos, el proceso de morir implica que el corazón deja de latir, lo cual es el último paso, independientemente de la causa anterior.

La realidad del proceso de morir

Humphreys subraya que en los Estados Unidos, un proceso de muerte natural generalmente implica un esfuerzo inicial por tratar de mejorar la calidad de vida del paciente. Sin embargo, cuando la situación empeora, el enfoque se dirige a hacer que sus últimos momentos sean lo más cómodos posibles. No obstante, en otras partes del mundo, como Uganda o India, la falta de acceso a medicamentos como los opioides hace que el proceso de morir esté asociado a más dolor y sufrimiento.

Por su parte, David Casarett, profesor de Medicina en la Universidad de Duke y autor de varios libros, opina que, aunque el concepto de “morir de vejez” es atractivo para muchas personas, no existe en realidad. Envejecer aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades como cáncer o demencia, y cualquiera de ellas puede terminar con la vida de una persona. No es la edad en sí lo que provoca la muerte, sino los eventos y enfermedades que se hacen más probables debido al envejecimiento.

Casarett cuenta la historia de su abuela, quien vivió hasta los 103 años. Aunque estaba mentalmente alerta hasta el final y tenía un estilo de vida saludable, fue una serie de eventos negativos lo que la llevó a fallecer: una fractura de cadera, una cirugía de alto riesgo y finalmente un derrame cerebral. Así, concluye que la longevidad no es suficiente para evitar la muerte cuando el cuerpo ya no puede resistir ciertos eventos.

Aceptación y paz con la muerte

Una de las diferencias clave entre las personas que mueren a edades avanzadas y el resto es la paz con la que enfrentan la muerte. Según Casarett, quienes alcanzan edades muy avanzadas a menudo han hecho las paces con el proceso de morir, han dicho lo que necesitaban decir y han hecho lo que necesitaban hacer. En estos casos, hay menos intentos de realizar cirugías agresivas o tratamientos prolongados como la quimioterapia.

La pregunta que surge aquí es: ¿de qué queremos morir? Si evitamos un ataque al corazón comiendo sano y prevenimos el cáncer con buenos hábitos, ¿qué quedará? Al final, como bien dice Casarett, la vida toma el control y puede ser un derrame, un ataque cardíaco o una caída lo que ponga fin a la vida de una persona, aunque esta haya hecho todo lo posible por cuidarse.

Morir de manera natural y pacífica

Allen Andrade, profesor asistente de Geriatría y Medicina Paliativa en la Facultad de Medicina Icahn de Mount Sinai, señala que los términos “morir de vejez” o “muerte por causas naturales” ya no son recomendados por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) para describir causas de muerte. Estos términos se usaban en el pasado cuando no se conocía con certeza el proceso exacto que llevaba a la muerte, pero hoy en día se tiene una mejor comprensión de los factores que la desencadenan.

Lo que sí es cierto, según Andrade, es que la mayoría de las personas no temen la muerte en sí, sino el proceso de morir. Este proceso puede variar, pero generalmente sigue una secuencia natural que depende de qué tan rápido el cuerpo se apaga. En las etapas finales, las personas pueden experimentar síntomas como dificultad para respirar, dolor o delirios, pero gracias a los avances en los cuidados paliativos, estos síntomas pueden ser manejados para minimizar el sufrimiento y maximizar la calidad de vida en los últimos momentos.

Este artículo ha sido traducido de Gizmodo US por Lucas H. Aquí podrás encontrar la versión original.