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los descubrimientos que cambiaron nuestra percepción sobre estos animales prehistóricos

los descubrimientos que cambiaron nuestra percepción sobre estos animales prehistóricos

Las pistas llevaban décadas a la vista, pero había que verlas con nuevos ojos, y eso es lo que hizo el paleontólogo estadounidense John Ostrom (1928-2005) cuando, en la década de los años 60, examinó los restos de un animal que ya había sido descrito en 1931. Más tarde, estudió nuevos hallazgos de la misma especie y se encontró con algo que no encajaba: ante él tenía un pequeño terópodo cuyas características se alejaban radicalmente del concepto clásico de los dinosaurios: unos animales torpes y lentos, probablemente sin más neuronas que las básicas para respirar y caminar.

Por el contrario, este parecía ágil, rápido y vigoroso; su cráneo permitía la visión binocular; y estaba armado con una inusual y poderosa garra retráctil en cada pie. Desde luego, no tenía sentido reconstruirlo como si fuera un trípode: su cola era una estructura claramente horizontal, con un armazón de varillas óseas que le daba rigidez, como si fuera el balancín de un equilibrista. Por todo ello, lo llamó Deinonychus antirrhopus, que significa ‘garra terrible con balancín’.

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Posteriores descubrimientos completaron la imagen. Se trataba de un depredador dinámico, casi de proporciones avianas. De hecho, de acuerdo con algunos restos, incluso incubaba sus huevos, lo que volvía a traer a la palestra las heréticas ideas de Thomas Huxley (1825-1895) sobre el origen de las aves y su relación con los dinosaurios. Tal como pensaba Ostrom, si encuentras la carrocería de un Ferrari, no esperas que use un motor de vapor: el Deinonychus, que había vivido en Norteamérica hacía 115 millones de años, parecía un animal de sangre caliente y no un letárgico reptil.

El artículo que publicó sobre el mismo en 1969 iba acompañado por un dibujo de uno de sus estudiantes, Robert Bakker. Esa imagen mostraba a una criatura que vibraba, de aspecto decidido y despierto; un cazador inteligente que nada tenía que ver con los dinos de los viejos grabados. La sorprendente ilustración era tan importante como el texto.

Poca gente fue consciente de que acababa de empezar una revolución científica. Es más, tal movimiento no sería bautizado hasta 1975, gracias a un artículo publicado por el propio Bakker, donde se empezaban a vislumbrar de un nuevo modo el Mesozoico y sus habitantes. Había sido titulado, con gran acierto, Dinosaur Renaissance.

El regreso de los dinosaurios: los descubrimientos.
El regreso de los dinosaurios: los descubrimientos que cambiaron nuestra percepción sobre estos animales prehistóricos. Imagen: Gemini

El pescador austral

Los yacimientos del Cono Sur han aportado muchísima información desde los años 60. En este tiempo, los paleontólogos argentinos han obtenido datos extraordinarios sobre el origen de los dinosaurios, su evolución y su comportamiento. También han sacado a la luz algunos diseños corporales casi inverosímiles, y no solo de estos animales.

El Pterodaustro (‘ala del sur’), un reptil volador, debió de ser abundante, pues se han encontrado más de ochocientos ejemplares, lo que permite conocer muy bien su anatomía y patrones de crecimiento. La estructura de barbas de su pico sugiere que filtraba el alimento, al estilo de los flamencos. Asimismo, presenta adaptaciones para la natación, como los pelícanos.

Lejos del prototipo de monstruo volador popularizado por el cine, los pterosaurios parecen haber ocupado nichos tan variados como los de las aves modernas. Es más, su cubierta de filamentos, cuya estructura es parecida a la de un pseudoplumón, muestra que tenían un metabolismo endotérmico.

Las manadas del cretácico

Aunque algunos autores ya habían sugerido que en las acumulaciones de ceratópsidos –los dinosaurios con cuernos– se observaban indicios de comportamientos gregarios, los hallazgos que se dieron a partir de los 70 apuntaban a que eran más complejos de lo que se creía, e incluían desde agrupaciones defensivas hasta migraciones.

Estos dinosaurios parecen haber llevado una interesante vida social, similar a la que ocurre entre los bisontes o los búfalos africanos. El caso es que fueron todo un éxito biológico, dada la gran variedad de formas y tamaños que desplegaron a lo largo del Cretácico norteamericano. El Styracosaurus, uno de los más espectaculares, poseía una gola profusamente adornada.

El pequeño conquense

El yacimiento de Las Hoyas, que empezó a excavarse a finales de los años 80, ha arrojado bastante luz sobre el Cretácico inferior. Esta antigua laguna ha conservado restos de plantas, peces, reptiles de todo tipo, anfibios, invertebrados y varias especies únicas de dinosaurios, entre ellas algunas que han contribuido a esclarecer la historia evolutiva de las aves.

El Iberomesornis (‘ave ibérica intermedia’) no era mayor que un gorrión. Aunque conserva algunas características primitivas, al contrario que el Archaeopteryx era capaz de volar como los pájaros actuales y ya utilizaba el pigóstilo –la estructura que sostiene las plumas de la cola– como timón. Además, tenía dedos oponibles en las patas, lo que indica que era arborícola.

Dinosaurios: los descubrimientos que cambiaron nuestra percepción sobre estos animales prehistóricos.
Dinosaurios: los descubrimientos que cambiaron nuestra percepción sobre estos animales prehistóricos. Imagen: Gemini

Los dientes de la confusión

En el siglo XIX, cuando un fósil no resultaba fácil de identificar se metía en algún cajón junto con otros que presentaban un cierto parecido. En el caso del Dakosaurus (‘lagarto mordedor’), solo se encontró un diente y, dado que a partir de él podía determinarse que era de un carnívoro, este reptil marino fue clasificado en un primer momento como un Megalosaurus. Luego fue identificado como un cocodrilo metriorrínquido llamado Geosaurus. Posteriormente, se le asignó su nombre actual, pero volvió a ser descrito como un dinosaurio, y, por fin, se comprobó que, después de todo, sí era un metriorrínquido.

Este baile de nombres y familias se debe a lo fragmentario de los restos. Incluso hoy siguen dándose interpretaciones erróneas. Por ejemplo, los medios presentaron como una criatura gigantesca y aterradora un espécimen de Dakosaurus encontrado en Argentina al que algunos paleontólogos habían apodado Godzilla. En realidad, medía menos de 4 metros; con ese término, solo se referían a la forma de su cola.

El titán de los manglares

Aunque da nombre a toda una familia, al Spinosaurus (‘lagarto con espinas’) se lo conocía únicamente por unos pocos huesos hallados en 1915 y destruidos durante la Segunda Guerra Mundial. Nuevos restos aparecidos en los años 90 permitieron comprender mejor la anatomía y la ecología de este enorme piscívoro –su cráneo de casi 1,5 metros parece especialmente adaptado para la pesca–, de unos 14 metros de largo.

Con todo, lo más controvertido es su postura. Algunos expertos, como el paleontólogo estadounidense Paul Sereno, creen que tenía las patas demasiado cortas como para sostener una pose bípeda: sería un cuadrúpedo bastante torpe en tierra, pero un excelente nadador.

Protegiendo a los pequeños

En 1979, los hallazgos del profesor Jack Horner en Montana demostraron que algunos dinosaurios, como los hadrosaurios –unos animales bípedos que poseían una especie de pico parecido al de un pato– cuidaban de sus crías. A su vez, las enormes acumulaciones de fósiles de ceratópsidos –los dinosaurios cornudos– en diversas fases de crecimiento, por ejemplo, de Centrosaurus (‘reptil de punta aguda’), indican que estos formaban grupos de miles de ejemplares y se desplazaban largas distancias junto con su prole, tal como las cebras y ñúes hacen en la actualidad.

Hoy se sabe que los cuidados parentales se daban en muchos dinosaurios, tanto carnívoros como herbívoros, un comportamiento complejo que, hasta hace unas décadas, se relacionaba exclusivamente con las aves y los mamíferos.

El regreso de los dinosaurios: los descubrimientos que cambiaron nuestra percepción sobre estos animales prehistóricos.
El regreso de los dinosaurios: los descubrimientos que cambiaron nuestra percepción sobre estos animales prehistóricos. Imagen: Gemini.

Un maestro del oportunismo

Los estudios sobre el depredador más famoso de todos los tiempos han revelado numerosos detalles sobre su anatomía, conducta y estructura social. Así, han aparecido células y moléculas orgánicas complejas bastante bien preservadas, se han examinado impresiones de su piel y se ha descubierto que algunos vivían en grupos familiares y que eran cazadores activos.

Esto ha arrojado luz sobre el debate que aún mantienen los paleontólogos sobre sus hábitos alimentarios: ¿capturaban el alimento o eran animales carroñeros? En realidad, podría tratarse de un falso dilema, pues muchos cazadores no desdeñan un almuerzo fortuito. Y todo ello gracias al hallazgo de espectaculares ejemplares, como Sue, Black Beauty o Stan.

Un abrigo de plumas

Durante el Cretácico inferior, Australia se encontraba muy al sur y sus temperaturas se asemejaban a las que hoy se dan en Alaska o el norte de Noruega. Los pequeños ornistisquios descubiertos en esa zona del mundo en 1980, conocidos como Leaellynasaura (‘lagarto de Leaellyn’), tuvieron que adaptarse para sobrevivir al frío y la oscuridad. Para ello, pudieron contar con una buena protección térmica –quizá un grueso plumaje– o desarrollar estrategias de hibernación.

El eco global de un choque lejano

El descubrimiento más importante de la paleontología del siglo XX fue obra de dos físicos, Luis y Walter Álvarez. En 1979, estos hallaron un estrato de arcilla iridiada que marcaba el límite Cretácico-Terciario en todo el globo, justo cuando se había dado la gran extinción en la que habían desaparecido los dinosaurios y otras muchas especies, hace 65 millones de años.

Dado que el iridio es un metal muy raro en la corteza de nuestro planeta, plantearon que aquella podría haberla ocasionado el impacto de un asteroide de unos 10 km de diámetro. Al mismo tiempo, un equipo de prospección se topó con los restos de un inmenso cráter en Chicxulub, en el Yucatán, que se correspondía con todo lo anterior.

Tras la colisión, que ocasionaría un terremoto global y un inmenso tsunami, el material proyectado a la atmósfera habría causado un incendio global y bloqueado la luz solar durante meses.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.muyinteresante.com

Publicado el: 2025-01-25 07:31:00
En la sección: Muy Interesante

Publicado en Humor y Curiosidades

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