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Descubrimiento en la enigmática América – Diario La Nación

Descubrimiento en la enigmática América – Diario La Nación

Luis Fernando Ibarra

España inició la ampliación del mundo en el prodigioso año 1492. Luego de develar un nuevo continente, los castellanos iniciaron una serie de hallazgos que  permitieron a la humanidad definir el tamaño y límites del planeta. Sin embargo, la maquinaria de propaganda anglosajona, apoyada en sus centros de filmación y hegemonía editorial, difunde mitos que niegan a España los descubrimientos realizados en la inmensidad de los mares Pacífico y Atlántico. Un legado español que dio a conocer la ubicación de las más lejanas tierras del planeta. La estrategia anglo esconde la primera globalización protagonizada por españoles con la ruta del Galeón de Manila. Conocer y divulgar la verdad de lo ocurrido rinde homenaje a miles de mujeres y hombres, quienes ofrendaron sus vidas durante una gesta heroica y trascendental para la humanidad.

Interrupción de la Ruta de la Seda

Urgidos por recuperar el comercio con los mercados asiáticos, los europeos buscaron una vía alterna a la denominada ruta de la seda. La necesidad surgió el 29 de mayo de 1453, cuando los turcos otomanos tomaron Constantinopla (hoy Estambul), poniendo fin al imperio cristiano bizantino y paralizando el intercambio comercial con Asia. Los intimidantes islámicos ni siquiera aceptaron pago de aranceles o peaje. Violentamente bloquearon el atajo a las especias, deteniendo una vía que acumulaba miles de años como el recorrido de tránsito comercial más importante del orbe. Sin acceso terrestre o marítimo al mundo  de las sedas, porcelanas, clavos, canela, nuez moscada, arte, y otros recursos; los europeos occidentales se quedaron sin alcance a los ricos mercados de China, India, Japón; y en consecuencia, las esplendorosas capitales europeas ralentizaron su crecimiento. Ante la incapacidad de enfrentar a los musulmanes militarmente, y puesto que el control entre seres vivos siempre es del violento que exhibe más armas, la humillada Europa occidental se obliga con urgencia a buscar otro rumbo para su preciado trayecto hacia las riquezas orientales. Solo dos potencias europeas poseían el conocimiento y pericia para explorar una opción marítima al occidente del Atlántico: Portugal y España. Los lusitanos acumulaban alrededor de  doscientos años de experiencia naval sobre Castilla, aunque no la aventajaban sobradamente. Una vez que el reino de Portugal expulsó los moros de sus tierras (1249), sus navegantes se lanzaron a explorar el Atlántico y afinaron sus conocimientos oceánicos. Los demás reinos peninsulares tuvieron que seguir combatiendo el Islam durante más de dos siglos, hasta expulsarlos en enero de 1492. Ante la ruptura de la gran vía comercial, el apremio por hallar una ruta alterna, derivó en el inesperado accidente del descubrimiento del nuevo continente. Durante el siglo XV, la especiería valía su peso en oro. Los reinos de Castilla y Aragón anhelaban una vía marítima por el  Atlántico que les permitiera recuperar su posibilidad de acceder al tesoro asiático.

Dos Descubrimientos

En la búsqueda de la riqueza asiática, al comando de tres naves: la Santa María, la Pinta y la Niña, Cristóbal Colón zarpó del puerto de Palos el 3 de agosto de 1492. Con solo noventa marineros a bordo y rumbo a lo desconocido, las embarcaciones soltaron amarras en busca de una nueva ruta hacia India. Eran marineros calificados. Previendo la ocurrencia de motines, ni un loco abordaría criminales en su expedición. Cada tripulante fue rigurosamente evaluado. Solo tres de los 90 habían estado en prisión, aunque por delitos simples. El 12 de octubre de 1492 afortunadamente la expedición tocó tierra. Sin duda, esa madrugada del día 12 resultó milagrosa para los exhaustos y desahuciados marineros al mando del Almirante. Ya no tenían recursos para regresar, ni tampoco para seguir avanzando hacia lo incógnito.   De no aparecer las islas del Caribe hubiesen quedado sepultados en el Atlántico. Sin duda, al pisar la isla Guanahani, (Bahamas), los marineros resucitaron, y arrodillados renovaron con inusual fanatismo su fe religiosa.

Una formidable hazaña que en partida doble ofrecieron los españoles al mundo: descubrieron una ruta de conexión de ida desde Europa y sin saberlo un nuevo continente. Luego de 1492, en las dos siguientes décadas, los empecinados castellanos nunca olvidaron su objetivo inicial de llegar a las costas de las especias. Buscar las fronteras orientales de Asia siguió inspirando descubrimientos. Pero esa gigantesca pared que es América, obligó a bordear sus costas buscando pasar al otro lado del nuevo continente y tener la opción de navegar hacia China. Miles de vidas, barcos y otros recursos fueron destruidos por huracanes en mares tormentosos. Una vez en tierra continental, mientras se decodifica el enigma América, se debió decidir ¿qué hacer en la nueva tierra? Los europeos peninsulares asumieron la misión más difícil, costosa, arriesgada y a la postre más desagradecida: conquistar y evangelizar. La reina Isabel vio una oportunidad de atraer más creyentes a su religión católica. El papa Borgia, Alejandro VI (también español) apoyó y  autorizó la cristianización de los nativos.  La corona española decretó el reconocimiento a los indios como seres humanos y súbditos bajo su protección. En contraparte, el resto de monarquías europeas de vocación colonizadora,  siempre desconocieron condición de humanos a los seres que encontraron en las tierras que conquistaron. Para justificar su exterminio los calificaron de animales salvajes sin alma. El reino de Castilla debió escoger entre dos enfoques distintos de conquista: constructora o depredadora; y dos destinos muy diferentes para sus aborígenes: vida o exterminio. Muchos años después, con propósito de desarrollar un modelo creador, el Potosí llegaría a producir ingentes cantidades de plata que se destinarían para construir numerosas ciudades con su respectiva infraestructura; incluyendo murallas y fuertes para impedir el acoso de corsarios al servicio de las coronas europeas.

Descubrimiento del Tornaviaje América a España

Más adelante había que lograr una tercera hazaña: descubrir el tornaviaje o viaje de regreso. En el mar el camino de ida no es el mismo de vuelta. Alguien tiene que ser el primer navegante que retorne de América a España. El 16 de enero de 1493, dos naves se hicieron a la mar desde La Española con destino al reino de Castilla-Aragón. La Santa María había encallado. Su madera fue utilizada para construir el primer asentamiento castellano en América, el Fuerte Navidad en La Española. Durante el regreso, una tormenta por las Azores separó las dos naves. No fue Cristóbal Colón quien arribó primero a Europa. El  descubrimiento del tornaviaje  atlántico correspondió al comandante de la Pinta: Martín Alonso Pinzón, quien ingresó en Bayona (Galicia), el 1 de marzo de 1493.  Colón al frente de la Niña terminó extrañamente llegando al puerto de Lisboa. El rey lusitano mediante correspondencia informó a los reyes de España sobre el éxito de la expedición. Se desconoce si por haberle negado patrocinio, Critóbal pretendió restregar su hazaña al rey de Portugal. Cronistas señalan que Colón se presentó ante el rey luso con actitud tan arrogante, al punto que los nobles portugueses casi lo linchan. Lo salvó la oportuna intervención del rey lusitánico. Sin embargo, luego Colón pudo haber sido forzado por el rey luso Juan II, a dar detalles de la primicia del descubrimiento, y con ello alentar reclamos portugueses sobre los nuevos territorios. Finalmente, Colón ingresó al puerto de Palos, España, el 15 de marzo de 1493.

Descubrimiento Terrestre del Pacífico

Posterior al descubrimiento del nuevo mundo, durante años América fue un obstáculo al deseo castellano de mesarles las barbas a los mahometanos, y zafarse del bloqueo turco otomano al mar mediterráneo. La aparición de la enorme masa montañosa que se extiende de polo a polo, desafió la capacidad española para avanzar hasta el ansiado paraíso de fortunas asiáticas. Pasaron 21 años para concluir que no se había llegado a Asia, sino a una inmensa masa de tierra desconocida. Incluso el gigante de la navegación española, Colón,  falleció el 19 de mayo de 1506, sin saber que había descubierto un continente. El almirante muere angustiado en Valladolid, reclamando en vano a la Corona el cumplimiento de derechos establecidos en sus capitulaciones. Pero su protectora reina Isabel había fallecido, 1504. Solo hasta el 25 de septiembre de 1513, tras el gran descubrimiento del océano Pacífico por el español, Vasco Núñez de Balboa, se tuvo certeza de haber develado un nuevo continente, siendo necesario rebasarlo para continuar buscando camino hacia los tesoros asiáticos. Núñez de Balboa es el primer europeo líder de una expedición terrestre, quien acompañado de indígenas y españoles, observó el Pacífico y lo descubrió. Al comienzo fue denominado el Mar del Sur. Este mar forma parte del océano global. Tiene una superficie cercana a 156 millones de kilómetros cuadrados, siendo la porción marina más grande del mundo. Abarca más del 30% de la superficie terrestre, resultando mayor que todos los continentes juntos. Contiene casi el doble de agua que el Atlántico, es la concentración de agua más profunda del planeta y separa América de Asia y Oceanía.

Los indígenas lo habían visto, pero el extremeño es quien testimonia al mundo que esa masa de agua existe. Al mando de Núñez de Balboa, el marino Alonso Martín de Don Benito es quien ostenta ser el primer europeo en navegar en aguas del Pacífico. Sin embargo, los gloriosos descubridores Magallanes y Elcano, también españoles, son los primeros en navegarlo de sur a norte. Es decir, Magallanes no solo lo observa, también lo navega. Vale una curiosa distracción sobre Núñez de Balboa. Años antes, en 1510, el adelantado Núñez de Balboa, protagonizó la primera votación para cargo de alcalde que se realizó en la América hispana continental. En decisión popular, Núñez de Balboa resultó alcalde electo de Santa María La Antigua, ubicada en el Darién, hoy región con frecuencia atravesada por miles de temerarios migrantes hispanoamericanos. Es decir, Núñez de Balboa pasó a ser el primer alcalde investido en elección popular en tierra firme americana. Posteriormente, el 23 de diciembre de 1511, Núñez de Balboa fue ungido, según Cédula Real, como gobernador y capitán de la provincia del Darién, nombramiento que no ejerció porque nunca se enteró. Era muy difícil la comunicación ultramarina. Solo tuvo noticia año y medio después. En julio de 1513, la Corona reorganizó la provincia y la denominó Castilla del Oro, con el conquistador Pedro Arias Dávila como gobernador, además de Capitán General. Castilla del Oro incluía Panamá, Nicaragua, Costa Rica y parte de norte de Colombia. Tal vez Núñez de Balboa no fue ratificado a consecuencia de no enterarse de su designación, y en efecto nunca reportó actuaciones administrativas a su Majestad, quedando bajo autoridad de Pedro Arias. Más adelante, en el ínterin, mientras Arias Dávila asume, Núñez de Balboa descubrió  el Pacifico y lo comunicó al monarca, quien premió su logro nombrándolo Adelantado del Mar del Sur y Gobernador de las provincias de Panamá y Coiba, aunque Núñez de Balboa siguió subordinado a la autoridad de Pedrarias,  quien además era Lugarteniente General de Castilla del Oro. Con el paso del tiempo, surgieron desacuerdos entre Balboa y Pedro Arias, lo cual concluyó en un proceso de ajusticiamiento dirigido por Pedro Arias en enero de 1519. Núñez de Balboa fue apresado por Francisco Pizarro, y sometido a la justicia de Castilla de Oro, bajo cargos de rebelión por atentar contra el poder de Pedro Arias, creando un gobierno paralelo en costas del mar Pacífico, faltas que el conquistador rechazó. Negado por Pedro Arias el derecho de apelación a su Majestad, el conquistador Núñez de Balboa terminó decapitado en 1519. La crónica describe a Núñez como un aventurero muy despiadado con los indígenas que se cruzaron en su camino. Hoy Pedro Arias Dávila es reconocido por la fundación de Ciudad de Panamá, y conquista del istmo, ciudad que sirvió de base para las expediciones conquistadoras desarrolladas por Pizarro en el imperio Inca. Pedrarias provenía de una familia muy adinerada, hermano de conde y sobrino de obispo, además, se casó con una muy amiga de la reina Isabel. Sin embargo, Arias califica como conquistador de comportamiento cruel y sin escrúpulos. Murió vigoroso gobernando Nicaragua a sus 91 años.

La historia  reconoce a Núñez de Balboa su descubrimiento del océano Pacífico (1513). Sin embargo, la existencia de ese mar ya había sido deducida por el cartógrafo alemán Martin Waldseemüller, quien en 1507 presenta un mapa del nuevo continente al que registra como América, y lo dibuja asumiendo que en su costa oeste tendría que existir un océano, aunque esa desconocida forma de la costa occidental solo adivina representarla mediante una línea recta. El cartógrafo germano atribuyó la autoría del libro ignoto “Mundus Novus” al navegante florentino Amérigo Vespucci. De ahí surge el nombre dado al continente. Tiempo después, el teutón enterado del logro de Colón aspiró enmendar el error. Nada que hacer: el mapa cartografiado como América ya estaba circulando allende Europa. Se conoce que en su viaje de exploración por la costa norte de Sur América, 1499, al mando de Alonso de Ojeda, el luego llamado Américo Vespucio, pasó hasta el delta del río Orinoco, además de observar en el lago de Maracaibo los palafitos que le recordaron a Venecia.

Hazañas Castellanas

Durante 73 años marineros y exploradores españoles descubrieron aproximadamente el 57% del globo terrestre. Nada poco para ignorar tan colosal obra hispana. Un área equivalente a más de la mitad del mundo. Antes de 1492 ni siquiera se sabía hasta donde llegaba el Atlántico, un mar muy desconocido en esa época. . Los habitantes del planeta solo conocían hasta las islas Canarias, aunque a ese tiempo exploradores portugueses ya avanzaban sobre la costa occidental de África alcanzando Cabo Verde.  Ninguna novedad porque las “islas afortunadas” ya eran reconocidas por los romanos. Sin embargo, pronto los castellanos en América comprendieron que esa inmensa muralla continental les impedía navegar a su anhelada ruta: la imperial dinastía celestial  Zhongguó (China). Como si fuera poco, ese mes de octubre lo que encontraron fue unas tierras pobres, con unos habitantes casi desnudos habitando chozas de paja, prácticamente instaladas en la edad de piedra, 4.500 años AC.  Hay que recordar que el primer contacto ocurre con las atrasadas islas del Caribe. Aunque salvaron la vida, luego de pasada la emoción de tocar tierra y hacer algo de exploración, pudieron haber desistido y marcharse, abandonando una costosa empresa que al inicio no mostró riquezas. Nada que llegaron y de inmediato empezaron a cambiar baratijas por oro. El primer intercambio comercial fue de coloridos vidrios por pájaros, frutos y plumas. Pasaron bastantes años para ver oro y plata. Solo cuando los españoles llevan más de 50 años perseverando con sus loables esfuerzos de civilización y evangelización, en 1545 aparece Cerro Rico, la cuantiosa mina de plata del Potosí. Quienes sí cargaron oro de América y nadie les cuestiona fueron los Portugueses y sus minas de Gerais a partir de 1.695. No obstante, en Brasil, los lusitanos no dejaron ni la billonésima parte de la infraestructura urbana que pusieron los castellanos al interior del territorio hispano americano. Ninguna comparación es posible. Extraño que los portugueses fueron responsables de cazar el 50% de los 13 millones de africanos que se estima llegaron a América. No obstante, contra Portugal tampoco existe leyenda negra; y si contra los corajudos navegantes españoles, quienes revelaron a la humanidad los confines del Atlántico y del Pacífico.

Preparación del Viaje al Infierno

Luego de los cuatro viajes de Colón, puesto que explorar exige cuantiosas inversiones, y desalentados por la pobreza americana, durante años decayó la atracción expedicionaria al nuevo mundo. Sin embargo, a pesar de los costos y riesgos, los españoles perseveraron en su afán por sustituir la ruta de la seda y alcanzar las islas Molucas, hoy parte y ubicadas al oriente de Indonesia. Antes de iniciar viaje cada miembro de la tripulación otorgaba testamento; horas antes despedía familiares y luego de hacer fila para confesarse, embarcaba encomendando su alma al creador. Además de experimentar saboteos a sus embarcaciones y espionaje por agentes portugueses, ingleses, etc., los osados españoles partían hacía lo inexplorado prestos a luchar con mares turbulentos, peligros, incomodidades, sed, hambre, enfermedades, carencias, motines, conflictos mortales con tribus indígenas, además de la incertidumbre de regresar a España y ser encarcelados por algún desliz en el arriesgado periplo. Si lo anterior no era riesgo suficiente, también estaban expuestos a ser encarcelados o muertos por patrullas portuguesas que rondaban sus áreas de posesión; amén del asecho de piratas ingleses y demás alimañas marinas. En ocasiones la tripulación se quedaba sin víveres. O estos se descomponían al punto de tener que comerlos llenos de gusanos, o cazar ratas para sobrevivir. Incluso con desesperación, ablandar y comer los trozos de cuero cortados de las amarras del mástil. Sin contar afecciones de escorbuto ocasionadas por deficiencia vitamínica, u obligarse a beber agua putrefacta y mal oliente. Las condiciones del viaje eran infrahumanas y el marinero debió poseer vocación temeraria. La fe en Dios y su profundo catolicismo, impulsaron el arrojo investigador castellano. El oficio de explorador civilizador no fue tan divertido, como para soportar silentes a fanáticos ignorantes, quienes hoy, manipulados por leyendas negro legendarias, derriban las pocas estatuas de gratitud erigidas a tan excelsos marineros. Menos, tolerar políticos resentidos, empeñados en cambiar nombres a espacios históricos; cuales mexicanos, auto odiándose y renegando de sus indisolubles raíces hispanas.

Bordear América

Animados por conservar la supremacía descubridora castellana, en la península se hicieron juntas de trabajo para deducir cómo superar ese gigantesco muro orográfico llamado América. En 1508, su Majestad española, Fernando el Católico, para relanzar el espíritu explorador español, ordenó reunir en Burgos a los mejores navegantes  del reino. Entre otros, fueron convocados los navegantes: Yánez Pinzón, Juan de La Cosa, Américo Vespucio, Díaz de Solís. Vespucio debió presidir la Junta de Pilotos, destinada a dilucidar  la manera de llegar por occidente a las costas asiáticas. De las reuniones surgieron decisiones como la creación de la Casa de Contratación de Sevilla, organismo  encargado de planificar y coordinar los descubrimientos ultramarinos y la conquista de nuevos territorios. El comité decidió asignar a Yánez Pinzón y a Díaz de Solís la responsabilidad de liderar una expedición al Mar del Sur. Desafortunadamente esa excursión fracasó. De regreso a España debieron rendir cuenta del desacierto. Yánez Pinzón pronto murió, y Díaz de Solís fue apresado, acusado de incumplir el contrato a la Corona. Sentenciado inocente, Díaz fue liberado. Al fallecimiento de Vespucio fue promovido a Piloto Mayor. Cargo con el cual firmó nueva capitulación para explorar por la costa sur de Brasil.   En tan ardua exploración destaca el suceso que involucró a este navegante Díaz de Solís. Siguiendo un torrente que confundió con la senda buscada, descubrió el río de La Plata. Al adentrarse, Días de Solís, observó en la orilla indios charrúas quienes le parecieron amables. Craso error. Al bajar confiado a tierra, el grupo embajador encabezado por Díaz fue abatido por los aborígenes. Al parecer, les asaron y engulleron. Hecho acaecido en febrero de 1516.

Descubrimiento Marítimo del Pacífico por Magallanes

Durante años, en busca de conexión con el sur de Asia, marinos españoles continuaron explorando las costas del nuevo mundo. El  22 de marzo de 1518, el rey Carlos I nombró almirante al portugués formado en Castilla, Fernando de Magallanes, quien al servicio de la corona española firmó la correspondiente  capitulación cuya encomienda fue, sin cruzar aguas reservadas portuguesas, llegar por occidente a las islas Molucas. Además, por estar ubicadas en coordenadas del hemisferio español según lo estipulado en el tratado de Tordesillas,  posesionarlas para demostrar que esas islas pertenecían a España. El contrato daría a Magallanes, entre otros privilegios: el monopolio de la ruta descubierta durante un término de 10 años, designación como gobernador de las tierras halladas, 5 % de las ganancias obtenidas, concesión de una isla y fracciones de propiedad de otras islas descubiertas. El 20 de septiembre de 1519 partió la expedición de Magallanes con 5 naves y 265 tripulantes. Luego de navegar toda la costa oriental de sur América, la excursión descubrió al mundo el canal natural entre los mares Pacífico y Atlántico: el actual Estrecho de Magallanes, un estuario del río de La Plata, el río más ancho del mundo, (230 km de ancho en su desembocadura). Luego de dos años y cuatro meses desde su salida de España, previo paso por la isla de Guam, Magallanes desembarcó en las islas hoy denominadas Filipinas, el 21 de marzo de 1521. Magallanes inició la primera circunnavegación del globo pero no la culminó. Un mes después de haber asentado las islas Filipinas para España, murió  en combate contra indígenas. Su cuerpo nunca se recuperó, aunque obtuvo reconocimiento histórico por ser el primer explorador que superó el Mar del Sur y descubrió el Estrecho de Magallanes.

Juan Sebastián Elcano: Circunnavegación del Planeta

Tras la muerte del ilustre Magallanes, el capitán Juan Sebastián Elcano asumió el mando de la nave Victoria, y continuó travesía hasta acceder a las islas Molucas, donde se apresuraron a cargar especias y retornar a España en dos de las naves disponibles. Durante el viaje una de las embarcaciones fue capturada por portugueses, mientras la capitaneada por Elcano, por ruta distinta se dirigió a España. Luego de franquear el mar Índico y dar la vuelta al sur de África, por el Cabo de Buena Esperanza, Juan Sebastián Elcano logró la primera circunnavegación del globo terráqueo. Previo paso por el puerto Sanlúcar de Barrameda, llegó a Sevilla el 8 de septiembre de 1522.  De la odisea que dio la vuelta al mundo con duración de casi tres años, solo regresó una tripulación de 18 marineros supervivientes y sin Magallanes. Al inicio de la odisea se contaron 265 tripulantes. Solo hasta 1525 arribaron a España cuatro de los tripulantes de la nave apresada por los portugueses en Cabo Verde.

Descubrimiento de Cabo de Hornos: García Jofré de Loaísa

La siguiente exploración en surcar aguas del Pacifico fue capitaneada por  el almirante fray García Jofré de Loaísa. Al frente de 450 marineros y 7 navíos, se hizo a la mar en La Coruña el 24 de julio de 1525, con propósito de adjudicar a España las islas Molucas, que continuaban en disputa con Portugal. La expedición incluía a los eminentes marinos Juan Sebastián Elcano y Andrés de Urdaneta. Jofré de Loaiza y Elcano mueren por causa de escorbuto durante  ese accidentado viaje. Como parte del acostumbrado ceremonial, ambos cuerpos fueron depositados en el océano Pacífico. La tripulación duró en batalla contra los portugueses en territorio de las Molucas durante casi un año. Solo una nave y 24 hombres lograron regresar a España. Loaísa es el primer europeo que navegó por el denominado Cabo de Hornos, ubicado al sur de Chile, zona de  vientos huracanados, olas gigantescas y rocas traicioneras. Sin embargo, los ingleses pretenden atribuirse ese logro. Durante más de 200 años, la ruta descubierta por Loaísa fue mantenida en secreto para salvaguardar los intereses comerciales españoles y protegerlos de ingleses, franceses y holandeses. Otro expedicionario español, Álvaro de Saavedra Cerón, primo de Cortés, exploró la micronesia y descubrió las islas Marshall y Nueva Guinea. Su expedición alcanzó las islas Hawai doscientos años antes que el capitán inglés James Cooke, quien apenas llegó en 1778. Saavedra Cerón también murió en medio del Pacífico.  Francisco de Hoces en 1526, descubre el paso llamado de Drake, también mar de Hoces, un tramo de mar que separa América del Sur de la Antártida, ubicado entre el cabo de Hornos, Chile y las islas Shetland, Antártida.

Descubrimiento del Tornaviaje Asia América por Andrés de Urdaneta

El retorno de Asia a América acumuló seis expediciones españoles que fracasaron durante 44 años de fallidos intentos. España necesitaba descubrir una ruta de retorno de Asia a América, que evitara pasar por territorio de jurisdicción portuguesa, sin violar el tratado de Tordesillas. El viaje se preparó en absoluto secreto. El comando de la expedición recayó en Miguel López de Legazpi, mientras que el fraile agustino Andrés de Urdaneta quedó responsable de la dirección náutica. El 21 de noviembre de 1564, una flota, de cinco naves y 380 marineros, levó anclas del puerto mexicano de Navidad. Solo al quinto día de navegación,  Legazpi informó a su tripulación que navegarían hasta las Filipinas; y luego buscarían la esquiva ruta de vuelta a México o el tornaviaje Asia América. López de Legazpi  pasó a la historia como el fundador de Filipinas. En Filipinas Andrés de Urdaneta durante más de 4 meses preparó el tornaviaje. Seleccionó unos 200 hombres y víveres para unos 9 meses, partiendo el 1 de junio de 1565.  Desde Filipinas a través del océano Pacifico usando el favor de la corriente marina,  fray Andrés de Urdaneta descubrió la que sería denominada la ruta de Urdaneta. Esta aprovecha la corriente del Kuroshivo, especie de banda marina  transportadora que lleva desde Japón hasta costas californianas. Urdaneta realizó y documentó el descubrimiento del tornaviaje en octubre de 1565. El secreto del tornaviaje dio a España siglos de hegemonía absoluta sobre el océano Pacífico. Con apoyo en este descubrimiento surgió la ruta denominada Galeón de Manila, que  conectó puertos de Asia y América en distancia de aproximadamente 14.300 kms. La nueva ruta de la seda hispana partía de Manila a Acapulco, luego a Veracruz y al cruzar el Atlántico hasta Cádiz o Sevilla. Este tornaviaje exigió difíciles cálculos náuticos para planificar su navegación. Solo hispanos contaban con la experticia y coraje para ejecutarlos. La ruta del Galeón de Manila se mantuvo hasta 1815.

Isabel Barreto: Primer Capitán Femenino

El navegante español Álvaro de Mendaña, en 1557, descubrió un conjunto de islas entre las que destacan las Islas Salomón. Posteriormente, por falta de financiamiento solo en 1595 realizó una segunda expedición, que partió desde el puerto peruano de El Callao. En este viaje descubrió las islas Marquesas y las islas Santa Cruz. A causa de la malaria falleció durante el viaje. Su cuñado asumió el mando, pero en poco tiempo murió por una flecha envenenada. Isabel Barreto, esposa de Mendaña, tomó el control, convirtiéndose en Capitán General y Almirante de la expedición. Accidentalmente, Isabel pasó a ser la primera mujer en capitanear una expedición oceánica. Con su capacidad y liderazgo luego de tres meses de serios percances navales logró arribar a Manila, dejando una huella imborrable en la navegación marítima del Pacífico. Durante el viaje ordenó ejecutar un marino por insubordinación, aunque ante súplicas le conmutó la pena.

Otros Olvidados Exploradores Hispanos

Innumerables descubrimientos españoles han sido acallados por siglos de olvido. Luego del descubrimiento terrestre del Pacífico por Núñez de Balboa, y el marítimo por Magallanes,  las potencias competidoras de España no manifestaron interés visible en desconocer la soberanía castellana sobre las costas del norte. En consecuencia, la Corona hispana desaceleró y hasta descuidó su posicionamiento en el norte de América. Sin embargo, Rusia se filtraba por Alaska, mientras ingleses y franceses también enfilaron intereses por las nuevas tierras. La falta de pobladores españoles para atender posesiones en miles de islas y nuevos espacios, dejaron inermes a infinidad de  territorios descubiertos por españoles. Sus rivales aprovecharon esa debilidad para arrebatar a Castilla sus indiscutibles derechos fundadores. España venía desgastada de tantas guerras, y no tuvo suficientes peninsulares para proteger tan inmenso continente apetecido por las incursiones rivales europeas.   

Entre otros navegantes aparece Salvador Fidalgo, quien en 1790 alcanzó las costas de Alaska, convirtiéndose en fundador de Puerto Valdés; además de reclamar para España la soberanía de Bahía de Córdoba. Expediciones españolas arribaron a Vancouver, Canadá, donde se construyó el fuerte de San Miguel de Nutca. A los navegantes españoles Luis Vas de Torres y Pedro Fernández de Quiroz, se les reconoce el descubrimiento del paso entre Australia y Nueva Guinea, denominado el Estrecho de Torres. Juan Rodríguez Cabrillo recorrió las costas de California hacia las hoy ciudades de San Diego y Santa Bárbara, costas cartografiadas en su totalidad por Sebastián Vizcaíno. Martín de Aguilar dio nombre al estado de Oregon, porque sus indígenas le parecieron orejones. Describió sus costas y murió de regreso a Acapulco. Juan de Fuca, griego al servicio de España, primero en la hoy Columbia Británica. Francisco de Orellana, descubridor del río Amazonas el 12 de febrero de 1542.

Portugueses e Ingleses en los Mares de América

En 1488 el portugués Bartolomé Díaz cruza el Cabo de Buena Esperanza en el sur de África. Aunque no llegó a India, demostró la posibilidad de navegar en torno al continente africano. Es Vasco de Gama, el 20 de mayo 1498, quien logró pilotar desde Portugal, bordeando la costa africana hasta llegar a India. Este hito marca el monopolio y supremacía portuguesa sobre el control de la ruta comercial con África y Asia, hasta que un siglo después su control es desafiado por otros reinos europeos. En abril de 1500, el navegante luso Pedro Álvarez Cabral se dirigía a las islas Molucas, pero vientos tormentosos lo desplazaron de su ruta. Golpeados por el azar, los portugueses llegaron accidentalmente a costas del hoy Brasil. Aunque es de aclarar que con anterioridad de dos meses, el navegante español Vicente Yáñez Pinzón ya había pisado esas nuevas tierras. Luego de ese accidente eólico los portugueses se olvidaron de Brasil durante 30 años, hasta 1530.

Desde 1520, intrépidos españoles surcaron el Pacífico, mar occidental de América. Irrefutablemente cien años antes que los holandeses, y dos siglos antes que el inglés James Cooke. A 1492 la marina inglesa era inferior a la española y a la marinería portuguesa. El primer contacto con América por exploradores ingleses parece haberlo ejecutado Giovanni Caboto, un genovés convertido al anglo como Jhon Cabott. Partió del puerto inglés de Bristol con intención de llegar a las islas de las especias. Un motín arruinó su primer viaje y aprendió a seleccionar mejor sus próximos marineros. Según historias, puso pie en el norte del continente, posesionándose en nombre de la corona inglesa el 24 de junio de 1497; también convencido de haber arribado a tierras asiáticas. Cabe recordar que Colón tocó tierra firme el 3 de agosto de 1498, por la costa de Paria, Venezuela o Veneciola, durante su tercer viaje. Por ello, los ingleses se consideran precursores de haber pisado primero suelo continental americano. Sin embargo, eminentes historiadores consideran a Cabott un farsante que nunca descubrió algo. Entre otros: Henry Harrise en “The Discovery of North América”. Algo creíble, porque su Corona inglesa solo le otorgó una escuálida pensión.  Ese mismo año 1498, Cabott intentó su tercera expedición con 200 marinos y 5 naves. Solo la especulación relata el destino y paradero de la misma. Desapareció sin rastro verificable. Inglaterra reclamó derechos de posesión por descubrimiento del norte de América, pero nunca mostró evidencia del hecho. La narrativa anglo se contradice al  presentar diversos puntos etéreos de llegada a América. Durante casi siglo y cuarto, los marineros anglos se especializaron en asaltar las ciudades costeras de la América española y robar cuanta nave castellana cazaban en el mar atlántico. En una de tantas tropelías, los británicos intentaron apoderarse de Cartagena en 1741. El inmarcesible almirante español Blas de Lezo,  en abril de 1741, con apenas 6 barcos y 3.000 hombres, derrotó la presumida flota inglesa de 30.000 hombres y 186 naves. Lezo humilló a la Armada inglesa, logrando espantar a los anglos de sus planes de expulsar a España de América.  ​ Inglaterra solo asumió el norte del continente en 1620, cuando el grupo puritano radical religioso llamado los Pilgrims llegaron al norte de América en su barco Mayflower, dando inicio a sus 13 colonias. Establecieron la primera denominada Plymouth Colony, hoy Massachusetts. Habían pasado 123 años desde el pretendido descubrimiento de Caboto. Luego del desastre británico propiciado por Blas de Lezo, Inglaterra cumplirá sus deseos de control y subordinación de la América española, aunque solapadamente estimulando y financiando las guerras de independencia entre españoles criollos y peninsulares.

Castellanos Elevados al Olimpo

Accidentalmente, el 12 de octubre de 1492 dio paso a innumerables descubrimientos españoles que ampliaron el conocimiento del planeta. Es inimaginable la travesía de débiles  embarcaciones veleras de madera impulsadas solo por la fuerza del viento. Una épica hazaña de resistencia humana, que definió el tamaño del mundo; además, erradicó mitos medievales sobre la existencia de seres monstruosos y abismos infernales. Una travesía cargada de penurias que incluye todos los infortunados eventos que siempre castigaron a navegantes con rumbo inédito. Fueron españoles quienes terminaron de dibujar el mapamundi. De esa sangre con raíces de valientes marineros hispanos y conquistadores indígenas, además del ébano vivo, derivan los habitantes de la tierra hispano americana, descendientes del mestizaje incluyente estimulado por la insigne corona española. Obviamente los polinesios llegaron miles de años antes, pero fueron españoles quienes cartografiaron las regiones e itinerarios del Atlántico y el Pacífico, dando forma a la primera globalización comercial de la historia.  Los navegantes castellanos dejaron huellas indelebles de su condición pionera en exploración oceánica. Los hijos de Iberia demostraron al mundo vocación descubridora e inquebrantable voluntad de ir más allá de horizontes conocidos. Una deuda de gratitud eterna a los héroes de Castilla que catapultaron a España por encima del olimpo de las divinidades.

Fuente Principal: La Era de los Descubrimientos Españoles. 1492-1565. Luis Antequera.

Fuente de TenemosNoticias.com: lanacionweb.com

Publicado el: 2025-05-27 05:45:00
En la sección: Diario La Nación

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