Tartessos: El misterioso reino perdido del sur de Iberia

Tartessos es uno de los enigmas más fascinantes de la protohistoria de la península ibérica. Mencionado por fuentes griegas y romanas como un reino rico en metales preciosos, especialmente oro y plata, Tartessos ha sido objeto de debates, excavaciones y teorías durante siglos. Hoy, la ciencia arqueológica y la investigación multidisciplinar están arrojando nueva luz sobre esta civilización que floreció entre los siglos IX y VI a.C. en el suroeste de la actual España.

¿Dónde estaba Tartessos?

Los textos clásicos sitúan a Tartessos en el suroeste de la península ibérica, en torno a la desembocadura del río Guadalquivir, antiguamente conocido como río Tartessos. Las provincias de Huelva, Cádiz y Sevilla son los principales focos de atención. Sin embargo, no se ha identificado una «capital» tartésica con certeza, aunque se ha especulado que podría estar bajo las marismas de Doñana o en algún punto aún inexplorado del litoral atlántico.

¿Qué nos dice la arqueología?

A lo largo del siglo XX y especialmente en las últimas décadas, las excavaciones han aportado datos valiosos. Entre los yacimientos más relevantes están:

-El Carambolo (Sevilla): descubierto en 1958, es célebre por un tesoro de oro que algunos relacionan con Tartessos. Los hallazgos sugieren un santuario religioso o centro ceremonial de gran riqueza.

-Cancho Roano (Badajoz): un complejo monumental con funciones rituales, posiblemente vinculado al mundo tartésico por su arquitectura y contexto cronológico.

-Cerro del Tesoro y Casas del Turuñuelo (Extremadura): muestran una complejidad arquitectónica sorprendente y han revelado evidencias de sacrificios rituales, algo inusual en la península en aquella época.

Los objetos hallados—cerámicas, armas, adornos, estructuras palaciegas—indican un alto grado de sofisticación y un fuerte contacto con culturas mediterráneas como la fenicia.

(Foto: José Luis Filpo Cabana/Wikimedia Commons)

Influencias culturales: ¿autóctonos o colonizados?

Tartessos fue una cultura híbrida. Su base era indígena, probablemente heredera del Bronce Final ibérico, pero con una intensa influencia fenicia. Los fenicios, llegados desde Oriente Próximo, fundaron colonias como Gadir (actual Cádiz) y establecieron redes comerciales con los tartesios, intercambiando metales por productos exóticos y tecnología.

Este contacto influyó en la escritura, la religión y la organización política tartésica. De hecho, algunos investigadores consideran a Tartessos como la primera cultura “orientalizada” de la península ibérica.

Tartessos en las fuentes antiguas

Los autores griegos como Heródoto describieron a Tartessos como una civilización rica, próspera y bien gobernada. Heródoto menciona al rey Argantonio, quien habría reinado durante 80 años y mantenido relaciones diplomáticas con los griegos foceos.

Sin embargo, a partir del siglo VI a.C., Tartessos desaparece de los registros escritos. Esta desaparición repentina ha generado múltiples hipótesis: ¿fue destruida por los cartagineses?, ¿hubo una crisis interna?, ¿fue absorbida por otras culturas?

¿Tartessos y la Atlántida?

Una teoría recurrente, aunque considerada pseudocientífica por la mayoría de los especialistas, es la identificación de Tartessos con la Atlántida descrita por Platón. Esta idea ha capturado la imaginación popular, pero carece de pruebas arqueológicas sólidas.

¿Qué sabemos hoy gracias a la ciencia?

En la actualidad, las nuevas tecnologías están ayudando a avanzar en el conocimiento de Tartessos:

-Teledetección por satélite y georradar permiten localizar estructuras enterradas sin necesidad de excavar.

-Análisis isotópicos en metales hallados en yacimientos han permitido rastrear rutas comerciales tartésicas.

-Estudios genéticos y de ADN antiguo podrían en el futuro identificar restos humanos tartésicos y compararlos con otras poblaciones mediterráneas.

Además, el enfoque multidisciplinar que combina historia, arqueología, climatología y geoarqueología está permitiendo comprender mejor el entorno natural y los posibles factores de declive.