«Formaron un grupo pequeño entre miles de deportadas. Y durante décadas su destino quedó oculto, silenciado», afirmó la directora del museo del antiguo campo de concentración nazi de Ravensbrück, Andrea Genest, al abrir el homenaje a las entre 120 y 170 republicanas españolas que fueron confinadas en ese lugar, a unos 90 kilómetros de Berlín. «Fueron doblemente víctimas, por antifascistas y por mujeres. Los nazis las consideraban más prescindibles que a los hombres. Quedaron en un segundo plano hasta para la historiografía», prosiguió el ministro español de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, antes de descubrir la placa en memoria de las republicanas españolas deportadas a ese campo. Los nazis llegaron a hacinar en sus barracones a unas 120.000 mujeres y niños de una veintena de países. «En estos tiempos en que vuelven los discursos de odio, es más necesaria que nunca la memoria histórica, un antídoto contra la barbarie«, añadió el ministro.
Ravensbrück fue el mayor campo de concentración nazi para mujeres. Fue liberado por los soldados soviéticos en abril de 1945, con el Tercer Reich agónico. Hace 20 años, en abril de 2005, se colocó ya en el muro que recuerda a las víctimas de diferentes nacionalidades una placa de la Generalitat de Catalunya por las catalanas que estuvieron en el campo, entre ellas la militante antifascista Neus Català. La del Gobierno español se colocó ahora, 80 años y unos meses después de la liberación del campo.
«Es un resarcimiento tardío, pero muy necesario en estos tiempos. Estamos agradecidas al gobierno de Pedro Sánchez», comentó a EL PERIÓDICO, Concha Díaz Berzosa, vicepresidenta del Amical de Mauthausen, el campo de exterminio donde fueron confinados unos 7.000 ‘Rotspanier’, o ‘Españoles Rojos’, como denominó la Alemania nazi a los republicanos exiliados que acabaron detenidos principalmente en la Francia ocupada.
«No fueron solo compañeras fieles de combatientes republicanos. Fueron mujeres valientes que pasaron a la resistencia francesa, que siguieron resistiendo desde Ravensbrück y que luego soportaron un largo exilio por el régimen de Franco», prosigue Díaz Berzosa. «Hoy colocamos la placa. Pero queda mucho por hacer por dar visibilidad a sus testimonios», advirtió Piedad Solans, del Amical de Ravensbrück.
Los voces y el ‘jaleo’ de Lorca
El homenaje a las republicanas españolas fue más allá de lo institucional. «Queríamos que se escuchasen las voces de esas mujeres. Nosotras se las pusimos», explicó Paloma Gutiérrez del Arroyo, miembro del Ensamble Cantaderas, que actuó en la antigua fábrica textil donde se las empleó como mano de obra esclava. Su concierto, con el título de ‘Olvidadas’, recorrió desde canciones del poemario de Federico García Lorca, al ‘Anda Jaleo’, algunas nanas y piezas de cancioneros populares.
Ravensbrück es un museo y centro de documentación. Conserva en pie algunos barracones y celdas, cámaras de gas y también los chalés de los oficiales nazis con vistas a su idílico lago. Hay un apartado asimismo para los 20.000 hombres que fueron confinados en un campo adyacente.
Placa en homenaje a las republicanas españolas deportadas al campo de Ravensbrück. / LUCAS RUBIO ALBIZU / EFE
Se estima que unas 30.000 mujeres y niños no sobrevivieron a las inhumanas condiciones de vida o de trabajo, fueron ejecutadas o gaseadas en Ravensbrück. Su destino empezó a difundirse a través de voces de supervivientes como Neus Català, muerta con 103 años en 2019. En los años 70, Català empezó recopilar sus recuerdos y los de otras confinadas. La escritora Montserrat Roig sacudió consciencias en 1977 con la publicación de ‘Els catalans en camps nazis’. «Nadie, hasta entonces, había tocado ese tema», recordó Concha Díaz Berzosa.
La secuencia de tributos tardíos
El régimen de Francisco Franco se desentendió del destino de esas mujeres, como hizo con los republicanos españoles que estuvieron en los campos nazis de Mauthausen, de Buchenwald o de Sachsenhausen. El homenaje a las mujeres de Ravensbrück sigue a la secuencia de tributos rendidos en torno al 80 aniversario del fin de nazismo a figuras como Francisco Largo Caballero, sindicalista, socialista y primer ministro de la Segunda República, que pasó dos años en Sachsenhausen y murió en el exilio francés. También se ha recordado en forma de exposición al exministro de Cultura y escritor Jorge Semprún, preso político en Buchenwald.
El pasado mayo, en el aniversario de la liberación de Mauthausen, acudieron a ese antiguo campo de concentración los reyes Felipe y Letizia. Era la primera vez que un jefe del Estado de España acudía a ese lugar, el principal punto de destino para los republicanos españoles deportados por el régimen nazi.
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Fuente de TenemosNoticias.com: www.elperiodico.com
Publicado el: 2025-07-03 12:25:00
En la sección: El Periódico – internacional