Por: Nilsa Villota
Hombres y mujeres, así nos hizo Dios. Dos seres humanos distintos que se complementan. Tenemos el mejor ejemplo de lo que puede ser una mujer cuando ella permite que se geste la vida. Todos hemos experimentado el tener una madre, y créanme, señores, que si alguna vez nos hemos sentido protegidos es por ella. Otros han experimentado tener una esposa, que, pese a tantos cuestionamientos sobre las labores domésticas, que son sobrecarga para algunas, se sienten felices estando pendientes de su casa, de sus hijos y de su esposo. Tener hermanas, tías, abuelas y amigas es un deleite para los hombres, así como también lo es para nosotras, las mujeres, el hecho de tener un padre protector, respetuoso y motivador. Es una experiencia que nos llena la vida de alegría y seguridad. Gozamos también de tener hermanos, tíos y amigos que nos ayudan a construir nuestros sueños. Sin embargo, hoy observamos que algunos hombres, subdesarrollados intelectual, espiritual, moral y éticamente, abusan de las mujeres, las violan, las matan, les pegan, las humillan y piensan que las mujeres somos objetos que pueden comprar, que pueden poseer hasta cuando ellos quieran, y eso no es así.
Han sido años de luchas constantes a las que nos enfrentamos las mujeres para que la sociedad reconozca nuestros derechos: derecho a estudiar, a trabajar, a divertirnos, a vivir en libertad y a tomar nuestras propias decisiones. Luchas que dieron mujeres hace años, parándose firmemente (como se dice en nuestra tierra), haciendo respetar su criterio para conseguir esa igualdad tan anhelada. Pero también luchas que seguimos dando hoy, todas y cada una de nosotras, desde donde nos desarrollamos como personas o profesionales, ayudando a construir sociedad. Es triste, en estos tiempos de tanta evolución, de tantas leyes protectoras para la mujer, que sigamos experimentando feminicidios, violencia sexual, violencia psicológica, económica, maltratos físicos, políticos, etc.
Está fallando la sociedad, está fallando la educación en casa, están fallando las rutas de atención para proteger la vida de las mujeres, está fallando el sistema judicial al no administrar justicia. Estamos fallando todos cuando callamos y hacemos caso omiso a situaciones de maltrato. Hoy, después de lo que tristemente acontece en nuestra sociedad, debemos ser parte activa de la solución. Es el momento de articularnos como sociedad y prender las alarmas para evitar muertes y atropellos contra la dignidad de nosotras, las MUJERES. Nadie puede ejercer violencia física ni ninguna otra clase de violencia por nuestra condición de mujer. Ni los cabildos, ni los consejos de negritudes, ni ningún grupo poblacional puede basarse en sus usos y costumbres para atentar contra nuestra dignidad. La violencia de género es la representación de que no tenemos una sociedad educada y empática para con las mujeres.
Tengamos en cuenta que, si educamos a un niño, estamos educando a un buen hombre; pero si educamos y protegemos a una niña, estamos construyendo familia y, por ende, sociedad.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.diariodelsur.com.co
Publicado el: 2025-06-17 21:04:00
En la sección: Diario del Sur