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Bacterias devoradoras de metales | Noticias de la Ciencia y la Tecnología (Amazings® / NCYT®)

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En las profundidades de minas abandonadas, en residuos industriales o incluso en los fondos oceánicos, viven organismos capaces de realizar hazañas que parecen sacadas de la ciencia ficción: bacterias que se alimentan de metales. Estas «bacterias metalófagas» no solo sobreviven en ambientes extremos cargados de metales pesados, sino que además los transforman, los reciclan e incluso los convierten en recursos útiles para la industria y el medio ambiente.

 

¿Qué son las bacterias que consumen metal?

 

Las bacterias metalófagas —como algunas cepas de Geobacter, Shewanella o Acidithiobacillus— tienen la capacidad de interactuar directamente con elementos metálicos como el hierro, el cobre, el uranio o incluso el oro. Algunas oxidan estos metales para obtener energía, otras los reducen como parte de su metabolismo. Esta habilidad no solo les permite sobrevivir en entornos hostiles, sino que también las convierte en herramientas potenciales para una revolución verde en sectores clave.

 

Aplicaciones sorprendentes: de la minería al reciclaje de residuos electrónicos

 

Una de las aplicaciones más prometedoras de estas bacterias está en la biominería, un proceso donde los microorganismos extraen metales valiosos de minerales de baja ley o residuos mineros. Empresas ya están utilizando bacterias para recuperar cobre y oro de forma más ecológica, sin necesidad de productos químicos tóxicos como el cianuro.

 

Otra área emergente es el reciclaje de residuos electrónicos (e-waste). Los dispositivos electrónicos contienen cantidades considerables de metales preciosos y tierras raras. Mediante procesos de biolixiviación bacteriana, estos metales pueden recuperarse de forma sostenible, reduciendo la dependencia de la minería tradicional y disminuyendo el impacto ambiental.

 

 

(Foto: Wikimedia Commons)

 

El papel en la limpieza del medio ambiente

 

Las bacterias devoradoras de metales también están siendo estudiadas para aplicaciones en biorremediación, es decir, la limpieza de suelos y aguas contaminadas con metales pesados. Algunas especies pueden inmovilizar o transformar metales tóxicos como el mercurio, el arsénico o el plomo, reduciendo su peligrosidad y facilitando la recuperación de ecosistemas dañados.

 

Avances recientes y biotecnología del futuro

 

Investigaciones recientes han secuenciado el genoma de varias especies de bacterias metalófagas, descubriendo rutas metabólicas únicas y enzimas especializadas que abren nuevas posibilidades para la ingeniería genética. Esto permitiría diseñar bacterias más eficientes, adaptables a distintas condiciones industriales y ambientales.

 

Científicos del MIT, por ejemplo, han modificado bacterias Escherichia coli para que produzcan nanomateriales metálicos, lo que podría transformar la producción de baterías, sensores o componentes electrónicos biodegradables.

 

Pese a su enorme potencial, el uso masivo de bacterias metalófagas plantea retos. La liberación de organismos modificados genéticamente en ambientes abiertos debe ser cuidadosamente regulada. Además, aún se necesita más investigación sobre su impacto a largo plazo en los ecosistemas y su integración en procesos industriales a gran escala.

Fuente de TenemosNoticias.com: noticiasdelaciencia.com

Publicado el: 2025-06-09 03:30:00
En la sección: Ciencia Amazings® / NCYT®

Publicado en Ciencia

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