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Día Mundial del Medio Ambiente: por qué la deforestación es importante y qué podemos hacer para detenerla

Día Mundial del Medio Ambiente: por qué la deforestación es importante y qué podemos hacer para detenerla

Los bosques aún cubren alrededor del 30% de la superficie terrestre del planeta, pero están desapareciendo a un ritmo alarmante. Desde 1990, el mundo ha perdido más de 420 millones de hectáreas o unos mil millones de acres de bosque, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), principalmente en África y Sudamérica. 

Alrededor del 17% de la selva amazónica ha sido destruida en los últimos 50 años, y las pérdidas han aumentado recientemente. La organización Amazon Conservation informa de que la destrucción aumentó un 21% en 2020, una pérdida del tamaño de Israel.

La agricultura, el pastoreo de ganado, la minería y la perforación combinados representan más de la mitad de toda la deforestación. Las prácticas forestales, los incendios forestales y, en pequeña parte, la urbanización son responsables del resto. En Malasia e Indonesia, los bosques se talan para producir aceite de palma, que puede encontrarse en todo tipo de productos, desde champú hasta galletas saladas. En el Amazonas, la ganadería y las explotaciones agrícolas (sobre todo las plantaciones de soja) son las principales responsables.

Las explotaciones madereras, que abastecen al mundo de productos de madera y papel, también talan innumerables árboles cada año. Los madereros, algunos de los cuales actúan ilegalmente, también construyen carreteras para acceder a bosques cada vez más remotos, lo que conduce a una mayor deforestación. Los bosques también se talan como resultado de la creciente expansión urbana a medida que se urbanizan terrenos para construir viviendas.

No toda la deforestación es intencionada. Algunas se deben a una combinación de factores humanos y naturales, como los incendios forestales y el pastoreo excesivo, que pueden impedir el crecimiento de árboles jóvenes.

Hay unos 250 millones de personas que viven en zonas de bosques y sabanas y dependen de ellos para su subsistencia e ingresos, muchas de ellas entre los pobres rurales del mundo.

El 80% de los animales y plantas terrestres de la Tierra viven en bosques, y la deforestación amenaza a especies como el orangután, el tigre de Sumatra y muchas especies de aves. La tala de árboles priva al bosque de parte de su dosel, que bloquea los rayos del sol durante el día y retiene el calor por la noche. Esa alteración provoca oscilaciones de temperatura más extremas que pueden ser perjudiciales para plantas y animales.

Con los hábitats salvajes destruidos y la vida humana en constante expansión, la línea que separa las zonas animales de las humanas se difumina, lo que abre la puerta a las enfermedades zoonóticas. En 2014, por ejemplo, el virus del Ébola mató a más de 11 000 personas en África Occidental después de que murciélagos frugívoros transmitieran la enfermedad a un niño pequeño que jugaba cerca de árboles donde se posaban murciélagos.

Algunos científicos creen que podría haber hasta 1.7 millones de virus actualmente “sin descubrir” en mamíferos y aves, de los cuales hasta 827 000 podrían tener la capacidad de infectar a las personas, según un estudio de 2018.

Los efectos de la deforestación van mucho más allá de las personas y los animales donde se talan los árboles. La selva sudamericana, por ejemplo, influye en los ciclos hídricos regionales y quizá incluso mundiales, y es clave para el suministro de agua en las ciudades brasileñas y los países vecinos. De hecho, el Amazonas ayuda a suministrar agua a algunos de los cultivadores de soja y ganaderos que están talando la selva. La pérdida de agua limpia y biodiversidad de todos los bosques podría tener muchos otros efectos que no podemos prever, y que afectan incluso a tu taza de café matutina.

En cuanto al cambio climático, la tala de árboles añade dióxido de carbono al aire y elimina la capacidad de absorber el CO2 existente. Si la deforestación tropical fuera un país, según el Instituto de Recursos Mundiales, ocuparía el tercer lugar en emisiones equivalentes de dióxido de carbono, detrás de China y Estados Unidos.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.nationalgeographicla.com

Publicado el: 2025-06-04 08:15:00
En la sección: National Geographic

Publicado en Ciencia

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