Hubo dos derbis, pero al final ninguno se decantó por un ganador claro. O, mejor dicho, el Barça fue el que salió victorioso desde su casa. En el primer encuentro, marcado por la precaución, o más bien por el temor, el Atlético de Madrid dominó. Ese tipo de partidos les va bien, con un estilo de juego defensivo. En el segundo, en condiciones de tormenta, el Real Madrid fue mejor, pero no logró la victoria, principalmente gracias a la gran actuación de Oblak en la segunda mitad. Al equipo de Simeone, con unos destacados De Paul y Griezmann en la lectura del partido, se le hizo largo el encuentro. Por su parte, el Madrid se quedó sin tiempo, aunque el liderato no cambió de manos. Bellingham y Vinicius despertaron demasiado tarde. Soto Grado, que pitó un penalti que aparentemente fue (aunque no hay una toma que lo confirme), lo hizo por recomendación del VAR, y salió ileso de una semana en la que muchos esperaban que lo criticaran.
Ancelotti, siguiendo su propio enfoque, quedó con el equipo más optimista posible: los cuatro magníficos, que jugarán casi siempre en casa y esporádicamente fuera, y Fran García por delante de Mendy, en la única opción defensiva posible dada la situación de ‘emergencia’, ya que Camavinga venía de una lesión de pronóstico incierto. En cualquier caso, los futbolistas son uno, y su actitud, otro. Este Madrid ofensivo abordó el partido con una calma inquietante.
Este cabezazo de Bellingham se estrelló en el larguero. El Atlético tuvo más valentía en los primeros compases, con Simeone haciendo solo un cambio respecto al ensayo previo: Barrios por Koke. Ese relevo generacional lleva tiempo gestándose. Colocó a Lino en la izquierda, en lugar de Gallagher, para generar más problemas a Lucas Vázquez a costa de perder cuerpo en el centro del campo. A pesar de todo, el Atlético no se hundió como en el Parque de los Príncipes o en el Camp Nou. De hecho, tuvo el control de la posesión en los primeros minutos y, al entregar el balón al Madrid, siempre intentó aprovechar cualquier error. Lino estuvo cerca del gol en dos ocasiones muy pronto. Falló el pase a Griezmann en la primera oportunidad y cruzó demasiado su disparo raso y lejano en la segunda. El Atlético procuraba castigar los flancos con la velocidad de Giuliano y Lino, aprovechando la vulnerabilidad en los laterales del equipo contrario.
El penalti de Tchouaméni Al Madrid no le gustaba el partido y al público no le gustaba el Madrid. La afición del Bernabéu pedía más intensidad que la mostrada hasta entonces. La circulación lenta de balón, sin sorpresa ni progreso, no les llevaba muy lejos. A Mbappé le costaba jugar de espaldas, Vinicius desapareció por momentos, Bellingham se centraba más en la organización que en llegar al área, y solo Rodrygo ofrecía algo de profundidad por la derecha. Dos disparos lejanos, uno de Rodrygo y otro de Vinicius, despertaron levemente al equipo. Fue antes de que Soto Grado, que ya había mostrado una tarjeta amarilla que parecía excesiva para Ceballos, dejara en amarilla lo que podría haber sido una roja por una entrada a Barrios. No fue avisado por el VAR, pero sí lo fue un poco después por un pisotón de Tchouaméni a Samu Lino en una pelota a la que ambos jugadores no llegaron. El penalti lo transformó Julián Álvarez con una Panenka, poniendo al Atlético en ventaja. Es cierto que Tchouaméni no es central, pero mejoró en la segunda mitad, algo que no se puede decir de Asencio, que estuvo rápido, intenso y concentrado.
Julián Álvarez adelantó al Atlético al transformar este penalti. El gol afectó al sistema nervioso del Madrid. Si hasta entonces el equipo había mostrado precisión en su juego de cámara lenta, a partir de ese momento incluso eso desapareció. Perdieron también el orden y el equipo empezó a romperse. El Atlético, de pronto, adoptó una versión más agresiva, con Samuel Lino destacando en la banda y Javi Galán sumándose al ataque, aunque este último falló una oportunidad clara con un remate cruzado que se fue alto. De Paul, jugador sin grises, estuvo en su mejor momento, y junto con Griezmann, lideró los contraataques. El Madrid celebró con alivio el descanso.
Cambio de rumbo La segunda mitad cambió de rumbo por completo. El Madrid empató pronto, gracias a una buena incursión de Rodrygo y un despeje defectuoso de Giménez, lo que permitió a Mbappé marcar un gol oportunista. Fue el clic que necesitaban tanto el equipo blanco como la afición del Bernabéu. Casi de inmediato, Bellingham estrelló un cabezazo en el larguero tras un centro de Vinicius. El brasileño había comenzado a mover el equipo. Las pelotas divididas, que antes eran ganadas por el Atlético, ahora caían del lado madridista.
Con este remate empató Mbappé. El partido, que antes era pausado, se transformó en uno mucho más emocional, con el Madrid volcado al ataque y el Atlético respondiendo. Bellingham, sin embargo, falló otra gran ocasión al dejar en las manos de Oblak un cabezazo fácil. Giuliano también tuvo una oportunidad clara preparada por De Paul, pero su disparo se le escapó entre las botas. Simeone buscó entonces una respuesta preventiva, cambiando los laterales, ya que Rodrygo y Vinicius empezaban a explotar esas bandas. Además, metió a Koke para darle mayor orden al choque. El Atlético vivió entre dos mundos: sufría, pero también llegaba al área rival. El Madrid, ahora convertido en el equipo que gusta al Bernabéu, lo presionó y fue a por el gol.
En los últimos minutos, ambos entrenadores buscaron hacer cambios decisivos. Simeone introdujo a Correa y Sorloth, mientras que Ancelotti hizo lo propio con Modric y Camavinga, moviendo a Valverde al lateral. Sin embargo, el resultado no se alteró y el empate se mantuvo. Mientras tanto, el Barça sacó provecho de esta situación, y su beneficio fue el mayor.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.diariodelsur.com.co
Publicado el: 2025-02-09 08:37:00
En la sección: Diario del Sur