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Hallazgo clave: científicos identificaron al “hombre dragón”, un nuevo tipo de humano

Hallazgo clave: científicos identificaron al “hombre dragón”, un nuevo tipo de humano

Sin embargo, Fu aún quería encontrar ADN para confirmar si el cráneo pertenecía a un denisovano. Por eso, examinó la placa dental del único diente que quedaba. Era una apuesta arriesgada: aunque la placa es un material muy resistente, lo habitual es que los investigadores encuentren ADN bacteriano en ella. Es más raro hallar el ADN del propietario de los dientes. Contra todo pronóstico, encontró una pequeña cantidad de ADN humano que parecía lo suficientemente antiguo como para haber pertenecido al cráneo, y no a alguna de las personas que lo habían manipulado desde entonces.

“Es posible que hayan recuperado muchos fragmentos de ADN mío, ya que estudié y manipulé los especímenes muchas veces”, señala el paleoantropólogo Xijun Ni, que trabaja en el mismo instituto y fue uno de los coautores del artículo que proponía el Homo longi como nueva especie, pero no es coautor del artículo actual. (No está convencido de que el análisis de proteínas sea lo suficientemente específico, ni cree que el ADN degradado sea suficiente para identificar el espécimen como denisovano).

Fu reconoce en el artículo que “una proporción sustancial” del ADN que encontró era claramente el resultado de la contaminación. Pero utilizando los protocolos establecidos para seleccionar solo el ADN que es realmente antiguo, descubrió que la pequeña cantidad de ADN que queda, al igual que las proteínas, identifica con certeza el cráneo como denisovano. “Contiene 27 variantes genéticas que solo se encuentran en los siete individuos denisovanos conocidos”, explica Fu. “Ninguna de ellas puede provenir de la contaminación de humanos modernos”.

“Los datos son bastante convincentes”, reconoce el paleobiólogo Frido Welker, de la Universidad de Copenhague (Dinamarca), especializado en el análisis de proteínas antiguas, pero que no participó en este estudio. “El cráneo de Harbin parece ser de un denisovano”.

Otros investigadores también están convencidos. “Desde la descripción (del cráneo de Harbin), tenía la esperanza de que por fin pudiéramos ponerle rostro a los denisovanos, y estos artículos lo demuestran”, sostiene Viola, que ha llevado a cabo excavaciones en la cueva de Denisova. “Es fantástico que dos métodos diferentes nos hayan dado el mismo resultado, lo que me hace estar mucho más seguro de que esto es real”.

Estos resultados plantean una pregunta sin respuesta: dado que los denisovanos nunca han sido descritos formalmente como una especie, pero sí lo ha sido el Homo longi, ¿deberíamos referirnos ahora a los denisovanos como Homo longi?

Para algunos, la respuesta es claramente sí. “Suponiendo que la afirmación de la autora sea cierta, entonces los denisovanos son una población de Homo longi, al igual que los neoyorquinos y los pekineses son ambos Homo sapiens”, afirma Ni. El paleoantropólogo Chris Stringer, del Museo de Historia Natural de Londres, que ha estado colaborando con Ni y otros en un nuevo análisis de los fósiles de homínidos chinos, está de acuerdo en que, aunque “cada vez es más probable que Harbin sea el fósil más completo de un denisovano encontrado hasta ahora, Homo longi es el nombre de especie adecuado para este grupo”.

Sin embargo, otros investigadores no creen que sea útil asignar nombres de especies separados a los homínidos de este periodo. “Nosotros mismos no utilizamos nombres de especies para los neandertales o los denisovanos”, afirma el paleogenetista Svante Pääbo, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, que dirige el laboratorio donde Fu analizó por primera vez el ADN denisovano. 

“No nos parece útil, ya que se trata de grupos estrechamente relacionados que, según se ha demostrado, se mezclaron y tuvieron descendencia fértil, tanto entre ellos como con nuestros propios antepasados directos. Pero si se necesita un nombre de especie, simplemente los llamaríamos a todos Homo sapiens, dice.

Dejando a un lado las discusiones sobre el nombre, queda un descubrimiento muy emocionante: una especie humana que antes solo conocíamos por un hueso del meñique encontrado en una cueva ahora tiene rostro. Y sabemos que esta especie humana no solo vivía en Siberia, donde se encontró el primer hueso del meñique, sino en gran parte de Asia Oriental.

La identificación segura de este fósil también ayudará a los investigadores a dar sentido a muchos otros fósiles misteriosos encontrados en Asia Oriental, y les animará a intentar obtener pruebas moleculares de ellos también. Esto también podría arrojar nueva luz sobre cómo y cuándo los denisovanos se cruzaron con nuestros propios antepasados, lo que podría ayudar a explicar por qué, mucho después de la extinción del último denisovano como el “hombre dragón”, aún sobreviven rastros de su ADN en algunas personas hoy en día.  

Fuente de TenemosNoticias.com: www.nationalgeographicla.com

Publicado el: 2025-06-24 08:05:00
En la sección: National Geographic

Publicado en Ciencia

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