En 1898, dos leones machos, aunque sin melena, aterrorizaron el campamento de los constructores de un puente en el río Tsavo de Kenia, África,
Los leones, notablemente robustos, se colaban en el campamento por la noche, asaltaban tiendas de campaña y arrastraban a sus víctimas fuera, para devorarlas. Los trágicamente célebres leones, apodados “devoradores de hombres”, acabaron con las vidas de al menos 28 personas, antes de que John Henry Patterson, el ingeniero al frente del trabajo, consiguiera matar ambos leones a balazos.
Patterson vendió los restos de los leones al Museo Field de Historia Natural de Chicago, Estados Unidos, en 1925.
En un nuevo estudio, los investigadores del Museo Field colaboraron con científicos de la Universidad de Illinois Urbana-Champaign, Estados Unidos, en un análisis en profundidad de los pelos extraídos cuidadosamente de dientes parcialmente rotos de los leones. En el estudio se utilizó microscopía y genómica para comprobar si esos leones comieron seres humanos e identificar de qué otras especies eran las presas que devoraron.
El descubrimiento original de los pelos se produjo a principios de la década de 1990, cuando Thomas Gnoske, gestor de colecciones del Museo Field, encontró los cráneos de los leones almacenados y los examinó en busca de señales de lo que habían comido. Fue el primero en determinar que se trataba de machos adultos de edad avanzada. También fue el primero en darse cuenta de que, a lo largo de las vidas de esos animales, miles de pelos rotos y compactados se habían acumulado en huecos de los dientes dañados.
En 2001, Gnoske y Julian Kerbis Peterhans, profesor de la Universidad Roosevelt y conservador adjunto del Museo Field, informaron por primera vez sobre el estado dañado de los dientes y la presencia de pelos incrustados en dientes rotos y parcialmente curados.
En el nuevo estudio, Gnoske y Peterhans realizaron un nuevo examen de algunos de los pelos. Dos coautores del estudio, Ogeto Mwebi, de los Museos Nacionales de Kenia, y Nduhiu Gitahi, de la Universidad de Nairobi en Kenia, realizaron el análisis microscópico de los pelos.
Alida de Flamingh, de la Universidad de Illinois en Urbana, Estados Unidos, dirigió un análisis genómico de los pelos junto con Ripan S. Malhi, de la misma universidad.
Las atemorizantes mandíbulas de uno de los leones, con un diente semirroto visible en primer plano. (Foto: Field Museum of Natural History in Chicago)
El análisis del ADN de los pelos ha corroborado que algunos de ellos son humanos. También se ha averiguado que otros pelos son de jirafa, ñu, cebra y otros animales.
Asimismo, se ha descubierto que los leones compartían el mismo genoma mitocondrial heredado por vía materna, lo que corrobora la teoría de que eran hermanos. Su ADN mitocondrial también concuerda con un origen en Kenia o en Tanzania.
El nuevo estudio se titula “Compacted hair in broken teeth reveal dietary prey of historic lions”. Y se ha publicado en la revista académica Current Biology. (Fuente: NCYT de Amazings)
Fuente de TenemosNoticias.com: noticiasdelaciencia.com
Publicado el: 2024-10-15 04:45:55
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