Sigue suelto y sigue atacando: un delincuente en motocicleta tiene atemorizadas a las mujeres de varios barrios residenciales. Las autoridades lo conocen, la comunidad lo reconoce, pero aún no lo detienen.
Un ladrón con patrón y territorio
No es una casualidad, tampoco un ladrón improvisado. Este sujeto, que se moviliza en motocicleta y ha sido visto en múltiples barrios residenciales de Duitama, tiene un patrón claro de operación y un blanco bien definido: las mujeres.
Su actuar, captado en cámaras de seguridad, es reiterativo. Ronda las calles, da vueltas en una misma cuadra, escanea el entorno, vigila a sus posibles víctimas y, cuando considera que tiene vía libre, se sube a los andenes para robar sin remordimiento alguno.
Víctimas, perseguidas y violentadas
En uno de los casos más recientes, una mujer logró anticipar el robo. Sintió que la seguían y corrió hacia el parqueadero de su vivienda. La puerta estaba abierta y logró entrar justo a tiempo. El delincuente la había seguido por varios metros, observándola, como si estuviera cazando.
Pero no todas han tenido esa suerte. Otra joven, también caminando sola, fue abordada con violencia. El ladrón la despojó de sus pertenencias y, tras el atraco, abandonó su propia motocicleta y huyó a pie, lo que evidenció el grado de desesperación o tal vez la seguridad de que no sería capturado.
Un amigo de lo ajeno que ataca por la espalda
Este tipo de delincuentes —que seleccionan mayoritariamente a mujeres como víctimas— no solo deben ser señalados como ladrones, sino como cobardes. Cobardes que buscan a quien perciben como “más débil”, que se aprovechan del miedo y del factor sorpresa para arrebatar lo que no les pertenece.
La comunidad de la Perla ha denunciado que su modus operandi no es nuevo: roba, desaparece unos días y luego regresa con la misma estrategia. Un comportamiento que, para muchos, refleja no solo impunidad sino también desinterés de las autoridades por cerrar el cerco y capturarlo.
Castigos que contempla la ley
Aunque aún no ha sido detenido, los hechos descritos corresponden claramente al delito de hurto agravado, establecido en el Artículo 239 del Código Penal colombiano, con agravantes del Artículo 240, que contempla penas más severas cuando:
- El hurto se comete con violencia o intimidación.
- Hay reincidencia.
- Se afecta a persona vulnerable o indefensa.
- Se usa vehículo para facilitar el delito.
Por tanto, si este sujeto es capturado, podría enfrentar una pena de entre 6 y 12 años de prisión, y una multa de hasta 1.500 salarios mínimos, dependiendo de la gravedad y número de casos comprobados.
Los duitamenses exige acciones
Vecinos, mujeres víctimas y habitantes del sector piden que el delincuente, captado en cámaras, sea difundido por las autoridades. “No se trata solo de identificarlo, sino de capturarlo antes de que cause un daño mayor”, expresaron varios residentes preocupados por la seguridad en las calles.
Pese a las múltiples denuncias, el hombre sigue rondando. La falta de presencia policial en horas estratégicas, así como la poca efectividad en los operativos de búsqueda, tienen indignados a los ciudadanos.
Una advertencia clara, una deuda pendiente
Duitama no puede seguir siendo tierra fértil para delincuentes que se fian de la puerta giratoria que los envía directo a la reincidencia callejera. Y mucho menos, para quienes escogen víctimas por género. Este caso no solo revela una deuda judicial, sino una falla estructural en los sistemas de vigilancia, denuncia y reacción.
¿Cuántas más deben ser robadas, perseguidas o violentadas para que actúen con contundencia? Porque lo que está claro es que este sujeto no se va a detener solo.
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Fuente de TenemosNoticias.com: www.diariodelsur.com.co
Publicado el: 2025-06-30 01:52:00
En la sección: Diario del Sur