Cerca de Abidos se estableció una necrópolis real (de las palabras griegas para «ciudad de los muertos») hacia 1839 a.C. con el enterramiento allí del poderoso faraón de la XII dinastía Senusret III. Pero Egipto pronto fue presa de gobernantes facciosos.
Los primeros egiptólogos excavaron la tumba de Senusret en Abidos en 1901 y 1902, pero el yacimiento fue abandonado a las arenas del desierto pocos años después.
Sin embargo, a mediados de la década de 1990, el equipo de Wegner inició una nueva fase de excavaciones en Abidos; además de realizar nuevas investigaciones en la tumba de Senusret, han descubierto las tumbas de varios reyes “perdidos”, incluida la del faraón Senebkay en 2014.
Todos pertenecían a la misma dinastía que gobernó en Abidos, y sus tumbas datan de las fases finales de la necrópolis real allí, aproximadamente entre 1650 a.C. y 1550 a.C., dice Wegner.
Era el final del Segundo Periodo Intermedio, “un periodo muy turbio” de la historia egipcia, en el que muchos reyes sobrevivían sólo unos pocos años después de ocupar el trono, afirma Wegner.
El delta del Nilo y la mayor parte de Egipto al norte de Abidos estaban gobernados en esa época por los hicsos (una dinastía extranjera procedente de Oriente), mientras que la mayor parte del sur estaba gobernada por faraones de la antigua ciudad de Tebas, centro de culto al dios creador Amón.
Poco se sabe de la dinastía “perdida” que gobernó en Abidos durante esta época, y parece que sólo Senebkay figuraba en las listas tradicionales de reyes del antiguo Egipto.
La tumba recién descubierta en Abidos es un poco más antigua que la de Senebkay, y puede que correspondiera a uno de sus antepasados, aunque el título de faraón no siempre pasaba de padres a hijos.
La estructura yace ahora bajo unos 6 metros de arena, con paredes de piedra caliza excavadas en el lecho rocoso y un techo abovedado de ladrillos de barro. No se encontraron restos humanos en la tumba, por lo que no será posible realizar estudios de ADN antiguo, aclara Wegner.
La ubicación de la tumba, su enorme tamaño y las inscripciones jeroglíficas escritas en yeso sobre ladrillos a la entrada de la cámara de piedra caliza la identificaron como el lugar de descanso de un faraón. Esas inscripciones invocan a las diosas Isis y Neftis, pero el nombre del rey allí enterrado no pudo leerse, detalla Wegner.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.nationalgeographicla.com
Publicado el: 2025-04-04 08:08:00
En la sección: National Geographic