¿Qué sucede cuando nuestros sentidos se contradicen entre sí?

Cuando pensamos en nuestra percepción del mundo, confiamos en nuestros sentidos como si fueran una orquesta bien sincronizada: la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato trabajan juntos para brindarnos una experiencia coherente de la realidad. Sin embargo, hay momentos en los que estos sentidos no se alinean y comienzan a enviarnos información contradictoria. Este fenómeno, conocido como «conflicto sensorial», puede tener efectos sorprendentes en nuestra percepción, nuestras emociones e incluso en nuestro bienestar físico.

Ejemplos cotidianos de contradicciones sensoriales

Uno de los ejemplos más conocidos es el mareo por movimiento, que ocurre cuando el sistema vestibular (encargado del equilibrio) percibe movimiento, pero la vista indica que estamos estáticos, como sucede al leer en un coche en movimiento. Este desajuste provoca sensaciones de náuseas y desorientación.

Otro caso común es el «efecto McGurk», donde la vista puede influir en cómo escuchamos ciertos sonidos. Si vemos a una persona pronunciar una sílaba mientras escuchamos otra distinta, nuestro cerebro combina ambos inputs, creando una tercera interpretación que no corresponde con ninguno de los dos. Este fenómeno demuestra cómo la vista puede dominar al oído en ciertos contextos.

¿Por qué ocurre el conflicto sensorial?

El cerebro integra constantemente la información que recibe de los sentidos para construir una representación coherente del entorno. Sin embargo, cuando los datos provenientes de diferentes sentidos no coinciden, el cerebro entra en un estado de «confusión». Esto puede activar mecanismos fisiológicos de alerta, como el malestar o la pérdida temporal de equilibrio.

Desde una perspectiva evolutiva, estas reacciones podrían haber tenido ventajas adaptativas. Por ejemplo, el mareo puede haber servido como una señal para evitar la ingesta de toxinas, ya que estas también pueden causar desajustes sensoriales similares.

Impacto en la salud y la tecnología

El conflicto sensorial también tiene implicaciones prácticas en la vida moderna. Por ejemplo, el uso prolongado de la realidad virtual (RV) puede generar «ciber-mareo» debido a la discrepancia entre lo que vemos y lo que siente nuestro cuerpo. Este desafío ha llevado a los desarrolladores de RV a explorar soluciones para mitigar estos efectos, como mejorar la resolución gráfica y la latencia en los dispositivos.

Asimismo, en el campo de la rehabilitación, el entendimiento de los conflictos sensoriales se utiliza para tratar trastornos del equilibrio y problemas neurológicos. Terapias que desafían y reentrenan los sentidos pueden ayudar a pacientes a recuperar funciones perdidas.

Aprovechando los conflictos sensoriales

Lejos de ser un obstáculo, los conflictos sensoriales también se están convirtiendo en una herramienta útil para la investigación y el desarrollo tecnológico. En el arte y el diseño, por ejemplo, los creadores experimentan con estas contradicciones para generar experiencias inmersivas y desafiantes que amplían nuestra percepción del mundo.

En el futuro, comprender mejor cómo gestionar y aprovechar estos conflictos podría llevar a avances en campos tan diversos como la neurociencia, la educación y la exploración espacial. Los trajes espaciales, por ejemplo, podrían incorporar tecnología sensorial para contrarrestar los desajustes entre lo que siente un astronauta en microgravedad y lo que ve.