Menú Cerrar

Soldado Mancilla, el primer conductor de ambulancia amputado del Ejército Nacional

Soldado Mancilla, el primer conductor de ambulancia amputado del Ejército Nacional

Desde niño, Mancilla admiró a los soldados y soñó con vestir el camuflado para proteger a quienes más lo necesitan. Su disciplina y entrega lo llevaron a servir en Casanare, Boyacá y Tolima, y a ser seleccionado para un curso extraordinario de suboficiales, pero el destino tenía otros planes.

Mientras cumplía una operación de seguridad en la región del Catatumbo, en Caño Limón-Coveñas, un campo minado con artefactos explosivos improvisados detuvo su camino. No recuerda nada de aquel fatídico día. Su última imagen antes del impacto fue la orden de evacuar el área para viajar a Cúcuta y reunir la documentación para su curso. Luego, todo se volvió un vacío. Cuando despertó, casi un mes después, estaba inmovilizado en una unidad de cuidados intensivos, sin reconocer su propio rostro ni recordar quién era.

Las secuelas fueron devastadoras. Sufrió múltiples fracturas en el cráneo y pasó seis meses luchando por recuperar su memoria. No reconocía a sus padres y, cada vez que su madre lo miraba desde la puerta de la habitación del hospital, las lágrimas le llenaban el rostro al ver la gravedad de su estado.

Sin embargo, Mancilla nunca se rindió. Sus compañeros, testigos de aquel día trágico, aún recuerdan cómo uno de ellos encontró un cable conectado a dos cilindros que no explotaron. De haberlo hecho, todo el pelotón hubiera sido afectado.

Contra todo pronóstico, logró volver a caminar con ayuda de muletas, aunque los médicos le habían dicho que sus posibilidades eran casi nulas. Durante siete años luchó por conservar su pierna, pero tras múltiples cirugías y tratamientos, la amputación se hizo inevitable. Fue un golpe duro, pero no lo detuvo.

La oportunidad de seguir sirviendo llegó cuando fue trasladado al Batallón de Sanidad del Ejército Nacional. Con su vocación intacta, expresó su deseo de manejar, convencido de que aún podía aportar. Muchos dudaron de sus capacidades, pero él estaba decidido.

Tras rigurosas pruebas al volante, se convirtió en el primer conductor amputado certificado para manejar una ambulancia militar. De los 15 aspirantes, solo dos lograron aprobar, y él fue uno de ellos.

Hoy, en su nuevo rol, siente que cada paciente que transporta podría ser él mismo en aquel momento crítico. «Me imagino en la parte de atrás, luchando por mi vida. Así que hago lo imposible para llegar a tiempo», dice con orgullo.

Su instinto y rápida reacción ya salvaron una vida. En una ocasión, trasladó de emergencia a un suboficial que sufrió un preinfarto. Gracias a su destreza al volante, lo llevó al Hospital Militar Central en el menor tiempo posible. Los médicos le confirmaron que, de haber tardado más, el desenlace habría sido fatal.

Carlos Andrés Mancilla es un soldado, claro ejemplo de superación. Comparte su testimonio en charlas motivacionales, recordando a quienes lo escuchan que la verdadera batalla se libra en la mente.

«Todo está en uno. Las ganas y la motivación lo son todo. No es fácil perder una extremidad, pero hay que aceptar, tomar las cosas con calma y agradecer a Dios por estar vivos», expresa Mancilla con bastante fortaleza.

Fuente de TenemosNoticias.com: www.diariodelsur.com.co

Publicado el: 2025-04-10 23:31:00
En la sección: Diario del Sur

Publicado en Ciencia

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


Mi resumen de noticias

WhatsApp