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Una ventana a la vida cotidiana en una localidad inglesa de la Edad Media

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Unos arqueólogos han analizado los restos óseos de numerosas personas enterradas en tumbas de entre los siglos XI y XV en la ciudad británica de Cambridge.

 

En la Cambridge medieval vivían unos pocos miles de personas, en casas agrupadas en torno a una docena de iglesias, cada una de ellas con un pequeño cementerio. Un paseo de diez minutos en cualquier dirección terminaba en campos agrícolas trabajados por muchos de los lugareños.

 

Aunque muchos de los restos mortales ahora estudiados ya fueron examinados a fondo en las épocas en las que fueron desenterrados desde el inicio aquí de las excavaciones en la década de 1970, los autores del nuevo estudio se han valido de muchas técnicas modernas para averiguar detalles sobre cómo fueron, a grandes rasgos, las vidas de esas personas.

 

El nuevo estudio es obra de un equipo, integrado, entre otros, por John Robb de la Universidad de Cambridge y Sarah Inskip de la de Leicester, en el Reino Unido.

 

A partir de los huesos de una persona fallecida es posible obtener mucha más información sobre su vida de lo que podríamos creer.

 

A diferencia de otros estudios, que examinan restos mortales de personajes importantes que pasaron a la historia, las personas cuyos huesos han sido analizados en el nuevo estudio eran gente anónima. Eso dificulta el trabajo de investigación pero a cambio permite conocer la vida de la gente cotidiana de aquellos tiempos, algo de lo que suele saberse poco, dado que siempre suelen dejar más huella las personalidades históricas que la gente anónima.

 

A los difuntos cuyos restos han sido estudiados se les ha dado un nombre ficticio para hacer más fácil el referirse a ellos. Esto es lo que se ha sabido de algunas de estas personas cotidianas que vivieron en la Cambridge medieval:

 

Anne tuvo una vida difícil, marcada por repetidas lesiones, que la dejaron cojeando con una pierna derecha acortada.

 

Edmund padecía lepra pero, en contra de los estereotipos, vivió entre la gente normal, y fue enterrado en un raro ataúd de madera.

 

Eudes, un niño que creció con una dieta abundante, vivió mucho tiempo a pesar de la dolorosa gota que sufría.

 

El señor Wat sobrevivió a la Peste, que asoló Europa en su época, y acabó falleciendo como un anciano enfermo de cáncer en el hospital de caridad de la ciudad.

 

Recreación artística de Wat en un momento de un día cotidiano hacia el final de su vida. Este hombre falleció siendo un anciano. Nació entre 1316 y 1347, sobreviviendo a la epidemia de peste bubónica que asoló Europa. Murió estando hospitalizado como consecuencia de un cáncer. (Ilustración: Mark Gridley / After the Plague)

 

En 1348-9 la peste bubónica (a menudo referida como la Peste Negra o simplemente La Peste) asoló Cambridge, matando entre el 40 y el 60 por ciento de la población en tan solo un año.

 

Sin embargo, a pesar de ello, las mayores amenazas para la vida en la Inglaterra medieval, y en Europa occidental en su conjunto, eran las enfermedades infecciosas como la tuberculosis, el sarampión, la tos ferina e infecciones gastrointestinales ordinarias. A largo plazo, eran todas estas otras enfermedades las que más gente mataban.

 

El estudio se titula “Pathways to the medieval hospital: collective osteobiographies of poverty and charity”. Y se ha publicado en la revista académica Antiquity. (Fuente: NCYT de Amazings)

 

 

Fuente de TenemosNoticias.com: noticiasdelaciencia.com

Publicado el: 2023-12-12 04:45:06
En la sección: Ciencia Amazings® / NCYT®

Publicado en Ciencia

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