La música latina, que hasta ahora había mantenido, al menos en lo que se refiere a sus estrellas más jóvenes, una línea de neutralidad en las elecciones estadounidenses, se ha pasado en masa al bando de Kamala Harris después de que el cómico Kill Tony calificara a Puerto Rico, en el mitin de Donald Trump en Nueva York celebrado ayer, domingo, de «isla de basura». Kill Tony fue uno de las dos docenas de teloneros del evento de Trump, en el que también participaron el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, la estrella de la televisión Doctor Phil, sus hijos Don ‘junior’ y Eric y hasta su esposa, Melania. En el acto, el cómico también dijo que «A los latinos les encanta hacer bebés. No hacen la ‘marcha atrás’. Van hasta el fondo. Justo igual que lo que hacen con nuestro país».
El resultado es que Bad Bunny -cuyo nombre mortal es Benito Antonio Martínez Ocasio- ha respaldado a Harris en un mensaje colgado en la red social Instagram, donde cuenta con 45 millones de seguidores. Su apoyo puede tener peso, porque el reaggetonero tiene una enorme popularidad entre los jóvenes, un grupo de población que apoya en líneas generales al Partido Demócrata pero que tiende a tener una tasa de participación baja.
Otro que ha anunciado su respaldo a la vicepresidenta y candidata demócrata es el cantante Ricky Martin, cuyas ideas políticas suelen situarse en el centro y que apoyó en su día al republicano George W. Bush. Tanto Bad Bunny como Ricky Martin nacieron en Puerto Rico, una isla que tiene un estatus cuasicolonial. Otros hispanos que apoyan a Harris son Jennifer Lopez y Marc Anthony, que son también puertoriqueños. Pero éstos son tradicionalmente demócratas y, además, por su edad, no tienen influencia entre el mismo grupo de viotantes que Bad Bunny.
El voto puertorriqueño es muy importante en unas elecciones en las que los candidatos están empatados en las encuestas. En Pensilvania, que podría ser la ‘llave’ de las elecciones, el 3,7% de la población, es decir, casi medio millón de personas, se identifica como de ese territorio. En Carolina del Norte, Arizona, Georgia y Wisconsin, que también forman parte del selecto grupo de los siete estados que van a decidir quién se va a vivir a la Casa Blanca en los próximos cuatro años, rondan el 1%. Basta con que una fracción minúsculas de ese porcentaje se vaya a un lado, a otro, o se quede en casa para tumbar a Trump o a Harris.
El mitin de Trump en el Madison Square Garden tuvo una retórica ultranacionalista blanca que recordó a algunos el evento neonazi que tuvo lugar en el mismo sitio en marzo de 1939, aunque en esta ocasión la escenografía fue neutral. Trump volvió a repetir que Estados Unidos «es una nación ocupada» por los inmigrantes, y acusó falsamente al servicio de emergencias del país de no tener recursos porque le han entregado todo el dinero a los inmigrantes ilegales. Killer Tony también insultó a negros, palestinos y judíos. La campaña de Trump, como es habitual, dice que el candidato no tiene nada que ver con lo que soltó el cómico antes las 20.000 personas que abarrotaban el recinto, en su mayor parte neoyorqinos de todas las edades y de clase media y media-alta, con una proporción mayor de blancos pero significativa presencia de hispanos y asiáticos.
Fuente de TenemosNoticias.com: www.elmundo.es
Publicado el: 2024-10-28 13:17:00
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